EL PAíS › EN SALTA, CFK SóLO ALUDIó AL CONFLICTO AGRARIO Y LLAMó A CONSTRUIR UN ACUERDO DEL BICENTENARIO

“El país no reconoce propietarios”

En el acto oficial por el 25 de Mayo, la Presidenta eligió no responder a las expresiones de los dirigentes rurales. En un breve discurso, citó los logros del Gobierno y destacó que “antes que el sector, están los intereses de la Patria”.

 Por Martín Piqué

Desde Salta

Habían pasado veinte minutos desde que terminara el último discurso en Rosario y la incógnita era si la Presidenta iba a endurecer sus palabras o volvería a convocar al diálogo, bajo el paraguas del acuerdo del Bicentenario. En los oídos de la delegación oficial todavía retumbaban las críticas que habían hecho Eduardo Buzzi, Jorge Llambías y Alfredo De Angeli –la mayoría de los funcionarios se había enterado de lo que pasaba frente al Monumento a la Bandera en tiempo real, vía celular–. Los conceptos de los ruralistas habían sido duros, desafiantes, y nadie podía descartar que Cristina Fernández se dejara llevar por el impulso de contestar los cuestionamientos. Pero la Presidenta no se salió de lo que tenía previsto. No hizo ninguna mención al conflicto con el agro y, con un tono enfático pero contenido, invitó a todos los argentinos a sumarse a “la gesta del Bicentenario”. En la convocatoria incluyó a los “productores”, una forma indirecta de dirigirse a los organizadores de la protesta rural.

Las palabras que eligió, la decisión de no contestar críticas y el tono que desplegó en los 14 minutos de su discurso fueron coherentes con el secreto a voces que circulaba entre los funcionarios que visitaron Salta. El Gobierno cree que el acuerdo con las entidades del campo llegará hoy. Incluso, Néstor Kirchner estuvo programando reuniones para esta semana advirtiendo que en un par de días el acuerdo será un hecho. La convocatoria al pacto social del Bicentenario, que fijaría metas económicas y sociales, incluyó también alguna mención crítica a las cámaras patronales del campo. “El país no reconoce propietarios, todos somos la Argentina”, amonestó. Cristina había dicho algo muy parecido hace dos meses, cuando el lockout y los cortes de ruta llevaban veinte días: “Les pido por favor que se piensen como parte y no como propietarios del país”.

El discurso de la Presidenta comenzó a las 14.51. Fue emitido por cadena nacional. La transmisión oficial había comenzado con las palabras del gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey. Tras nombrar a los héroes de la Independencia y hacer un homenaje a Güemes (“combatiente de la emancipación”), CFK se las ingenió para deslizar algunas críticas a las entidades ruralistas y la oposición, sin alimentar el conflicto. “Tal vez algunos piensen que (a los próceres) se les rinde homenaje cantando el himno y usando la escarapela. En realidad, el mejor homenaje es construir un país distinto. Los símbolos patrios no pueden ser símbolos vacíos.” La escarapela, justamente, era el distintivo que habían elegido las cámaras del agro para convocar a Rosario.

En el escenario ubicado al pie del cerro San Bernardo y del monumento a Güemes, coronado con el eslogan “la Patria somos todos” y con toda la estética nac & pop que impuso el secretario de Medios, Enrique Albistur, no había demasiados asientos: sólo para ministros, gobernadores y varias Madres de Plaza de Mayo. La Presidenta no dejó pasar la ocasión de rendir homenaje a las “mujeres del pañuelo blanco”. Minutos antes, Buzzi se había diferenciado del resto de los dirigentes rurales mencionando a las Madres. La Presidenta no quiso resignar ese emblema que el kirchnerismo considera parte esencial de su identidad. “Seguían levantando las banderas cuando todos las habían bajado”, las elogió.

El discurso siguió con un clásico de los últimos actos oficiales. El repaso de lo que el Gobierno considera “logros” de la gestión que comenzó el 25 de mayo de 2003. “Ese 2001 que todos queremos olvidar, se nos habían llevado el trabajo, las industrias, las jubilaciones. Los estatales cobraban en papelitos de colores. Nos habían robado la memoria, la verdad y la justicia”, enumeró CFK. “Ahora al enviado del FMI ya no se lo recibe como virrey, sino con el ejercicio protocolar del caso. Estamos reconstruyendo un país que nos habían robado”, agregó. Tras el balance y la comparación con el pasado reciente, la Presidenta se concentró en el objetivo central del discurso. Que sería, finalmente, el único mensaje hacia adelante: la convocatoria al acuerdo del Bicentenario.

