ESPECTáCULOS › SYLVESTER STALLONE, SU CARRERA Y SU PAPEL EN “MINI ESPIAS 3”

“La acción ya no depende del actor”

En la charla con este diario, el veterano actor se ríe largamente de sí mismo, afirmando que sus hijos le pidieron que aceptara el rol diciéndole que “tenía que hacer una película buena de vez en cuando”.

 Por Martín Pérez

Al escuchar la pregunta, el joven se entusiasma. Abre un poco más los ojos, se sacude en su asiento y se apura a responder. “¿La escena más difícil de la película?”, dice Daryl Sabara, repitiendo la pregunta en cuestión. “Bueno, fue también la más divertida. Había que prestar atención porque debía correr, esquivar una pelota y después había una escalera y una cuerda...”, enumera Daryl, y su respuesta corre el riesgo de perderse en el limbo del que no es necesario reproducir en una entrevista, hasta que es interrumpida por la voz de su compañero de videoconferencia. “¿Llamás a eso difícil? Por favor, tendrías que haber hecho una película como Cliffhanger y sabrías lo que es divertido”, dice un irónico pero decidido Sylvester Stallone, que aún recuerda a Rocky y a Rambo a pesar de sus 57 años. Y agrega satisfecho, después de dejar una pausa para que se acallen las risas de quienes lo escuchan: “Algo como eso es lo que hago todos los días antes del desayuno. Lo más difícil que hice yo en esta película, en realidad, fue llevar pantalones tan apretados”.
Sentado en el sillón de un hotel de México al lado de Sabara, la pequeña estrella masculina de los Mini Espías de Robert Rodríguez, aparece esa gran estrella de acción en decadencia que indudablemente representa Stallone. Está allí porque encarna al malvado del último de los tres films de la serie de espías infantiles del director de El Mariachi. Pero, a pesar de toda su fama, demuestra ser un entrevistado muy divertido. Atendiendo a las preguntas que le llegaban desde Buenos Aires a través de una pantalla de TV, Stallone dominó una videoconferencia realizada para promocionar el inminente entreno local de la tercera parte de Mini Espías. Pero no sólo por su condición de estrella internacional, en decadencia pero estrella al fin, sino por un saludable sentido del humor que le permitió reírse de sí mismo sin ningún problema y desde un primer momento.
–Usted dijo que su nombre no era la elección obvia para una película infantil... ¿Qué pensó cuando recibió el llamado de Robert Rodríguez invitándolo al proyecto? –fue la pregunta inicial de la videoconferencia, realizada por Página/12.
Sylvester Stallone: –Lo primero que pensé cuando me llamó era que tenía el número equivocado. Robert me dijo que quería usar mi pasado como héroe de acción para darle un poco más de filo al personaje que debería interpretar, que tendría que aparentar la misma edad que Roberto Montalbán, o sea 75 años. Razón por la cual le pedí que me dejase meditar la propuesta por un tiempo. Así que apenas colgué con él lo consulté con mis hijos, y ellos me recordaron que debía hacer una película buena de vez en cuando. “Olvidate de Rocky y de Rambo y hacé algo importante como Mini Espías”, me dijeron (risas).
–¿Qué fue lo primero que pensó cuando le dijeron que iba a actuar con Stallone, Daryl?
Daryl Sabara: –No lo puedo creer, dije. Porque había visto todas sus películas como Rocky y hasta juego al videogame...
S.S.: –(Interrumpiendo) ¡Es un mentiroso! ¡Odió la idea! Hubiera preferido a Tom Hanks o a George Clooney.
–A ver. ¿Qué fue lo primero que le preguntó cuando conoció a Stallone?
D.S.: –No sé... tal vez: “¿Cómo estás?”.
S.S.: –¡Nada de eso! Me dijo: “Bah, pensé que serías mucho más alto...”.
Pero Stallone no sólo sabe reírse con ganas de sí mismo sino que también es sincero a la hora de responder sobre su carrera. “Es verdad que a mis amigos les suelo decir que cuando llegan a la media hora final de mi biografía en cualquier canal por cable, comiencen a hacer zapping”, dice. “Esa es la parte que uno siempre intenta volver a editar. Aunque la media hora final de cualquier biografía de una estrella de Hollywood es la peor parte, ¿no es cierto? Es cuando pierde todo su dinero, se divorcia y sus hijos lo odian”, ironiza Stallone, que confirma que Rocky pasó decididamente a retiro. Pero también revela que hay un proyecto sobre Rambo dando vueltas por los estudios. “Pero habría que hacer otro. Porque es hora de dejar de lado los problemas de la política exterior, que ahora es un asunto tan delicado. Después de todo, ya me hicieron destruir Rusia y el Lejano Este. ¿Contra quiénes voy a ir ahora, contra los daneses? Es verdad, son molestos a veces... pero no para tanto. No, en serio: si hicieran otro Rambo, tendría que estar ambientado en Estados Unidos y hablar sobre nuestros problemas, como lo hizo la primera película de la serie.”
En esta tercera Mini Espías, Sylvester Stallone encarna a un malvado que programó un videojuego tan popular que se revela como una amenaza mundial. Un malvado que se desdobla en varios personajes: un dictador, un científico, un hippie y otros. “Fue divertido de hacer”, cuenta Stallone, que gracias a Robert Rodríguez aparece multiplicado por tres e incluso más. “Lo más difícil fue encontrar las voces. Para el dictador tomé la de George C. Scott, pero bajo la influencia de litros de café. Y el hippie sale directamente de Haight Ashbury, la esquina contracultural de San Francisco”, enumera el actor, que asegura ser el peor jugador de videojuegos del mundo. “Mis hijos me ganan incluso en el videojuego de Rocky”, dice esta estrella que no sólo es capaz de reírse de su fama en decadencia sino que también es capaz de despedirse haciendo un buen resumen de la historia de las películas de acción contemporáneas. “Lo que conocemos como películas de acción es un estilo que comenzó bien temprano en los ‘80. Tal vez un poco antes, con Harry el Sucio... para desaparecer tal vez a mediados de los ‘90. La diferencia de esas películas de acción con las de hoy en día es que entonces el actor debía estar involucrado en la acción, mientras que hoy está involucrada la cámara. El director, el encargado de la fotografía, los tipos de los efectos especiales: ellos son los sujetos de la acción en la actualidad. Porque, de ser un trabajo principalmente físico, con el actor en medio de la acción, pasó a ser algo mucho más técnico, en el que la máquina produce la acción y el actor sencillamente reacciona. Ya no están tan involucrados como teníamos que estarlo nosotros... Qué tiempos aquellos, ¿no?”

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En Mini Espías, Stallone encarna no a uno sino a varios villanos.
 
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