ESPECTáCULOS

El vaudeville de un tal Orson Welles

En “Abajo el telón”, Tim Robbins pinta un fresco libertario.

 Por Luciano Monteagudo

Tal como aclara un título al comienzo, el tercer largometraje del actor y director Tim Robbins, Abajo el telón, está basado en “una historia (mayormente) real”. Es otoño de 1936. El desempleo que le siguió al crack financiero de Wall Street tiene a miles de neoyorquinos en la fila para conseguir alimento y trabajo. No es el caso del joven maravilla Orson Welles: con sólo 21 años, ya es el niño mimado del teatro de Broadway (viene de hacer en Harlem una celebradísima versión de Macbeth interpretada por actores negros), se ha convertido en la figura más popular de la radio y Hollywood ya se adivina en el horizonte. Con su compañía, sostenida por fondos públicos del Federal Theater Project (una experiencia clave en el teatro estadounidense), se prepara para llevar adelante un nuevo espectáculo, la “ópera proletaria” The Cradle Will Rock, que el compositor Marc Biltzstein imaginó siguiendo las influencias de Bertolt Brecht y Kurt Weill.
El clima, de todos modos, está enrarecido. Hay agitación social en las calles y fábricas, en Washington un comité parlamentario se lanza a la caza de brujas sobre el Federal Theater (en un anticipo de lo que pasaría a llamarse macartismo), y los empresarios estadounidenses flirtean con el gobierno fascista de Mussolini, mientras el joven Nelson Rockefeller le encarga un mural al mexicano Diego Rivera, que lo desafía pintando la figura de Lenin en su centro.
Con todos estos materiales, tomados escrupulosamente de las crónicas y los testimonios más veraces de la época, Robbins (también guionista de su película) se anima a pintar un vasto, abigarrado fresco coral, pleno de color y de música, un poco en el espíritu alegre y libertario del mismo Rivera. Hay múltiples núcleos dramáticos en esa generosa tela que extiende el director y a la que va sumando personajes, tanto famosos como desconocidos, añadiendo ficción a la realidad. Mientras Blitzstein (Hank Azaria) pelea con sus fantasmas –Brecht, su esposa muerta– al tiempo que compone los acordes finales de su obra, Welles (Angus MacFayden) hace lo propio con su productor John Houseman (Cary Elwes) y Rivera (Rubén Blades) se enfrenta con Rocky Rockefeller (John Cusack) mientras los representantes más trogloditas del Capitolio echan sus perros rabiosos contra la inerme gente de teatro. Entre estos hay de todo: una tramoyista (Emily Watson) que, gracias a los caprichos de Orson, se convierte en la improbable protagonista de la ópera; un figurante de origen italiano (John Turturro) que prefiere llevar a su familia a dormir a la calle antes que sus hijos aprendan en casa de su tío el saludo fascista, y hasta un ventrílocuo (Bill Murray), naturalmente esquizofrénico, que se queja de los comunistas que están tomando por asalto el vaudeville, mientras su muñeco canta a voz en cuello “La Internacional”.
Con humor, con desenfado, la película de Robbins señala además hasta qué punto los industriales y la prensa estadounidense más poderosa yreaccionaria, encarnada por William Randolph Hearst (quien luego sería el modelo para el Kane de El ciudadano), contribuyeron a financiar el régimen de Mussolini, adquiriéndole obras de arte robadas, en una operación dirigida por la amante de Duce, Margherita Sarfatti (Susan Sarandon). La película alcanza su vórtice cuando llega la orden de bajar el telón de la ópera, la noche de su estreno. Ante el teatro clausurado, toda la compañía se muda a otra sala, donde con un piano sobre escenay los actores dispersos por la platea (tal como dicen que sucedió, en una noche que se convirtió en leyenda) hacen escuchar las canciones subversivas de The Cradle Will Rock, que debe considerarse una revelación en sí misma, con algunos pasajes en la mejor tradición del teatro musical de ambos lados del Atlántico.
No toda la película logra mantener el ritmo y la intensidad de sus mejores tramos y sus 133 minutos por momentos parecen demasiados, pero aun así Abajo el telón aleja a Robbins de la discursiva solemnidad de Mientras estés conmigo, y lo devuelve en cambio al estilo ácido y desprejuiciado de su recordada opera prima, Ciudadano Bob Roberts.



(The Cradle Will Rock) EE.UU., 1999.
Dirección y guión: Tim Robbins.
Fotografía: Jean-Yves Escoffier.
Música: David Robbins, con canciones de Marc Blitzstein.
Intérpretes: Hank Azareia, Rubén Blades, Joan Cusack, John Cusack, Cary Elwes, Angus MacFadyen, Bill Murray, Vanessa Redgrave, Susan Sarandon, John Turturro, Emily Watson.
Estreno de hoy en los cines Village Recoleta, Hoyts Abasto, Cinemark Palermo y otros.

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Susan Sarandon y John Cusack, dos de la larga serie de personajes del nuevo film de Tim Robbins.
 
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