SOCIEDAD › SON DE PERSONAS QUE VIAJABAN EN EL AIRBUS QUE CAYó AL ATLáNTICO EN JUNIO DE 2009

Hay cuerpos entre los restos del avión

Los restos de la nave fueron hallados por un robot sumergible, a cuatro mil metros de profundidad. Todavía no aparecieron las cajas negras, que permitirían conocer las causas de la tragedia. Conflicto en puerta por el rescate de los cadáveres.

Entre los restos del avión de Air France que cayó al Atlántico en 2009, encontrados este fin de semana, los investigadores hallaron, a cuatro mil metros de profundidad, algunos cuerpos de las 228 personas que volaban a bordo de la nave. El hallazgo se produjo en el océano, frente a la costa de Brasil, como resultado de la cuarta misión de exploración de búsqueda del Airbus A330: un robot sumergible, similar a los usados en la búsqueda del Titanic en 1985, detectó el domingo pasado parte de la cabina, de las alas, ruedas y motores, en el fondo del océano. Todavía no aparecieron las cajas negras del avión, que permitirían establecer las causas del accidente.

Días después de la tragedia, sólo una pequeña parte de la aeronave y medio centenar de cuerpos aparecieron en la superficie. Desde entonces no se encontraron otros restos, hasta este domingo. El ministro de Transporte francés, Thierry Mariani, informó que “han sido encontrados cuerpos”. Nathalie Kosciusko-Morizet, ministra de Medio Ambiente y Transporte, precisó: “No soy una experta, pero (el avión) no explotó. Hay una parte de la cabina y adentro hay cuerpos”. Incluso dejó abierta la posibilidad de que las víctimas puedan ser identificadas. Sin embargo, las autoridades afirmaron que no contabilizaron el número de los cuerpos registrados en las imágenes tomadas por los robots submarinos.

Las cámaras sumergibles se encontraron con algunos cuerpos de pasajeros o tripulantes, algunos aún con el cinturón de seguridad en sus butacas. Parte del avión –un tren de aterrizaje, dos motores y gran parte del fuselaje– estaba todavía intacta. El estado de los restos hallados, concentrados en un área, permite pensar que la nave no estalló en pedazos al caer al mar, tal como se pensaba. Incluso, investigaciones preliminares habían sostenido que en el vuelo AF447 de Río de Janeiro a París se habría producido una falla en los sensores de velocidad, por lo que cayó al mar.

El descubrimiento de los restos resultó ser el primer avance en casi dos años de búsqueda tras el accidente. Las tres misiones previas no habían arrojado resultados positivos. “La buena noticia es que el área donde los restos están esparcidos es relativamente concentrada. Por eso, esperamos encontrar las cajas negras”, dijo Jean-Paul Troadec, director de la unidad francesa de investigación Bureau d’Enquêtes et d’Analyses (BEA).

Por su parte, el director ejecutivo de Airbus, Tom Enders, manifestó: “Realmente deseamos que el descubrimiento de los restos del accidente permita encontrar las dos grabaciones (cajas negras), porque estas son esenciales para entender esta terrible situación”.

La búsqueda de esos aparatos continúa. Sin embargo, no queda claro si al estar inmersas en agua salada durante casi dos años y bajo gran presión, la información de los aparatos –grabaciones de la cabina del piloto, posición del avión, velocidad, altitud, entre otros datos– podrá utilizarse para el avance de la causa. Además, no se sabe si permanecen juntas o fueron separadas por el impacto del avión con el agua. Para los investigadores, sin las cajas negras, las causas del accidente podrían no esclarecerse nunca.

La ministra de Transporte adelantó que Francia emprendería una operación para traer a la superficie en las próximas semanas, los restos de la nave accidentada y los cuerpos de las víctimas. La misión de rescate costaría alrededor de cinco millones de euros y contaría con la financiación del Estado francés. Los investigadores suponen que habrá controversia entre los familiares de las víctimas procedentes de Francia, Inglaterra, Brasil, Italia, Irlanda y China. Robert Soulas, vicepresidente de una asociación de víctimas, consideró que el hallazgo es una “excelente noticia”, por lo que podrían finalmente revelar “la verdad acerca del accidente”.

“No sabemos en qué estado están los cuerpos. Y se arriesgan a causar conflicto entre los familiares que quieran dejarlos en el fondo del mar y aquellos que quieran traerlos a la superficie”, dijo Soulas.

La búsqueda estuvo a cargo del barco oceanográfico Alucia, con una docena de especialistas de Woods Hole Oceanographic Institution en Massachusetts. Había partido el 22 de marzo desde el puerto de Suape, en el estado de Pernambuco, en el nordeste de Brasil, y dos días después llegó hasta la zona donde esperaba encontrar los restos del avión. Allí, exploraron con un scanner unos 75 kilómetros a la redonda de donde se cree fue el accidente aéreo. Los investigadores utilizaron tres robots submarinos Remus, similares a los usados en la búsqueda del Titanic en 1985. Desde las profundidades, los aparatos enviaron a la superficie imágenes en blanco y negro de los restos de la aeronave en el lecho marítimo, a unos cien metros al oeste de la última posición conocida del avión. Después de verificar las fotografías, los tripulantes del Alucia confirmaron que se trataba del avión perdido.

Traducción: Soledad Arréguez Manozzo.

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Imágenes enviadas desde el fondo del océano por el robot sumergible.
 
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