ESPECTáCULOS › “SIN RASTROS”, UN EXTRAÑO THRILLER ROMANTICO

Un triángulo algo cuadrado

 Por Martín Pérez

Una estudiante a punto de recibirse, su millonario novio desaparecido dos años atrás y un policía enviado a investigar su desaparición. Katie es de origen humilde, pero está llamada a ser la mejor de su clase y es cortejada por las mejores empresas. El desaparecido Embry supo ser una suerte de Jim Morrison de entrecasa, hasta que desapareció de pronto luego de una de sus desafiantes puestas teatrales. Y Wade apenas si está regresando al servicio luego de dejar atrás problemas con el alcohol, y es por eso que le es asignado un caso insignificante como el del joven desaparecido dos años atrás, un arrogante con tal autoestima que jamás se suicidaría, según le explica la mismísima Katie al comprensivo agente de la ley.
Con la bella y prometedora Katie Holmes –una de las estrellas de la serie de televisión “Dawson Creek”– en el centro de un film romántico (mal) disfrazado de thriller o viceversa, Sin rastro ofrece un improbable triángulo amoroso con lados ciertamente desiguales por todos lados. Por el lado de Wade, hay un policía –interpretado por un perdido Benjamín Bratt- al que la víctima no hace más que piropearlo no una sino incluso dos veces antes de que se concrete el anunciado e improbable romance. Por el lado de Emery hay una figura desaparecida y reaparecida, que de ser encantadora ha pasado súbitamente a ser un fantasma aterrador. Y por el lado de su estrella, se ofrece el retrato de una de esas jóvenes bellas que parecen necesitar ayuda al punto que el galán de turno siempre piensa que tal vez sea él quién pueda ayudarla. Pero que finalmente salen siempre bien paradas de cualquiera sea el problema en que se hayan metido. O al menos eso es lo que piensa una de sus compañeras, que ha presenciado durante demasiado tiempo semejante comportamiento en primerísima fila.
Debut en la dirección de Stephen Gaghan, premiado nada menos que con un Oscar por el guión de Traffic, Sin rastro es un film de tranco lento, en el que sus personajes y su entorno parecen tener más importancia que la trama. Y de hecho uno de esos personajes secundarios, como el que es interpretado por la hermosa Zooey Deschanel –la hermana mayor en Casi famosos, aquí la mejor amiga de Katie–, no hace más que robar cámara, al punto de desear súbitamente que semejante triángulo devenga en cuadrado para poder verla más tiempo en pantalla. Sin embargo, semejante énfasis en el retrato de una generación demasiado dispuesta a drogarse y a venderse es sólo una excusa para seguir enmascarando una historia que no hace mas que enroscarse de manera estilizada sobre sí misma.
Con un suspenso enfatizado con excesivo entusiasmo, y ciertos intereses románticos subrayados de la misma manera, el film de Gaghan apenas si puede atinar a defenderse apelando a sus intenciones. La intención central parece haber sido construir un thriller psicológico con pretensiones de originalidad. Claro que semejante “originalidad” es la excusa para que la demora en el avance de la trama lejos de aportar substancia sólo sea un oportuno relleno hasta que llegue el momento de regalar el golpe final y enviar a los espectadores a su casa. Lo mismo sucede con la pretensión de retrato generacional, que sólo sobrevive como coartada estilística para llegar a un final sorpresivo, de esos que hacen que cualquier espectador se pregunte para qué es entonces que le ponen toda una película antes.



(Abandon) Estados Unidos, 2002
Dirección y guión: Stephen Gaghan.
Intérpretes: Katie Holmes, Benjamin Bratt, Charlie Hunnam, Zooey Deschanel, Mark Feuerstein, Fred Ward.
Estreno de hoy en los cines Hoyts Abasto, Village Recoleta, Cinemark Palermo, Showcase Belgrano, Monumental Lavalle y Rivera Indarte.

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