ESPECTáCULOS › “ELEPHANT”, DE GUS VAN SANT, GANO EL PREMIO PRINCIPAL

Una palma de oro devaluada

El festival de Cannes no tuvo el brillo de otros años y fue discutido el galardón a la película estadounidense. El cortometraje “El hombre sin cabeza”, del argentino Juan Solanas, obtuvo el Premio del Jurado.

La exhibición en copia restaurada del clásico de Charles Chaplin Tiempos modernos fue, en definitiva, lo único que se ganó ayer en la clausura del 56º Festival de Cannes, el aplauso unánime. Es que la Palma de Oro recayó finalmente en el film Elephant, del estadounidense Gus van Sant, que había sido criticada con dureza por buena parte de la prensa. Menos objeciones y más elogios tuvieron el film turco Uzak, de Nuri Bilge Ceylan, que se llevó el Gran Premio, y Panj e Asr, de Samira Makhmalbaf, que obtuvo el Gran Premio del Jurado. También festejó un argentino, Juan Solanas, hijo de Pino. Su película El hombre sin cabeza ganó el Premio del Jurado para cortometrajes (ver recuadro).
“Yo no critico a los Estados Unidos. Lo que muestro es mi punto de vista de mi propia vida en Estados Unidos”, dijo el director de Mi mundo privado y Drugstore Cowboy quien, tras recibir el galardón, agregó que lo que critica su película es la “presión para que todo se adapte a un molde, el olvido de la diversidad, esa diversidad que es alentada por el Festival de Cannes”. “Elephant –concluyó– no es una película antinorteamericana, sino una reflexión sobre la violencia en los colegios”, recalcó. Las críticas a Elephant tienen que ver con cierta banalidad con la que trata el tema de la violencia escolar en los Estados Unidos.
Como si este gigantesco festival no fuera por sí solo todo un acontecimiento, cada edición del certamen que hospeda durante doce días de mayo este hermoso balneario provenzal parece necesitar algún otro hecho para que la gente hable de él. Esta vez fueron los desacuerdos francoestadounidenses que surgieron por la reciente invasión militar a Irak. La piel de los franceses ha quedado muy sensibilizada después de los cuestionamientos provenientes del país del Norte, y por eso cada gesto se observó con suspicacia, y así se pensó que, por venganza, Hollywood no enviaría una delegación artística tan numerosa y calificada como otras veces. Hasta se conjeturó que si un film francés en concurso era silbado en la función de prensa, la culpa la tendrían, confabulados, los periodistas estadounidenses presentes en la sala.
Suspicacias al margen, dos de los tres títulos estadounidenses incluidos en la competencia oficial tuvieron su atractivo, más allá de las polémicas (Mystic River y Elephant) y no se puede considerar como pobre una representación que incluyó a la plana mayor de Matrix recargado, Arnold Schwarzenegger, James Cameron, Clint Eastwood, Tim Robbins, Kevin Bacon, Nicole Kidman y Oliver Stone, por citar algunos. Quienes tienen varios Cannes a sus espaldas lamentaron que esta edición 2003 contara con pocos títulos realmente valiosos en el concurso oficial, y puede que en la comparación con anteriores ediciones tuvieran razón, pero otros festivales importantes le envidiarán a Cannes haber reunido para el Palmares, obras de Von Trier, Arcand, Eastwood, Sokurov, Ozon, Greenaway y Samira Makhmalbaf, entre otros. La edición 56ª de Cannes se dio además otros gustos, como la citada restauración para proyección digital de Tiempos modernos, de Chaplin. Pero no sólo se mostró restaurado este clásico absoluto, sino también otros 14 títulos de distintas épocas; se homenajeó a Federico Fellini con una casi completa retrospectiva de su obra, Oliver Stone y el músico Nicola Piovani brindaron sendas master classes, hubo una exposición sobre la obra del multifacético creador Jean Cocteau y un tributo a Jeanne Moreau.
Aunque películas y directores argentinos quedaron fuera de la premiación en Cannes, resultó estimulante que en una muestra tan codiciada varios films nacionales participaran en distintas secciones paralelas, y que los jóvenes Pablo Trapero y Diego Lerman fueran candidateados al lauro al Cineasta del Año. Si la sección oficial alternó piezas de calidad con otras olvidables (como The Brown Bunny y Les cotelettes), las secciones paralelas sumaron trabajos de realizadores y cinematografías interesantes, tanto en la sección “Un Certain Regard” como en la Semana Internacional de la Crítica, la Quincena de los Realizadores y la selección Cinefoundation.

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Gus van Sant celebra la obtención del premio más prestigioso al que puede acceder un cineasta.
 
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