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Un secuestro que incluyó el pedido de un autógrafo

Al reconocer en un robo al futbolista de Banfield Jorge Cervera, un grupo de asaltantes decidió secuestrarlo. La propia víctima negoció el rescate. La policía intervino y logró liberarlo.

“Uno me reconoció y empezó a pedirme una camiseta autografiada. Yo trataba de tranquilizarlo, le pedía que nos tomáramos todo con calma, que le iba a dar una solución pero que no me lastimara.” Con tono apaciguado, como quien ha recuperado la tranquilidad luego de un momento de mucha tensión, Jorge Cervera, volante ofensivo del Club Atlético Banfield, enfrentó las cámaras. Pero esta vez no era por una buena actuación dentro del campo de juego de El Taladro sino para contar la odisea que vivió durante la madrugada de ayer, en la que una vez más el mundo de la pelota y la modalidad delictiva por excelencia en la Argentina de hoy, el secuestro express, tomaron contacto. El futbolista fue raptado junto con otras tres personas cuando abandonaba un tenedor libre de Temperley y terminó siendo liberado ileso media hora después en medio de un intenso tiroteo entre sus captores y la policía, luego de que ésta se anticipara al pago del rescate. Como consecuencia del enfrentamiento, un policía resultó herido.
“Fue terrible. Es una situación que no le deseo a nadie.” Esa era la única conclusión que se animaba a sacar Cervera, ya en la comisaría 10ª de Lanús, cuando todo había terminado. El jugador, oriundo de Mendoza, había aprovechado la noche libre del lunes –los martes el plantel de Banfield no se entrena– para ir a cenar con su amigo Pablo Adrián Tarifa, de 32 años, y dos conocidas de ambos, Jessica Carnevale, de 24, y Silvana Molina, de 30. El lugar elegido fue un restaurante chino del centro de Temperley, en el que el grupo de amigos permaneció hasta minutos después de la medianoche. “Cerca de las 0.30 abandonaron el local en el Peugeot 206 azul del jugador y alrededor de las 0.40 fueron interceptados por al menos ocho hombres a bordo de un Honda Civic y un Ford Escort, ambos robados, en la intersección de Pasco y Lituania, también en Temperley”, explicó a Página/12 el oficial Raúl Duarte, de la seccional 10ª, quien más tarde participaría del tiroteo y posterior rescate de los secuestrados.
Aparentemente, los asaltantes no tenían intención de secuestrar al futbolista y sus acompañantes sino sólo robar el coche, ya que venían de efectuar varios hechos semejantes en Banfield. Sin embargo, según relató el propio Cervera, uno de ellos lo reconoció, lo que motivó el secuestro. La versión de la policía indica que los delincuentes, que siguieron camino hacia Lanús a bordo de los tres coches –dos de ellos subieron al 206 de Cervera–, liberaron a las pocas cuadras a las mujeres, y huyeron, previa advertencia de que liberarían a sus víctimas a cambio de cinco mil dólares. “Ellos querían que pagara el secuestro para liberarme en mi casa. Primero me pidieron cinco mil dólares y después empezamos a hablar y llegamos a un arreglo por cuatro mil pesos”, contó el propio Cervera.
Sin embargo, el plan de los secuestradores se vino abajo gracias al aviso que dio un testigo del atraco al 206 a la policía, que de inmediato orquestó un operativo cerrojo en la zona. Así, ya cerca de la una, los asaltantes fueron sorprendidos por un patrullero cuando se aprestaban a acordar el lugar del cobro con el presidente del club, Carlos Portell, a quien habían acudido los amigos del jugador luego de que éste se comunicara desde un teléfono público de Villa Barceló, en Lanús. “Allí se produjo una persecución que continuó por unas cuadras hasta que el Honda Civic se detuvo y se inició un enfrentamiento, en la esquina de Albarracín y Chorroarín”, aseguró el oficial Duarte, quien conducía el patrullero. Como consecuencia de la balacera, el agente Román Aguilar resultó herido a la altura del abdomen, aunque fue internado sólo por precaución. Además, fueron detenidos dos de los delincuentes, identificados como Carlos Oscar Tolosa, de 19 años, y Pedro Guillermo Acuña, de 37. El resto, al menos unos seis hombres, lograron huir a pie y refugiarse en la villa de emergencia Los Ceibos, ubicada a pocas cuadras del lugar del enfrentamiento. Tanto Cervera como Tarifa fueron liberados sanos y salvos. El caso quedó a cargo del fiscal de Lomas de Zamora César Lucero, que instruyó actuaciones por “privación ilegal de la libertad, robo calificado, atentado y resistencia a la autoridad y lesiones”.

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Jorge Cervera esta vez no fue noticia por el fútbol.
 
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