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“Quiero compartir con los niños las lecciones de vida que aprendí”

Madonna presentó ayer su primer libro de cuentos infantiles, “Las rosas inglesas”, inspirado en su conocimiento de la cábala.

Madonna se transforma siempre, más allá del ámbito donde se desempeñe, en un luminoso centro de atención. Aunque no cante ni actúe ni pose desnuda ante las cámaras. Su último arrebato artístico tiene que ver con la escritura, más precisamente con la literatura infantil, detalle que potenció el alboroto. La cantante estadounidense presentó el domingo en París su primer libro de cuentos infantiles, Las rosas inglesas, con el que quiere transmitir a los niños el conocimiento de la vida adquirido desde que estudia la cábala judía. El texto, que será traducido a cuarenta y dos idiomas, toma su título del nombre de un pequeño grupo de amigas de nacionalidad británica que estudian, como su hija Lourdes, en el Liceo francés de Londres. Así lo explicó Madonna en una rueda de prensa internacional reunida en el hotel Ritz de París, a la que llegó tarde y en la que habló sólo con un grupo reducido de periodistas. Llevaba un vestido negro de manga corta de Prada, ajustado y sin escote, con botas altas de gran tacón, a lo que agregó un abrigo de satén.
En The English Roses, publicado en España con el título de Las rosas inglesas, la cantante habla ante todo de celos, de cómo reconocerlos y eliminarlos, por ser una de las maneras que tienen los humanos de “desconectarse de Dios”, explicó. A este libro seguirán otros cuatro volúmenes sobre diferentes temas, dedicados a los niños y también a los adultos, el segundo de ellos a partir del 23 de noviembre, precisó su editor francés, Antoine Gallimard. Todos tendrán vocación didáctica, por estimar su autora “que las historias que enseñan lecciones son las mejores, y mucho más interesantes que las hechas sólo para divertir”.
Este no es el primer contacto de la cantante con el mundo de la edición, pues en 1992 publicó Sex, una obra por cierto bien distinta. Hace once años, Madonna era la protagonista del libro, que incluía sugerentes fotos eróticas. Consultada ayer, señaló que está “orgullosa” del recorrido vital hecho desde entonces. “Aquella era una época en la que me interesaba mucho en mí misma, ahora me interesan los niños”, recalcó Madonna, quien agregó que fue su profesor de cábala quien le sugirió la idea de escribir cuentos para ellos. De sus estudios cabalísticos, la artista subrayó que “están lejos de la religión, las religiones terminan separando a la gente. Lo que estudio son cosas muy científicas que me permiten tener instrumentos pragmáticos para resolver problemas de la vida. La cábala muestra que todos estamos conectados, que somos uno, que hay una fuerza que da la vida, una luz, una fuente única de energía y que cuando nos alejamos de ella se produce el caos y el dolor”.
En el segundo volumen la cantante hablará de la importancia de la palabra; en el tercero, de su “certeza de que todo lo que nos ocurre es una bendición”, y en el cuarto contará cómo los errores y los defectos están ahí para ser superados: “haciendo esto es cuando surgen los milagros”, explicó. El quinto y último tomo de la serie, cada uno ilustrado por diferentes artistas, reunirá “recetas para la felicidad y para colocar a los demás por delante de uno mismo”, reveló. Madonna dijo que comenzó a escribir estos libros sin esperar nada. “No quiero ni ganar más dinero ni hacerme más famosa ni quedar bien, sólo compartir con los niños algunas lecciones de la vida aprendidas recientemente.” Los fondos generados por las ventas se destinarán a la Fundación Espiritualidad para los Niños, una organización que se propone dar “instrumentos espirituales a los menores”, según dijo la cantante. Su condición de madre, reconoció, fue determinante en su evolución personal. “Criar hijos nos hace crecer por lo menos un poco. También nos hace más responsables y más sensibles sobre nuestras propias acciones y sus consecuencias en aquellos que nos rodean”, destacó.
En todo momento, Madonna se mostró segura de sí misma, salvo cuando le preguntaron si quería convertirse en la nueva Enid Blyton, una de las figuras más famosas de la literatura infantil. “¿Quién es?, ¿es buena?”, repreguntó la cantante, ajena al hecho de que Enid Blyton es conocida por millones de niños británicos, sobre todo por sus libros de El club de loscinco. “Ok, no tengo nada en contra de ser comparada con ella”, contestó finalmente. Tony Summerfield, de la Sociedad Enid Blyton, mostró comprensión por la ignorancia de Madonna: “No estoy nada sorprendido. Ella es estadounidense y Blyton es prácticamente desconocida en Estados Unidos”.
La repercusión por la salida del libro, que cuenta con ilustraciones de Jeffrey Fulvimari, va en aumento. Más de 50 mil comercios en todo Estados Unidos pusieron a la venta ayer Las rosas inglesas. Librerías, disquerías y otros negocios recibieron miles de pedidos anticipados, por lo que la industria editorial coincide en que su distribución será un éxito. Más de un millón de copias serán distribuidas en aproximadamente cien países, lo que da una idea de la naturaleza de la apuesta de Gallimard. Madonna no es la única estrella que se ha dedicado a los libros infantiles, aunque sí la más famosa. Jerry Seinfeld, John Lithgow y Jamie Lee Curtis también incursionaron en el terreno de la literatura infantil, aunque con mucha menor repercusión. El lanzamiento de Las rosas inglesas se produce en un momento en que todavía no se enfrió el alto nivel de exposición pública de Madonna, que hace poco menos de un mes ocupó la atención de la prensa y del público por el sugerente beso que le dio a las estrellas pop Britney Spears y Christina Aguilera, durante la entrega de los premios MTV.

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Madonna quiere “enseñar lecciones” a través de los cuentos.
 
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