ESPECTáCULOS › SUSANA Y TOMAS HOFFMANN, PSIQUIATRAS EN LA TELE

La reflexión como terapia

Conducen por Canal 7 Puertos y puertas, programa mensual de
entrevistas a distintas personalidades de la cultura.
“Hay que escapar del entretenimiento idiotizante de la TV”, dicen.

Susana y Tomás Hoffmann conforman un matrimonio de médicos psiquiatras. Pero, lejos del encierro que muchos de sus colegas le otorgan a su profesión, los especialistas se animaron a dar el paso fuera del consultorio. Y llevaron sus inquietudes, tanto profesionales como ciudadanas, al lugar más impensado: la pantalla de TV. Así fue que desarrollaron con Puertos y puertas, un programa mensual de entrevistas a distintas personalidades de la cultura que se emite por Canal 7. Un ciclo que, a contramano de los cánones de la industria actual, contiene en su esencia un espíritu social y hasta psicoanalítico. “Pensamos hacer un ciclo de TV porque constatamos que a la hora de analizar y paliar los efectos del malestar contemporáneo en la cultura, el consultorio no alcanzaba: hacía falta crear un espacio masivo en el cual los argentinos puedan reflexionar”, apunta Tomás, en diálogo con Página/12.
Casi único espacio de reflexión de la TV argentina, Puertos y puertas nació con la idea de darle voz a diversas personalidades de la cultura, personas que en algún momento de sus vidas pasaron por diversas tempestades y lograron sobreponerse. Un espacio hecho para reflexionar sobre el presente social y renovar la esperanza. Por el ciclo ya pasaron Eduardo Galeano, Miguel Angel Estrella, Marcelo Birmajer, Maximiliano Guerra, Juan Carlos Indart y Norberto Minichillo, entre otros artistas y profesionales de la medicina y la ciencia. “Nuestra intención es hacer de las artes y los oficios una alternativa no nostálgica, un refugio posible contra las formas de satisfacción repetitiva y degenerada en la hiperproducción de objetos que envuelve un goce cada vez más tonto”, apunta Susana.
–¿Es posible que, en medio de una TV digitada por el dios rating, un programa televisivo pueda lograr crear conciencia social en el televidente?
Tomás Hoffmann: –Creemos que más allá de las historias personales de quienes visitan nuestros consultorios, existen muchos valores degradados, teñidos por la proliferación de la economía de mercado o por la proliferación de la objetivización de las personas. Y en ese contexto la TV cumple un rol fundamental como medio masivo para acentuar esas condiciones sociales. El malestar individual de los argentinos en la actualidad está tristemente vinculado a los dos grandes hitos políticos de nuestra historia reciente: la dictadura y el menemismo.
Susana Hoffmann: –No somos los únicos psicoanalistas en salir del consultorio para hacer algo en relación al malestar en la cultura. La TV puede contribuir en lo social. No pretendemos llevar nuestra profesión a una entrevista, porque es algo de otro orden, pero nos parece que escuchando se puede entender mejor lo que sucede a nivel social. Hay que escapar del entretenimiento idiotizante de la TV.
–¿Qué pueden aportar ustedes a la TV, como psicoanalistas?
T. H.: –En las entrevistas podemos ubicar las diferentes respuestas positivas que distintas personas tuvieron a embates traumáticos que les tocó vivir. Estamos interesados en difundir el saber que cada uno de los entrevistados tiene para aportar acerca de cómo se las rebuscaron para mantener una coherencia creativa. Y lo que encontramos en todos los casos es la conclusión de que no existe la salvación individual, como los valores vigentes del mercado nos quieren hacer creer. Todos necesitaron de los otros para sobreponerse a determinadas situaciones.
–Pero a esta altura, ¿no es una utopía creer que la TV puede ser utilizada como medio para el cambio social e individual?
T. H.: –Somos realistas y pesimistas al respecto, pero también utópicos.
S. H.: –Tanto nosotros como Ana de Skalon (directora periodística del canal) deseamos hacer una TV que incluya a todos. La utopía es que uno quiere alcanzar miles de voces. Sabemos que es difícil. La TV actual se limita al entretenimiento tonto. Hay que quebrar esa idea. En el ciclo, por ejemplo, se genera un clima de tanta igualdad y simetría, que hasta los técnicos del canal vienen a grabar las entrevistas con placer. Es posible hacer televisión y hacerlo con placer, en un clima distendido. Es mentira que no se puede y que la vorágine televisiva es inevitable. El funcionamiento televisivo se puede modificar. Nada es inevitable. Esa es nuestra utopía.

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