ESPECTáCULOS › PAPANDO MOSCAS, UN GRUPO DE ROCK PARA PIBES DESCONTROLADOS

Unos payasos que suenan bien fuerte

La banda nacida en el Día del Niño de 1998, que curte un estilo explícito y desfachatado, acaba de editar su segundo cd, “Sacando canas verdes”, donde hacen un rock similar al de Divididos, pero pensado para chicos.

 Por Silvina Friera

El humor es un virus contagioso que Papando Moscas sabe inocular sin que sus adorables “víctimas” perciban que están frente a algo más que músicos “pesados”: son seis soberbios payasos. “Todos en la calle, se ven tan relajados, gozando de este día hermoso de pleno sol. Teatro callejero, mimos y pochocleros, bicicletas y triciclos, en el cielo un avión, y yo pienso por dentro, amigo no te miento, que si no consigo un baño voy a hacer un papelón”, cantan en una de las canciones de Sacando canas verdes, su último cd. Pocos se animarían a ser tan explícitos y desfachatados como esta banda de rock para chicos que empezó a tocar el Día del Niño de 1998 en el Hard Rock. Atrás quedó Mi primer rock, editado en el 2000, y los “pogos” de muchos pibes que “descontrolan” frente a un sonido power, por momentos similar al de Divididos, pero pensado para chicos. Los músicos y docentes Gustavo Libedinsky, Mabi Salerno, Fernando del Castillo, Eduardo Cimino, Pablo Zagare y Sebastián Monk ofrecerán una serie de recitales hoy a las 16 y el próximo sábado y domingo (en el mismo horario), en el teatro de la Comedia (Rodríguez Peña 1062).
En diálogo con Página/12, Libedinsky admite la importancia del juego, los sketches y las caracterizaciones que realizan en escena porque transforman al grupo en algo más que una banda de rock a secas. “Estar cerca de los chicos te permite conocer sus gustos, inquietudes, preferencias, modas generacionales. Es un intercambio de información que, como músicos y docentes, lo convertimos en material vivencial”, dice Cimino.
–El grupo suena como una potente banda de rock. ¿Esta potencia está en las bases programáticas del grupo o la fueron adquiriendo con el correr de los recitales?
Gustavo Libedinsky: –Papando Moscas fue concebido como una banda de rock, con todos los instrumentos tocados en vivo, sin pistas ni sobregrabaciones en los recitales. Pero de ninguna manera nos limitamos al rock y al blues. Hacemos un recorrido por distintos géneros musicales. Además del rock y blues, tocamos reagge, rap, pop, dixieland, candombe, bossa nova, ska, tarantela, twist, pero siempre con una instrumentación y estética netamente rockera.
Sebastián Monk: –Me parece que por la historia y las edades nuestras, hemos tenido una primera experiencia cercana al rock, antes que nuestro trabajo escolar, y eso se nota arriba del escenario y lo tratamos de conservar como sello característico en nuestros espectáculos.
Eduardo Cimino: –Somos músicos y tenemos años de trayectoria en el rock. Naturalmente sonamos así. Pero también es cierto, como le pasa a cualquier grupo, que los años que llevamos tocando juntos y la cantidad de shows que tenemos hacen que la banda suene más ajustada, especialmente en este último disco, Sacando canas verdes, en que tenemos un sonido más power. Hace unos años estuvimos tocando en Mar del Plata y en la puerta del auditorio paraban unos chicos de 10 o 12 años que hacían break dance (después los terminamos invitando a que hicieran una rutina en nuestro show) y nos decían que creían que nosotros habíamos querido hacer una banda de rock para grandes y como éramos muy payasos nos salió esto.
–Además de que Papando Moscas es el único grupo para chicos que hace rock, ¿qué otras cuestiones sienten que los diferencian de otros grupos y por qué?
G. L.: –En principio nos diferencia una cuestión de código: trabajamos un humor que se acerca al desparpajo en las letras de las canciones, que suelen describir situaciones que podrían ser conflictivas en la vida cotidiana familiar y escolar. Por otro lado, usamos una puesta en escena muy dinámica, con personajes propios del imaginario infantil que interactúan entre y durante las canciones, viviendo situaciones que no necesariamente muestran lo que se está contando en la canción: por ejemplo, superantihéroes, estrellas internacionales truchas, madres y maestras caricaturescas, ídolos del rock a los que se les sale la peluca, guiños de códigos televisivos, elefantes del circo. Evitamos por todos los medios caer en el lugar común de dar consignas de participación o enseñar previamente un estribillo para que los chicos lo canten con nosotros. Nos interesa la espontaneidad, que participen como se les den las ganas y no como les “pedimos” que lo hagan. Eso es muy valorado por el público, se genera una complicidad asombrosa con los chicos y con los grandes que se traduce en una verdadera fiesta, cantando, bailando y riendo todos juntos. Es muy emocionante para nosotros sentir que, al menos en ese momento, distintas generaciones se unen disfrutando con la misma intensidad de lo que está pasando.
–¿Los chicos les cuentan historias que luego ustedes transforman en canciones?
S. M.: –Me parece que es un ida y vuelta entre lo que ellos aportan y lo que se nos ocurre a nosotros. Eso enriquece la fantasía, en ellos y en nosotros, y la mantiene en una frecuencia que es de lo más valiosa.
G. L.:–En algunos casos, nosotros generamos ideas; otras veces lo hacen ellos, y vamos jugándolas en clase o en nuestros talleres. Hay un tema, “Ufa, estoy aburrido”, que cuenta las desventuras de un chico que hace la famosa “rata” al colegio, pero todo le sale mal, y resulta que está enfermo de verdad, cuando él simulaba para faltar. Ese tema fue compuesto con alumnos de nuestro taller.
–En las letras de las canciones, también intentan integrar al adulto, a veces, como “víctima” de chicos aburridos o sin nada que hacer...
G. L.: –Quizá sea esa la descripción de algún tema, en otros casos se describe humorísticamente situaciones como los caprichos, alguna historia de amor, la falta de baños públicos en las plazas, la fantasía de salvar el mundo, algún juego de palabras. La temática es bastante diversa, aunque el acento está puesto en situaciones de la convivencia niños-adultos, y entre los niños.

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“No nos limitamos al rock y al blues”, aclaran estos clowns con sonido power y espíritu circense.
 
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