EL PAíS › EN EL “NEW YORK TIMES” Y EL “WASHINGTON POST”

Argentina todavía es noticia

Dos de los diarios más influyentes de Estados Unidos eligieron dedicar sus editoriales de ayer a la llegada del secretario del Tesoro a la Argentina. Paul O’Neill debería “presionar al gobierno argentino y al Fondo Monetario Internacional para llegar a un acuerdo rápidamente”, aconsejaba ayer el New York Times. En tanto, que el Washington Post calificó a la Argentina como “una nación disminuida a extremos inimaginables”.
La dureza del New York Times se refleja al afirmar que “ese país (por Argentina) debe echarse la culpa sobre todo a sí mismo, pero el gobierno de transición de Eduardo Duhalde ha dado algunos pasos para enfrentar las preocupaciones de los acreedores”. Sin embargo, reconoce que O’Neill, “cuyas cualidades diplomáticas son más bien precarias, ha contribuido a empeorar las golpeadas relaciones y puede ayudar a reparar parte del daño”. En cambio, Washington Post prefirió rastrear en la historia las causas de lo que calificó la “desesperación en Argentina”. “Después del colapso económico, la profunda pobreza hace que la dignidad sea un accidente”. “En la búsqueda de un paraíso para los trabajadores, Juan y Eva Perón declararon una guerra a la riqueza”, relata el artículo. Pero continuó su historización con lo que llamó “la guerra sucia en los 70”. “Los gobernantes militares arrestaron decenas de miles de personas, de las cuáles 15 mil nunca aparecieron”, se señaló. “Y cuando el presidente Carlos Menem promovió el nuevo capitalismo en los 90, los ricos se volvieron más ricos, como los pobres, más pobres”, se analiza en el artículo.
Para hablar del capítulo actual el matutino estadounidense recurrió a los datos. “Hasta el año pasado, los argentinos eran parte de la más rica, mejor educada y más culta nación de Sudamérica. Los pobres vivían con mayor dignidad que sus pares en cualquier otro país de la región. Argentina era, como a los argentinos les gustaba decir, muy civilizada. Pero ya no. Con estadísticas oficiales mostrando que cada día 11.200 personas caen dentro del nivel de pobreza –ganando menos de tres pesos diarios–, Buenos Aires, una ciudad que alguna vez se comparó con París, se convirtió en los dominios de buscadores de basura y ladrones por las noches. Nuevos empobrecidos sin techo emergen de edificios y autos abandonados para revolver los tachos de basura de las clases altas”. El Washington Post también hizo referencia a lo que una vez fuera la prosperidad argentina. “Chicos con problemas de nutrición en el interior del país. Algo nunca visto en un país famoso por sus grandes bifes y sus ondulantes campos de trigo. Una bola de nieve de pobreza y desempleo se convirtió en una avalancha desde el default y la devaluación de enero. Oficialmente, un número record de argentinos, más de la mitad, vive debajo de la línea de pobreza. Más de un veinte por ciento no tiene trabajo desde hace largo tiempo”, se relata en la nota.
“En la búsqueda de alguien a quien culpar, los argentinos atacaron casas de políticos locales y bancos extranjeros. Algunos expertos responsabilizan a la globalización y políticas impuestas por el FMI. Pero otros culpan al Gobierno por el despilfarro y la sistemática corrupción. Todos coinciden en que no hay una rápida solución”, concluye la editorial de uno de los diarios más leídos del mundo.

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