EL MUNDO › EVO, LAJE Y CHAVEZ, EN UN ACTO CONJUNTO, FIRMARON EL ALBA Y TCP

En el Chapare, lanzando una alianza

En plena zona aymara y cocalera, el boliviano, el cubano y el venezolano sellaron su pacto económico. Entusiasmo por el voto de julio y algunas metidas de pata de Chávez en su discurso.

 Por Pablo Stefanoni
Desde el Chapare

El presidente Evo Morales eligió un lugar cargado de simbolismo para sellar su “alianza estratégica” con Cuba y Venezuela e iniciar la campaña para la Constituyente. La región cocalera del Chapare, que ayer juntó al mandatario indígena con Hugo Chávez y el vicepresidente cubano Carlos Laje, es la cuna del Movimiento al Socialismo que lo llevó al poder y una de las zonas rojas que enfrentó a los campesinos cocaleros con las fuerzas erradicadoras digitadas por la embajada estadounidense. Una frase de Morales sintetizó los nuevos tiempos: “Gracias a Estados Unidos por construir esta pista en Chimoré, que antes era usada para reprimir a los campesinos y hoy sirve para que aterricen los compañeros cubanos y venezolanos”. Y otro símbolo del giro a la izquierda boliviano: el viceministro de Seguridad Ciudadana, Percy Paredes, que tiene a cargo a la policía, vestía una remera verde oliva con la leyenda “El pensamiento del Che no ha muerto” y una gorra con la foto del guerrillero que murió en Valle Grande.

El Airbus venezolano aterrizó a las 11.04 en medio de fuertes medidas de seguridad que contrastaban con el perfil bajo de la seguridad habitual del boliviano, que encabezó la caravana hasta la plaza de armas de Shinaota. Una enorme multitud recibió al hijo pródigo a lo largo de 11 kilómetros y pasado el mediodía comenzó el acto popular. Los ponchos y lluchus (gorros de lana) bajo el abrasador sol del Trópico cochabambino, que debieron vestir los visitantes, daban cuenta de la migración andina a esta región, atraída por el boom de la coca en los ’80.

El primer orador fue Carlos Laje, quien por segunda vez (la primera durante la asunción de Evo Morales) intenta llenar la ausencia de Fidel Castro por motivos de salud. “Qué bien le vendría al señor Bush venir a este acto para ver el apoyo que tiene este presidente de su pueblo”, disparó en referencia a la “preocupación” expresada por Washington sobre la “erosión de la democracia en Bolivia y Venezuela”. Recordó que Cuba mantiene 600 médicos en el país andino y en junio completará la donación de 20 hospitales. Además, la cooperación incluye 30 mil puntos de alfabetización y casi cinco mil becas para estudiar medicina en Cuba.

Lo siguió Chávez, que ironizó, cantó, elogió al socialismo como “parte de las raíces prehispánicas de América”, defendió la nacionalización de los hidrocarburos y atacó con dureza al imperialismo. “Ya comenzó la conspiración imperialista contra Evo Morales, yo sé por qué lo digo. Cuando Bush dice que está preocupado por la erosión de la democracia en Bolivia está dando luz verde a la conspiración”, denunció. Y llamó a los militares a no cumplir eventuales órdenes golpistas y al pueblo a “salir a las calles” en caso de ser necesario defender al actual gobierno nacionalista. Su continua reivindicación de Bolívar contrastó con la completa ausencia del “libertador” en un movimiento indianista que lo considera parte del continuismo colonial. También pareció caer en saco roto su reivindicación de los incas, que sojuzgaron a los aymaras, el grupo étnico que más dinamizó la identidad indígena boliviana.

El cierre estuvo a cargo de Evo, quien recordó que “antes los gobiernos nos hacían llorar con la represión, hoy lloramos de la emoción”. En su discurso de una hora destacó que, después de la nacionalización de los hidrocarburos, viene la etapa de la industrialización, rechazó los TLC con Estados Unidos, anunció que el próximo paso será la eliminación del latifundio y trató de insuflar entusiasmo a la carrera por la Constituyente. Cerca del final, apuntó a Bush al preguntarse “por qué si está tan preocupado por la democracia no entrega al masacrador Gonzalo Sánchez de Lozada”, autoexiliado en Washington luego de la “guerra del gas” de octubre de 2003.

De esta forma, se pusieron los cimientos de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) y el Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP). Entre ellos se destaca el acuerdo de YPFB con PDVSA para impulsar proyectos petroquímicos y una planta de extracción de líquidos del gas natural, el apoyo a los productores rurales (incluida la industrialización de la coca), y becas de estudio. Todo ello suma varios millones de dólares provenientes de la diplomacia petrolera venezolana.

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De poncho y lluchu pese al calor, los mandatarios compartieron el palco entre risas.
 
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