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La pelea continúa. Buena parte del gobierno nacional, legisladores duhaldistas e intendentes de la provincia de Buenos Aires salieron ayer con críticas durísimas contra los dos diagnósticos lanzados por el ministro Juan Pablo Cafiero y su segundo, Marcelo Saín. Cafiero señaló que “hay un complot contra la seguridad”, en la que menciona que distintos políticos hacen marketing del terror y las muertes para lograr pequeños réditos electorales. Saín fue todavía más duro. Dijo que “hay hechos de los últimos días en los que se ve la mano de la interna del justicialismo y la relación de sectores del peronismo con el financiamiento que policías bonaerenses obtienen de manejos de delitos como la venta de drogas, la prostitución y el juego clandestino”.
El secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, hombre de máxima confianza de Eduardo Duhalde, calificó de “estupidez” lo dicho por Saín y exigió pruebas concretas; el ministro de Justicia y Seguridad, Juan José Alvarez, también le retrucó a Saín y al mismo tiempo negó la teoría del complot adjudicándole los hechos de los últimos días a “causas complejas”. Por último, Antonio Cafiero, padre de Juanpi, igualmente se trenzó con Saín: “Tiene que dar elementos concretos”. Anoche, Saín se mantenía en su puesto y Solá observaba la polémica con preocupación. Pero en el fondo la mayor parte de los funcionarios e incluso la población percibe que efectivamente hay una estrecha relación entre política y corrupción policial, al punto que hubo comisarios que se hicieron multimillonarios ante los ojos de concejales, intendentes, legisladores y gobernadores bonaerenses.
Felipe Solá se encontrará hoy con Eduardo Duhalde en el juramento del nuevo secretario de Agricultura, Haroldo Lebed, un hombre que hasta ahora fue funcionario de Solá y desde hoy lo será de Duhalde. El Presidente y el gobernador quedaron en conversar antes o después del juramento y es seguro que la cuestión de seguridad será el tema excluyente. Ambos hablaron por teléfono varias veces durante las últimas dos jornadas y coinciden en que debe bajarse el tono de la polémica.
Sin embargo, la tensión entre Solá y el duhaldismo es máxima:
- El gobernador cree que le están haciendo la vida imposible para que no pueda aspirar a un nuevo mandato. Piensa que el aparato tradicional del justicialismo bonaerense trata de imponer la candidatura de Chiche Duhalde o del propio Presidente.
- Las refriegas con los duhaldistas han tenido altos y bajos, pero lo concreto es que buena parte de los recortes presupuestarios ordenados por Solá pegaron justo en los recursos que utilizaba el aparato duhaldista.
Lo más grave es que la sospechosa cantidad de crímenes, cuerpos destrozados, cuchilladas y fusilamientos de los últimos días son percibidos como producto de la feroz interna o al menos se están utilizando esos hechos para disparar contra Solá y Cafiero. Los hechos objetivos son los siguientes:
- La sucesión parece iniciarse con la masacre de Avellaneda cuando mataron a los piqueteros Santillán y Kosteki.
- Designan a Juan Pablo Cafiero a cargo de la Seguridad y de inmediato se produce la profanación del Cementerio Islámico.
- Hace diez días asesinaron al ex titular de la Unión Industrial de Avellaneda.
- Horas más tarde acribillaron de la forma más extraña al comisario Jorge Etcheverry.
- Durante todas esas jornadas se buscó infructuosamente a Diego Peralta, que apareció acuchillado el lunes. El caso deriva en una impresionante pueblada contra la policía.
- El martes se encontró un vehículo con tres cadáveres, en el marco de un bestial ajuste de cuentas entre bandas.
- Ese mismo día aparece muerto un joven padre, al que mataron en presencia de su hijo de tres años.
Así enumerados, los casos parecen aislados y con poca vinculación entre sí, pero no faltan quienes creen que el hilo que une todo esto es una especie de boicot policial que, obviamente, trasciende a las bandas y éstas se sienten con una inmensa zona liberada en la que hacen lo que se les da la gana.
En ese marco, Cafiero ayer insistió en su explicación sobre el complot: “Hay gente que se aprovecha de la inseguridad y del dolor de las víctimas del delito. Quiere caminar sobre esas muertes y trata de hacerlo sacando provecho. Esa es una acción incalificable y condenable, ya sea de interna política o para lograr más espacio en los medios de comunicación. No puedo decir que los hechos ocurridos son un plan organizado, pero comprendo las declaraciones de Saín: hay una parte espuria de la política y de la policía, se suma la inoperancia de algún sector de la policía y entonces ahí sí estamos ante un hecho mafioso. Si leen correctamente las declaraciones de Saín vinculando la relación entre política y policía, está señalando el padrinazgo que han tenido sobre la policía distintos dirigentes políticos. Saín se refiere a un proceso que ha sido histórico, que se vivió en la provincia y que los dirigentes no han podido controlar”.
El Gobierno no quiso quedarse quieto, sobre todo teniendo en cuenta que Eduardo Duhalde figura entre los ex gobernadores y como el líder del justicialismo bonaerense. Aníbal Fernández contraatacó sin datos y con insultos: “Tienen que mostrar los elementos en que se basan para denunciar la existencia de mafias y, además, lo dicho por Saín es una estupidez. Que vengan con elementos para mostrarlos. Si no, es de un grado de irresponsabilidad absoluto. Estamos ante una estupidez que no tiene asidero y que no vale la pena responder. Es un funcionario de segunda”.
Hasta anoche Cafiero sostenía a Saín, aunque sus hombres consideraban que debía bajarse el nivel de la polémica. “Si ellos quieren ejemplos de relación de políticos con policías, hay un largo listado. Basta enumerar hechos muy nítidos de investigaciones judiciales sobre prostitución, en la que aparecen más y más concejales, todos relacionados con referentes políticos. Y ese es sólo un ejemplo. A nadie se el escapa que los antiguos comisarios vivían de la forma más ostentosa que se pueda imaginar y estaban en combinación con funcionarios políticos. Si hay que enumerar casos concretos, hay montañas y montañas”, aseguraban quienes coinciden con lo dicho por Cafiero y Saín.
Del otro lado, el Presidente y el gobernador bonaerense también coinciden en la necesidad de amortiguar la polémica. “Estamos preocupados, no nos gusta lo que está pasando, veremos si hoy en el encuentro con Duhalde logramos parar la confrontación y en lugar de hablar de internas afrontamos en serio el problema de inseguridad que vive la gente”, señaló una fuente cercana a Solá.