PIRULO DE TAPA

ESCLAVO

Ker Aleu Deng tiene 18 años y, en un mundo que se complace con los grandes avances tecnológicos, hasta hace poco fue esclavo en Sudán. Fue un prisionero de la guerra civil en su país y mientras su madre era vendida como esclava sexual, Deng debía cuidar cabras y recoger hojas de té por su dueño que, en uno de sus castigos, lo dejó ciego. Fue rescatado por la ONG Christian Solidarity International y ayer dio su testimonio en el Congreso norteamericano.

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