SOCIEDAD › INEDITA DECISION DE LA OMS CON LOS REMEDIOS DEL SIDA

Un freno a los laboratorios

La Organización Mundial de la Salud adoptó como propia la política brasileña de lucha contra el sida, que desconoce las patentes.

 Por Pedro Lipcovich

Brasil derrotó a Estados Unidos en la Organización Mundial de la Salud. Una propuesta del país latinoamericano, que favorece el acceso de los países pobres a los medicamentos y pone límites a las multinacionales farmacéuticas, fue aprobada en la asamblea del organismo mundial, luego de una pulseada que duró diez días. Además, las nuevas autoridades de la OMS pidieron formalmente que Brasil diseñe un plan para que otros países puedan adoptar su programa de lucha contra el sida, que incluye la producción de medicamentos por el Estado. Al mismo tiempo, la Unión Europea puso a punto un método para que los países pobres puedan recibir medicamentos a precio reducido. Todas estas movidas se anotan en un conflicto entre salud pública y beneficios económicos cuyo próximo round tendrá lugar en setiembre en Cancún, cuando se reúna la Organización Mundial de Comercio. Los resultados que va arrojando este conflicto interesan a la Argentina para cuestiones tan vitales como la posibilidad de sostener en el tiempo la cobertura de medicamentos contra el sida.
En diálogo con Página/12, Jorge Bermúdez, titular de la delegación brasileña ante la Asamblea de la OMS, contó que “durante diez días debatimos intensamente con la posición de Estados Unidos: llegamos al extremo de plantear que, si no había acuerdo, se fuera a votación: como la propuesta de Brasil era apoyada por la mayoría de los países de América latina, toda Africa, Indonesia y Tailandia, hubiéramos ganado ampliamente; entonces, Estados Unidos aceptó que se aprobara por consenso”.
La resolución adoptada pide a los países “adaptar sus legislaciones para aprovechar la flexibilidad contenida en el Acuerdo sobre Propiedad Intelectual y Comercio”. Esto quiere decir que, cuando razones de emergencia sanitaria así lo exijan, un país puede fabricar por su cuenta medicamentos ya patentados o bien importar copias de medicamentos patentados de países que los produzcan más baratos. La delegación de Estados Unidos, en sintonía con la industria farmacéutica, priorizaba la defensa de los derechos de propiedad intelectual, “que la resolución reconoce, pero sin que puedan impedir el acceso a los medicamentos”, precisó Bermúdez.
Además, el presidente electo de la OMS, Jong Wook Lee, solicitó formalmente la colaboración de Brasil para desarrollar políticas de control de la epidemia de VIH/sida en los países en desarrollo. El programa brasileño concitó el interés internacional por su éxito basado en criterios como el de no sólo entregar medicamentos, sino también asegurar y controlar que cada paciente los tome adecuadamente; y su política de producción de fármacos por laboratorios estatales. “De los 13 medicamentos aprobados, ocho se producen en laboratorios oficiales”, señaló Bermúdez.
Emilio Cermignani, profesor de farmacología en la Universidad de La Plata y titular del Grupo Argentino para el Uso Racional de los Medicamentos (Gapurmed), advirtió que “en la Argentina, la declaración de ‘emergencia sanitaria’ en vigencia habilita para recurrir a las flexibilidades en materia de patentes” y comentó que “si un país tiene suficiente capacidad instalada para producir medicamentos, puede negociar precios en condiciones mucho mejores, como fue el caso de Brasil con el laboratorio Roche”. Este país logró que el laboratorio multinacional bajara en más del 50 por ciento el precio de un antiviral, sin necesidad de fabricarlo. “Nunca llegamos realmente a quebrar una patente, pero llegamos a amenazar con hacerlo”, sonrió Bermúdez.
El largo tira y afloje entre las leyes del mercado y los requerimientos de la salud pública “tuvo su punto de inflexión en la reunión que la Organización Mundial de Comercio efectuó en noviembre de 2001 –precisó Martín Cañás, asesor de Fundación Femeba e integrante de Gapurmed–. En abril de ese año, Sudáfrica les había ganado un juicio a 39 compañías por patentes de medicamentos, en el marco de su gravísima epidemia de sida. Estados Unidos, Canadá, Suiza y Japón apoyaban a las compañías pero, cuando empezaron los ataques biológicos con ántrax, poco después delatentado del 11 de setiembre, Estados Unidos no dudó en pasar por encima de las leyes de patentes y disponer la fabricación estatal del medicamento contra esa enfermedad; y Canadá llegó a producir efectivamente 900.000 unidades. Entonces, ese año, tuvieron que retroceder, pero después volvieron a apoyar a las empresas”. Así se llegó al pronunciamiento de ayer de la asamblea de la OMS, que debería influir en la próxima reunión de la Organización Mundial de Comercio, en setiembre próximo en Cancún.
Ayer, además, el Consejo de Ministros de la Unión Europea aprobó un reglamento que alienta a la industria farmacéutica a vender remedios contra el sida, la malaria y la tuberculosis a países en desarrollo al 75 por ciento del precio de fábrica o bien un 15 por ciento por encima de los costos de producción. “La industria se oponía con el argumento de que los fármacos podrían ser reimportados clandestinamente a los países centrales, pero los estudios muestran que este riesgo no supera el 2 por ciento”, observó Cermignani.

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En Brasil, el programa antisida incluye permanentes campañas.
 
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