ESPECTáCULOS › ANGEL MAHLER, COMPOSITOR Y DIRECTOR MUSICAL, SIEMPRE CON CIBRIAN

Dos personalidades para un mismo equipo

Por E. R.

Desde 1982, Pepe Cibrián y Angel Mahler unieron sus talentos para conformar una dupla que con el tiempo se convirtió en la más prolífica del musical argentino. Cibrián como director y productor, Mahler como compositor y director musical, el tándem ya tiene en su haber 20 musicales. Aunque eclipsado por la figura de Cibrián, Mahler cuenta que el trabajo entre ambos es “de par a par”, sin jerarquías. “No tenemos una manera programada de trabajar”, señala el músico. “Por lo general, nos encerramos todos los días durante un tiempo hasta que terminamos la obra. En armar el esqueleto tardamos un mes. Y la producción lleva entre 6 y 8 meses hasta llegar al estreno”, detalla.
–¿Es Dorian Gray, el retrato un musical más para la dupla?
–No. Ninguno es uno más. Este es especial porque Dorian Gray... esperó 32 años en hacerse dentro de mí. Yo leí la novela cuando tenía doce años en inglés y desde ese momento me fascinó el personaje. Después la volví a leer en varias oportunidades, hasta encontrarle la teatralidad necesaria para hacerla musical. A Pepe, al principio, no le terminaba de gustar la idea.
–Una cuenta pendiente que se empieza a saldar...
–Pero ahora me doy cuenta de que hubiese sido imposible estrenarla antes. Hoy en día, la técnica permite hacer las transformaciones del cuadro y los efectos que tiempo atrás no se hubieran logrado plasmar en el escenario. Yo pensaba: ¿cómo hago para que la gente vea que el cuadro de Dorian pasa de un estado a otro en segundos sin ser burdo? Hoy en día tenés programas que hacen que eso se vea perfecto. Esta obra necesita de la tecnología: la transformación es la esencia.
–Es un sueño suyo más que de Cibrián...
–Sí. Pero nosotros nos proponemos cosas continuamente. El fantasma de Canterville lo propuse yo, él me propuso Calígula... Tratamos de cumplir nuestros sueños a través de lo que llevamos al escenario. Nuestro trabajo creativo es muy par. No es que Pepe escribe un libro y me dice que le ponga música o viceversa. Trabajamos juntos de manera integral, como si fuera una película. Por eso decidimos de mutuo acuerdo que las obras son nuestras, no de Cibrián con música de Mahler...
–Lo que pasa es que Pepe es el personaje con más exposición pública de la dupla...
–Sí, claro. Pero en la Argentina siempre se reconoce más al director que al compositor musical, aun cuando hablamos de un género musical. Acá se dice “una obra de Midón...”. En Estados Unidos, por ejemplo, se presentan como “una obra de Andrew Lloyd Weber”. Si ponen “Harold Prince presenta” y Andrew Weber abajo lo matan. Es al revés. En Cats o El fantasma de la ópera Andrew Weber está primero, porque la música es lo importante.
–¿Cómo es el proceso a la hora de pensar la música para una obra?
–Cada personaje te genera cosas diferentes. Entonces, cada proceso es diferente. Dorian Gray... no es una obra de terror, si bien tiene suspenso, pero te genera expectativas y tensión permanentemente. Te dice una determinada cosa y a partir de ahí trabajo. Mantiene un suspenso y una expectativa de que algo va a ocurrir que hace que los acordes y las armonías sean diferentes a otras obras. El trabajo musical en Dorian... es muy diferente a las anteriores: me he jugado a melodías raras. Pero no por una búsqueda, sino porque me salió así. El tema central de la obra es el destino, por eso traté de escapar de las composiciones más comunes.
–¿Hay un temor a repetirse a la hora de buscar la música?
–No es un miedo. Si bien uno tiene un sello y una forma de componer, en mi caso siempre busco hacer algo diferente. A mí, son los personajes los que llaman la música. En esta obra hablamos de la culpa, del narcisismo, del destino...

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