SOCIEDAD › CIENTíFICOS ALERTAN SOBRE EL POSIBLE VíNCULO ENTRE TELéFONOS MóVILES Y TUMORES EN EL CEREBRO

El lado oscuro de los celulares

 Por Virginie Montet

Desde Washington

El posible vínculo entre el uso de teléfonos celulares y el cáncer de cerebro podría parecerse a la relación entre el tabaco y el cáncer de pulmón, que la industria tabacalera y la sociedad demoraron 50 años en reconocer, advirtieron científicos estadounidenses ante el Congreso de este país. “No debemos repetir lo que ocurrió con la relación entre el cigarrillo y el cáncer de pulmón, cuando nuestra nación esperó hasta afinar cada mínimo detalle de la información antes de advertir al público”, dijo David Carpenter, director del Instituto de Salud y Medio Ambiente en la Universidad de Albany (Nueva York), ante la Cámara de Representantes.

Actualmente la ciencia está dividida respecto de los efectos biológicos de los campos magnéticos emitidos por teléfonos celulares. Carpenter y Ronald Herberman, director del Instituto de Cáncer en la Universidad de Pittsburgh (Pensilvania, este), dijeron a la Comisión de Reforma que el riesgo de cáncer cerebral por el uso del celular es bastante más grande para los niños, que tienen cerebros más vulnerables, que para los adultos.

“Debemos tomar precauciones aunque no tengamos una evidencia concluyente de la magnitud del riesgo”, sobre todo para los niños, dijo Carpenter. “Tomando en cuenta los 70 años que nos tomó retirar el plomo de la pintura y los 50 años que tardamos en establecer convincentemente el vínculo entre el hábito de fumar y el cáncer de pulmón, pienso que debemos aprender de nuestro pasado y hacer un mejor trabajo al interpretar la evidencia de riesgos potenciales”, agregó Herberman.

La mayoría de los estudios que “alegan que no existe un vínculo entre celulares y tumores cerebrales está desactualizada, tiene problemas metodológicos y no incluye un número suficiente de usuarios de celulares a largo plazo”, explicó Herberman. Un tumor en el cerebro demora cerca de una década en desarrollarse, dijeron los científicos, y los estudios existentes califican como uso “regular” la utilización de un celular sólo una vez por semana.

Para contrarrestar estos estudios que según Carpenter y Herberman son poco fiables, los científicos citaron trabajos europeos, en particular de Escandinavia –cuna del celular–, que muestran un vínculo entre el uso frecuente del celular y tumores benignos y cancerosos. Una reciente investigación sueca del científico Lennart Hardell afirma que un usuario regular tiene dos veces más riesgos de de-sarrollar un tumor en el nervio auditivo del lado donde utiliza el aparato, que en el lado que no usa. Además un estudio israelí determina un alza de 50 por ciento en las posibilidades de desarrollar un cáncer en la glándula salival.

“Esto también ocurre en el lado de la cara que se utiliza más frecuentemente para hablar por celular”, precisó Carpenter. Y según un comunicado científico de septiembre de la Real Sociedad de Londres, los adolescentes que comenzaron a usar celulares antes de los 20 años tienen cinco veces más posibilidades de desarrollar cáncer de cerebro a los 29 que aquellos que no tienen celular.

Herberman presentó además a los legisladores un modelo que mostraba cómo la radiación de un celular penetraba más profundamente en el cerebro de un niño de 5 años que en un adulto. “Cada niño usa un celular todo el tiempo, y hay 3000 millones de usuarios de celulares en el mundo”, dijo. Agregó que así como los paquetes de cigarrillos tienen mensajes de advertencia de riesgo de salud, los celulares “necesitan una mensaje de precaución”.

“Esto es un grave problema de salud pública. Se trata de un llamado al gobierno para que financie investigaciones y a la FCC (la autoridad reguladora de telecomunicaciones) para que revise sus normas técnicas’’, insistió Carpenter.

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