Actos en contraste

Mientras la Presidenta hablaba desde el micrófono, envuelta con el poncho salteño que Urtubey le había colocado sobre los hombros, sobre la avenida Güemes se veía una multitud que ocupaba varias cuadras y que se extendía por las calles adyacentes. Como para muchos manifestantes era imposible llegar hasta el escenario –la concentración era muy nutrida y no había por dónde pasar–, gran cantidad de asistentes permaneció a tres cuadras del palco y siguió el acto por dos pantallas gigantes montadas sobre la avenida Yrigoyen. Entre las banderas había predominio de celeste y blanco, pero a diferencia de Rosario –donde ése fue el único color–, aquí también se vieron banderas verdes, rojas y negras, amarillas y las clásicas inscripciones con apellidos tan comunes en el peronismo. El locutor oficial del acto informó que la multitud alcanzaba a “las 150 mil personas”. La policía no confirmó cifras y otros observadores hablaban de 60 mil asistentes. En todo caso, la concentración resultó multitudinaria e inédita para la historia de Salta.

Otra diferencia indiscutible se podía comprobar observando las ropas de segundas marcas, el olor agrio de las hojas de coca mascadas con bicarbonato, la abundancia de gaseosas de precios populares, el predominio de los rostros curtidos con rasgos del altiplano, que ayer no hacían silencio, sino todo lo contrario. La composición de las columnas mostraba una mayoría de clases populares. Una gran cantidad de salteños, otros –muchos– que habían llegado en micros desde las provincias más cercanas.

Mientras los participantes iban llegando en oleadas, unos cuantos hacían una parada en el camino para comprarse un choripán o algún recuerdo. En Rosario, simultáneamente, se escuchaban planteos que diferenciaban a la convocatoria ruralista, donde predominaba las clases medias y acomodadas, con aquellos que se habían movilizado porque habían recibido algún dinero, en alusión explícita a los asistentes al acto de Salta. “Escuché decir por ahí que se contrataba gente para venir a este acto. No se equivoquen, la mayoría del pueblo argentino no tiene precio”, respondió Urtubey. La frase fue muy festejada entre los participantes que seguían el acto desde una de las pantallas gigantes.

El acto había comenzado con un recital de Los Nocheros, que debió acelerarse por un choque de afiliados al sindicato de Camioneros versus militantes de Libres del Sur y del Movimiento Evita por el espacio cercano al palco. El incidente duró poco. Cuando CFK comenzaba su discurso, una columna de la agrupación jujeña Túpac Amaru ingresó casi al trote detrás de varias banderas wiphala (que representan a las etnias aymara y kolla, y que suele usar Evo Morales) y otras con los rostros de Evita y el Che. La columna encabezada por Milagros Sala se ganó las miradas de buena parte de los asistentes: fue la más numerosa. En ese momento, la Presidenta hacía la convocatoria al Acuerdo del Bicentenario.

“Convoco a todos los argentinos que crean que es necesario seguir construyendo un país con redistribución del ingreso, a todos los que quieran ser parte de este país, donde hay lugar para hombres y mujeres de distintas historias: trabajadores, empresarios, estudiantes, comerciantes, productores. El único requisito es querer a esta Argentina. La otra condición es que aprendamos que antes que el sector, antes que nuestra propia individualidad están los intereses de la Patria.” La invitación contenía otra crítica indirecta a los ruralistas. Tras completar el mensaje central, la Presidenta sugirió que el acuerdo que promueve enfrentará resistencias. “El desafío que tenemos es grande. Pero la historia está de nuestra parte. La historia la construyen los pueblos y las sociedades que se deciden a ser progresistas y solidarias.”


Accidente en el camino

Cuando estaban por llegar a Salta, seis micros cargados de militantes protagonizaron un choque en cadena sobre la ruta 9, a la altura del aeropuerto de San Salvador de Jujuy. El choque dejó como resultado un saldo de por lo menos 47 personas con contusiones y cortes y al chofer de uno de los micros herido de gravedad. El incidente se produjo minutos después de las 11.30, por causas que aún se investigan. El chofer de la empresa de micros Balut, a cargo del cuarto ómnibus de la caravana, terminó internado e intervenido quirúrgicamente en el hospital Pablo Soria de la ciudad. A pesar de que durante las primeras horas se dijo que había muerto, anoche se recuperaba favorablemente y pudo declarar, explicó el jefe de Policía de Jujuy, el comisario Pablo Santillán. En tanto, 37 de los heridos que habían sido internados en el hospital de la ciudad y en la localidad de Perico también anoche fueron dados de alta. El resto, en cambio, unas diez personas en total, no necesitaron hospitalización, aunque fueron revisadas por médicos en el lugar del accidente.

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“Los símbolos patrios no pueden ser símbolos vacíos”, dijo Cristina Fernández ante una multitud.
Imagen: Télam
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