SOCIEDAD › CUATRO FALSOS INSPECTORES EXTORSIONABAN A COMERCIANTES

El engaño de un millón de pesos

Dos mujeres y dos hombres que simulaban ser inspectores del gobierno porteño fueron detenidos ayer. Habían estafado en más de un millón de pesos a decenas de comerciantes, a quienes amenazaban con clausurar el local si no pagaban una coima. Además, los simuladores habían montado una oficina en la que falsificaban documentos con los que timaban a los empresarios.

La investigación comenzó a mediados de 2007, cuando un grupo de veinte comerciantes comenzó a denunciar extorsiones de parte de supuestos inspectores del gobierno de la ciudad. “Los comerciantes en su mayoría eran gastronómicos que tienen sus locales en distintos puntos de la Capital Federal”, explicó un jefe policial.

Con los datos aportados por las víctimas, la policía comenzó a realizar “seguimientos encubiertos, análisis de entrecruzamientos telefónicos y filmaciones de movimientos sospechosos”, señalaron fuentes policiales.

Las fuentes indicaron que en base a los datos surgidos de esas indagaciones llegaron en marzo hasta una casa del centro porteño, donde detuvieron a un hombre de 43 años, conocido como “Olaf”, a quien se le incautaron elementos probatorios por el delito de extorsión y estafas.

Con esa detención, los detectives advirtieron que en la maniobra participaba una banda con varios cómplices más, por lo que continuaron con la investigación. Así fue como en la noche del miércoles, la policía allanó tres viviendas en Caballito, Parque Avellaneda y el microcentro, donde fueron detenidos otro hombre y dos mujeres acusadas de liderar la organización delictiva junto a Olaf.

Los operativos se realizaron en Lezica al 4400, Maipú 400 y Directorio al 4500, donde quedaron detenidos un hombre de 68 años, apodado Dexter, sindicado como el jefe de la banda; su hija de 44, alias Pili, y una mujer de 55 años. Para los investigadores, Pili era la que manejaba el dinero obtenido de las extorsiones y la otra sospechosa, la que coordinaba a los cobradores.

Además, en la casa de Maipú al 400 los delincuentes habían montado una oficina, en la que se incautó una gran cantidad de documentación falsa, entre ellas bonos contribución de distintas entidades, credenciales apócrifas de inspectores de bromatología porteños, de la AFIP, Anses y del Instituto de Cinematografía de Cine (Innca).

“Allí falsificaban los documentos con los que engañaban a los comerciantes con un scanner y hasta decían que funcionaba allí una ONG”, señaló un policía que participó del allanamiento, quien describió los papeles apócrifos como “copias muy burdas”. Interviene el Juzgado de Instrucción porteño 48, a cargo de Alicia Iermini, quien asumió la investigación.

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