EL PAíS › LA EVALUACIóN DE HéCTOR TIMERMAN SOBRE LA VISITA A LONDRES

“Argentina quiere dialogar”

El canciller argentino remarcó que “el pueblo argentino es intransigente en sus convicciones, pero no en su forma de actuar” frente al reclamo de soberanía sobre las islas Malvinas. Reiteró la decisión de negociar de Estado a Estado.

 Por Marcelo Justo

A juzgar por la nutrida presencia de cámaras televisivas y medios gráficos británicos e internacionales en la conferencia de prensa que Héctor Timerman brindó en la embajada argentina en Londres, el tema Malvinas está otra vez en el centro de la atención pública. La “reunión que no fue” entre Timerman y su contraparte británico William Hague parece haber producido más revuelo que todas las reuniones que sí ocurrieron en los ’90 entre el entonces canciller Guido Di Tella y los sucesivos titulares de exteriores del Reino Unido, en el marco de la política de seducción del gobierno de Carlos Menem. Satisfecho con el impacto de su visita, el canciller Timerman dialogó con Página/12 después de la conferencia de prensa, poco antes de partir al aeropuerto a tomar el avión de regreso a la Argentina.

–Es una paradoja que la “no reunión” haya causado mucho más interés que muchos de los encuentros que ha habido entre cancilleres en otra época. ¿Es cuestión entonces de tensar la cuerda?

–Nosotros queríamos dejarle en claro al pueblo británico que la Argentina está interesada en dialogar, queremos dialogar. Hay un concepto erróneo que están mostrando en Inglaterra de que el pueblo argentino no quiere negociar, que es intransigente. El pueblo argentino es intransigente en sus convicciones, pero no en su forma de actuar. Nosotros estamos de acuerdo con el diálogo. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner dijo en Naciones Unidas que no queremos que nos den la razón, queremos sentarnos a dialogar y resolver el conflicto en forma pacífica. Y creo que hemos logrado transmitir ese mensaje.

–No hay un peligro de que ahora Gran Bretaña ponga como condición de toda reunión bilateral la presencia de los isleños.

–Lo han hecho varias veces. Creo que se han dado cuenta de la seriedad de nuestra postura. Es decir, que nosotros negociamos de Estado a Estado. No negociamos con un pueblo o una ciudad o un barrio. Negociamos con el Estado inglés.

–Una frase que armó mucho revuelo en el Reino Unido fue cuando usted dijo que en menos de 20 años se podía recuperar la soberanía. Pensando que un conflicto más o menos similar como el que el Reino Unido tiene con España por el Peñón de Gibraltar no se ha movido un ápice en más de 300 años, ¿no es un poco optimista pensar en 20 años?

–Si Gran Bretaña se sienta a negociar con nosotros no van a pasar 20 años para un acuerdo: se va a arreglar mucho antes. El tema es si Gran Bretaña reconoce o no reconoce las resoluciones de la ONU y el derecho internacional. Si no lo reconoce van a pasar más de 20 años. Como no hay ninguna hipótesis de conflicto bélico puede pasar más tiempo. Usted mencionó Gibraltar. Hay más conflictos armados entre el Reino Unido y España por Gibraltar que en Malvinas. Cada tanto hay barcos de prefectura española que arrestan a barcos pesqueros o protegen a sus propios pesqueros. Nada de eso ocurre en Malvinas que es el único enclave colonial que queda en América del Sur. Yo parto de la base que algún día Gran Bretaña va a reconocer a las Naciones Unidas como un órgano cuyas resoluciones hay que respetar. Algún día se va a incorporar de pleno a las Naciones Unidas. Creo que la historia juega a favor de la Argentina.

–Este lunes el canciller de Brasil, Antonio Patriota, en una conferencia de prensa conjunta con William Hague fue muy claro en cuanto a la posición de Brasil y del resto del Mercosur, de apoyo a la soberanía argentina y el diálogo entre Argentina y el Reino Unido. Esto es particularmente importante porque Brasil es un país clave dentro de los objetivos del Reino Unido de conquistar mercados por fuera de la Unión Europea.

–Admiramos y agradecemos profundamente esta posición firme de Brasil. Estamos orgullosos de que los hermanos brasileños nos den este apoyo contundente a la hora de hablar con el gobierno inglés o en las cumbres internacionales. Esta es la posición de América latina en su conjunto. De modo que la relación del Reino Unido y de Europa con América latina va a estar en cierta medida siempre condicionada por el tema Malvinas. Se trata de un tema regional que además es global. Lo he visto en cada uno de mis viajes. Estuve en Azerbaiján y el presidente me comentó que estaba mirando la televisión y que se hablaba de Malvinas y que prestó especial atención pensando en el encuentro que tendría conmigo.

–En cuanto a la militarización británica, ¿en qué medida afecta esto a la Argentina y al resto de América del Sur?

–América del Sur es una zona de paz. La única fuerza extrarregional con una presencia militar importante es Gran Bretaña, que tiene bases militares desde Ascensión, entre Africa y América del Sur a la altura de Brasil, hasta las Malvinas y la Antártida. La más importante es Malvinas que tiene un soldado por cada 2,5 civiles. Tienen las mismas armas que se usan en Afganistán e Irak, se han negado a informar si los submarinos con capacidad para transportar armas nucleares llevan o no armas nucleares, hacen prácticas misilísticas sin avisarle a la Organización Marítima Internacional como en 2010. En la última reunión, hace dos semanas en Montevideo, entre países africanos y sudamericanos se manifestó esa preocupación por escrito por el grado de militarización que no se condice con el hecho de que no hay ninguna hipótesis de conflicto.

–Entrando más en el terreno económico y la crisis mundial. Brasil y Argentina, y el Mercosur en su conjunto, ¿tienen que adoptar más medidas para lidiar con la actual crisis mundial?

–Hay que profundizarlas y lo sabemos. Estamos trabajando en ese sentido. Hubo una cumbre en Brasilia entre Cristina y Dilma y habrá otra en Calafate el 7 de marzo para seguir hablando de estos temas. Hay coletazos de la economía mundial que nos afectan y tenemos que trabajar de manera conjunta para proteger a nuestras industrias, mercados, fuerza de trabajo y exportaciones de los embates que vienen de las crisis económicas de Europa y Estados Unidos. Hay conciencia del tema y una muy buena coordinación.

–¿La presencia de Venezuela ayuda en este sentido?

–Totalmente, porque le da estratégicamente un peso al Mercosur al agregarle el factor energía. El Mercosur es alimentos, tecnología, recursos naturales como el agua, una serie de temas en que éramos muy fuertes. Si le agregamos el petróleo esto nos hace mucho más fuertes a la hora de negociar. Por eso había mucho interés por parte de potencias extrarregionales de evitar la incorporación de Venezuela. Con Venezuela hemos creado una unidad política y económica que nos permite negociar con cualquier grupo de países en el mundo.

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