EL PAíS › KIRCHNER NO SE REFIRIO A LA DESTITUCION DE IBARRA

Un silencio que no se rompe

 Por Diego Schurman

Por segundo día consecutivo, Néstor Kirchner habló en público y evitó referirse a la destitución de Aníbal Ibarra. El Presidente no parece dispuesto aún –y nadie sabe si en algún momento lo hará– a emitir juicio sobre lo sucedido con el ahora ex jefe de Gobierno porteño, lo que no impidió que debajo suyo siguieran las especulaciones sobre el reacomodamiento en el kirchnerismo en la ciudad de Buenos Aires.

Kirchner realizó un acto anteayer y otro ayer en la Casa Rosada en los que, contrariamente a su práctica habitual, no realizó consideraciones más allá del tema que lo convocaba: en un caso, un homenaje a Ramón Carrillo, en el otro, la conmemoración del Día Internacional de la Mujer. También estuvo anoche en Avellaneda. Lo que está claro es que el cerrado silencio busca acallar la interna oficial.

Sin dudas, el principal herido con la caída de Ibarra es Alberto Fernández. El jefe de Gabinete no logró encolumnar los votos de los tres kirchneristas de la Sala Juzgadora, lo que determinó el ascenso de Jorge Telerman, con quien nunca ha hecho buenas migas.

Seguramente influyeron las artes conseguidas durante sus años de diplomático para que Telerman se decidiera a llamar a Fernández. No trascendieron los términos de la conversación pero en ámbitos de poder hubo coincidentes lecturas políticas: la necesidad del reemplazante de Ibarra de ponerse a disposición de Kirchner para que haya devolución en el 2007 con un respaldo a su candidatura en la ciudad. Esa alianza podría verse reflejada en el mediano plazo en el gabinete porteño, con la incorporación de dirigentes con impronta K.

Antes de discar el número de Fernández, Telerman había llamado a Presidencia. Y dejó un mensaje para que le trasladen a Kirchner: que cuando el mandatario dispusiera se encontraba presto para un encuentro.

Los que se muestran más cómodos con el nuevo escenario es el secretario de Legal y Técnica de la Nación, Carlos Zannini, y su Compromiso K. Bajo el paraguas de esta agrupación también se cobijan el ministro de Planificación, Julio De Vido, y el diputado Carlos Kunkel, quien mantiene una vieja relación amistosa con Telerman.

Los lineamientos de Compromiso K son fijados en su mayoría por dirigentes “pingüinos”, quienes ya habían tendido puentes con Telerman, a quien –por su historial dentro del peronismo– ven con capacidad de lastimar al macrismo “repatriando” a dirigentes del PJ que hoy son aliados del PRO.

En tanto, para morigerar el golpe que significó la votación de la Sala Juzgadora, Fernández reunió ayer a parte del peronismo en el sindicato que nuclea a los encargados de edificios. Allí se habría resuelto hacer lugar a los reclamos de “abrir el PJ porteño”, como una forma de evitar mayores fragmentaciones en el distrito. Entre los presentes estuvieron los ministros de Justicia, Alberto Iribarne; de Educación, Daniel Filmus, y de Trabajo, Carlos Tomada, el secretario general del PJ, Víctor Santa María y legisladores del Frente para la Victoria.

Fuentes cercanas a Fernández consultadas por la agencia DyN indicaron que allí se desestimó el reclamo de algunos sectores del PJ para expulsar al legislador Helio Rebot, quien –pese a las pretensiones del jefe de Gabinete– votó a favor de la destitución de Ibarra.

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