EL PAíS › EL LARGO DIA DE LOS MENEMISTAS EN LA PUERTA DEL HOTEL

“No los voy a defraudar”

 Por Victoria Ginzberg

Cerca de las seis de la tarde, los periodistas que hacían guardia desde el mediodía en la puerta del hotel Presidente se resignaban a esperar en la entrada del garaje e intentar ver a quienes accedían al bunker menemista. Las caras serias que se percibían tras los vidrios polarizados hicieron que una cronista definiera la escena como “un velorio al que van llegando los allegados”. Sin embargo, dos horas después el vocero de Carlos Menem, Jorge Azcárate, anunció que la carta de renuncia que se estaba difundiendo era falsa. Inmediatamente, desde el parlante instalado en el portaequipaje de un viejo Peugeot 504, empezó a sonar el estribillo del hit de campaña con música de cumbia. El ánimo de los menemistas cambió, hubo aplausos y canciones dedicadas al presidente Eduardo Duhalde: “Cabezón, cabezón, dejá la Rosada que es la casa de Perón”. El summum llegó cuando Menem se asomó, sonriente, al balcón. (En realidad, a la ventana.) Por la noche dio un mensaje conocido: “No los voy a defraudar”.
La alegría no había sobrado durante la jornada en Cerrito y Córdoba. Las “chicas” de El Aguante (un grupo de señoras entre los 40 y 60) fueron las que más fidelidad mostraron en la vereda. Con sus abanicos de cartón con la leyenda Menem Presidente en mano no se despegaron de la puerta y no se resignaron a la renuncia. Pero hasta ellas necesitaron en algún momento que las arengaran. Las de El Aguante aguantaron todo el día y cuando los cronistas y movileros de todas las radios y programas de televisión se cansaron de esperar la confirmación oficial que no llegaba, tuvieron sus cinco minutos de fama. Las señoras pudieron hablar con todos, aunque una canosa de vincha que llevaba un prendedor con luces intermitentes de “Menem presidente 2003” y hablaba para los estudiantes de la escuela de periodismo TEA, le reprochó a una compañera: “Se trata de acompañar, Betty, no de robar cámara”. Las chicas se dieron el lujo de salir hasta en los medios extranjeros. “Kirchner has not the power”, le explicó una señora a un corresponsal de una radio de Canadá. Luego se jactó: “Que me vengan a mí, en inglés, francés, portugués, canadiense...”
Los muchachos aportaron a la escena mediática. Un señor de campera marrón defendió al ex presidente ante las cámaras de “Punto Doc” pero aclaró: “No soy político, soy laburante, tengo una verdulería en Centenera y Directorio”. “Soy clienta”, lo sorprendió Miriam Lewin. La periodista recibió críticas de los menemistas que ven en los medios a su peor enemigo. “Ustedes se enriquecieron con Menem”, le gritó alguien. Pero el comerciante salió en su defensa. “No, ella no. Hace cola para comprar más barato.” En cambio, una señora bajita a la que le faltaban algunos dientes anunció: “Yo defiendo a Marcelo Tinelli”.
Cerca de las siete, cuando ya habían pasado por el hotel desde el Tula, hasta el empresario Francisco de Narváez, Eduardo Bauzá y Alberto Kohan, Angel Maza y el hermano Eduardo, la Federal puso vallas para proteger los autos que entraban y salían. La suposición se extendió como un rumor, “es porque se va Menem”. Pero no ocurrió. Al contrario, el todavía candidato hasta se asomó, dedos en ve, a saludar a su público. Pasadas las once de la noche y en jogging en vez de camisa, volvió a mostrarse ante los menemistas no resignados, que eran más visibles pero no llegaban a multitud. “Hermanas y hermanos, no los voy a defraudar”, les dijo. Además, aprovechó la oportunidad para agradecer: “A las fuerzas de seguridad que permiten que ustedes estén aquí”.

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