PSICOLOGíA › APORTES PARA UNA DISCUSION SOBRE LAS TENDENCIAS ACTUALES

Las “nuevas sexualidades”, ¿son nuevas?

Por Estela S. de Gurman *

Cuando se habla de “nuevas sexualidades” (como cuando se habla de “nuevas patologías”), ¿se trata de nuevas formas, nuevos modos de presentación, nuevas envolturas o ropajes, o se trata de cambios más profundos, cambios de estructura? No sólo como psicoanalistas sino como miembros de una cultura que parece travestirse a ritmos acelerados, conviene diferenciar cuándo el discurso circulante apunta a un verdadero viraje en torno a la cuestión en juego y cuándo encubre o dificulta aprehender qué verdad se dice allí. Conviene interrogarse al respecto, aunque no surjan respuestas inmediatas y sea necesario que lo actual advenga pasado historizable. Que lo novedoso tenga buena prensa no garantiza su consistencia.
En Tres ensayos para una teoría sexual –hito esencial en el desarrollo del psicoanálisis, obra basal en el enfoque de la sexualidad, que Freud escribió en 1905 y a la que añadió sucesivos prólogos y notas hasta 1920-encontramos lo que puede denominarse la caída de un mito: el de la inocencia infantil. Este mito o creencia puede no obstante retornar y, frente a ciertos acontecimientos protagonizados por infantiles sujetos, la sorpresa y el desconcierto anonaden a quienes siguen pensándolos como ángeles asexuados sin odio ni violencia.
El peso de las teorías sexuales infantiles, que no sólo son de los niños, así como el de las creencias, construye el molde en que se forja la sexualidad. Así, esas creencias y teorías gobiernan y sostienen la sexualidad humana. Y el punto clave en torno al cual giran es lo que ordena las diferencias: la diferencia sexual no recibe respuesta acabada en lo que el cuerpo da a ver.
El cuerpo significado y la posibilidad simbólica que incluye al Otro como alteridad sostendrán la diferencia. En torno al eje de la aceptación o no de la diferencia –con todo lo que ello implica; aceptación o renegación de la castración– gira la conflictiva sexual.
Por otra parte, ya en 1905, Freud postula que la pulsión sexual no viene atada o soldada a ningún objeto adecuado para su satisfacción; su objeto es del orden de lo contingente. Entiendo que esa premisa no sólo sigue vigente sino que es llevada a su máxima expresión.
En ultima instancia, ¿sobre qué se montan los desafíos postulados por los discursos que defienden distintas expresiones de las así llamadas “nuevas sexualidades” sino sobre aquella premisa freudiana? (Dejo aquí expresamente a un lado la faz política o ideológica que pueda sostenerlas.)
Por otra parte, todo acercamiento sexual al otro pone en juego los velos fantasmáticos que intentan cubrir la falta radical, aquella de nuestra incompletud a la que ese otro nos confronta. De ahí que quede facilitado el surgimiento de intentos para construir otros velos que sugieran la posibilidad del todo ; la idea de que el todo es posible en un más allá de la Ley.
Estas diversas manifestaciones no hacen sino ocultar la dificultad para dar respuesta a lo incognoscible de lo real del sexo, o quizás sean modos de intentar encontrar una respuesta.
¿No tendríamos que preguntarnos si lo que aflora desconcertándonos, sorprendiéndonos en el campo de las llamadas nuevas sexualidades, tiene algo que ver con nuevas versiones de las teorías sexuales infantiles? Nos confrontamos con teorías que transforman el no todo de la castración en la imaginaria y absoluta completud que nos homologaría a los dioses. Muchos discursos que hoy se ocupan del tema intentan retrotraer la discusión a un tiempo pre-psicoanalítico. De eso se trata cuando la sexualidad queda reducida al discurso médico-biológico, o cuando ciertas expresiones de la sexualidad convocan a discursos moralizantes o religiosos. El debate con lo biológico estuvo en el mismo Freud en una suerte de discusión consigo mismo, no obstante lo cual dejó en claro que la identidad sexual (pensarse hombre o pensarse mujer) no es algo dado sino algo a construirse. Quizás hoy retornan, de diferentes modos, las viejas preguntas de “cómo serhombre” o “cómo ser mujer” o, mejor dicho, cómo hacerse hombre o mujer. Y cómo poder lograr encuentros que, por definición, nunca serán totalmente logrados.

* Miembro de Agrupo, Institución Psicoanalítica. Fragmento del trabajo “Vicisitudes de Tres ensayos para una teoría sexual”.

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