ESPECTáCULOS › SE ESTRENA UNA OBRA DE KAGEL EN BUENOS AIRES

Carta con mensaje cantado

Mauricio Kagel es casi un desconocido en su país natal. La Filarmónica de Buenos Aires tocará hoy, en el Colón, una obra suya.

 Por Diego Fischerman

Los alemanes lo consideran un compositor alemán. Mejor: uno de los compositores alemanes más importantes del siglo XX. Y los argentinos no saben cómo considerarlo. Es decir que, a pesar de que Mauricio Kagel nació en Buenos Aires en la víspera de Navidad de 1931, son muy pocos los que aquí conocen su obra y los responsables de las políticas culturales locales vienen incurriendo en sistemáticas invitaciones que no se concretan, programaciones suspendidas o, más frecuentemente, la ignorancia a secas acerca de su existencia. Por eso el actual director del teatro Colón, el músico Gabriel Senanes, bromea diciendo que no programó una obra de Kagel. “Así, al no cumplir, tendremos una obra de Kagel”, explica. Y, en efecto, la Filarmónica de Buenos Aires estrenará hoy, en ese teatro, una obra cuyo título no podría ser más explícito de la relación del compositor con su ciudad natal: Una carta.
Radicado en Europa desde 1957, este compositor –que sigue hablando en un empecinado castellano con acento porteño– es uno de los referentes más claros del teatro musical. Sus obras frecuentemente implican acciones escénicas por parte de los músicos y en algunos casos, como en su Secuestro de orquesta, lo teatral (en ese caso la liberación, de a uno, de los integrantes de una orquesta secuestrada, negociada en público por el director) es lo que determina el sonido. El principio constructivo de Una carta no es demasiado distinto. La idea de la noticia epistolar como disparador de conductas dramáticas está tomada del género operístico. Aquí, la cantante entra al escenario con unas hojas de carta en la mano. Dice apenas dos palabras, “mi amor”, y luego grita. A continuación, la emoción no le permite articular palabra y lo que canta, apoyada en una orquesta dividida en dos secciones desafinadas entre sí, es la expresión de su turbación y congoja. La lectora de la carta será una de las cantantes que más ha trabajado con Kagel, la mezzosoprano húngara Klara Csordas, y la orquesta estará dirigida por Alejo Pérez. En el mismo concierto se escuchará el Concierto para trompeta y orquesta de Alexander Arutiunian, con la participación de la solista Alison Balson –primera trompeta de la Orquesta Juvenil Nacional de Gran Bretaña–, y la Sinfonía Nº 3 en Do menor, Op. 43, El poema divino, de Alexander Scriabin.
La cantante y el director, en esta ocasión como pianista, darán además un recital gratuito, el próximo sábado 30, a las 20.30, en el Centro de Experimentación del Colón. Klara Csordas, que fue alumna de Maria Fekete y György Kurtág, se perfeccionó, entre otros, con el gran cantante Hans Hotter y estudió con el compositor y director Peter Eötvös, actualmente reside en París y acaba de editar un CD con obras vocales de Béla Bartók. El repertorio de este recital incluirá, precisamente, canciones de Bartók, junto a otras de Kurt Weill, Samuel Barber y Sergei Rachmaninov, las Cuatro canciones, Op. 2 de Alban Berg y las Cinco melodías populares griegas de Maurice Ravel. Los textos se proyectarán en la sala, traducidos al castellano.

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Mauricio Kagel es uno de los referentes del teatro musical.
 
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