SOCIEDAD › NUEVO REGIMEN DE DISCIPLINA EN LAS ESCUELAS BONAERENSES

Con amonestaciones, aunque no tanto

Intentando desandar el camino que lleva a nuevas formas de convivencia basadas en el respeto por el otro y no en el temor, a partir del primero de septiembre próximo se implementarán en todas las escuelas de nivel polimodal de la provincia de Buenos Aires los nuevos “acuerdos de convivencia” que, discutidos por padres, docentes y alumnos, llegarán incluso a reemplazar en algunos colegios a las tradicionales amonestaciones. Con este nuevo régimen disciplinario, que derogará aquel que venía funcionando desde 1958, se favorecerán las sanciones reparativas –como por ejemplo que el alumno pinte una pared que ensució– y la búsqueda de mecanismos de conciliación –ante posibles peleas entre los adolescentes–, por sobre las sanciones punitivas.
“Creemos que a los chicos hay que formarlos en el respeto a la ley, pero para que esto ocurra ellos deben ser partícipes de su construcción. Por ello, durante dos años, toda la comunidad educativa estuvo debatiendo las reglas que a partir de septiembre regularán su convivencia”, dijo a Página/12 el director de Educación y Cultura bonaerense, Mario Oporto.
Desde que en el año 2002 las autoridades educativas de la provincia de Buenos Aires dictaron una resolución por medio de la cual todos los colegios debían contar con su “acuerdo de convivencia”, padres, alumnos y docentes se pusieron a discutir acerca de cuál sería para ellos la mejor forma de regular las relaciones entre los chicos tanto dentro como fuera de las aulas.
Nacieron así 1700 “acuerdos”, tantos como escuelas existen en la provincia, que a partir del primero de septiembre se implementarán en todos los colegios de nivel polimodal del territorio bonaerense. En ellos se prioriza la búsqueda de canales de diálogo entre los docentes y los adolescentes con el fin de prevenir posibles actos de indisciplina y se crea, para el caso de que la falta se cometa de todas maneras, un Consejo de Convivencia –integrado por todos los estamentos de la comunidad educativa– que deberá decidir las sanciones correspondientes, sobre todo, para los casos más graves.
Para los demás, mayoritariamente los códigos establecen sanciones de carácter reparatorio, como que el alumno arregle aquello que rompió, y pedidos formales de disculpas para los casos en que las faltas de disciplina se relacionen con insultos y peleas menores.
Con respecto a las amonestaciones, el gran tema en debate, el nuevo sistema no las elimina –salvo en algunos colegios donde la comunidad aprobó su desaparición–, sino que las incorpora en un contexto donde el objetivo último no es la sanción sino la reparación y el arrepentimiento. “Esto no quiere decir que la escuela se vuelva más permisiva, ya que ante faltas graves el Consejo de Convivencia puede decidir incluso la separación de algún alumno de la institución. Pero lo que se intenta es que los chicos se comprometan en el proceso y sobre todo entiendan el concepto de la reparación”, agregó Oporto.
El funcionario comentó además que esta modalidad mixta –amonestaciones más acuerdo de convivencia– surgió en el año 2001, luego de que el Ministerio de Educación provincial consultara a las escuelas sobre la posibilidad de eliminar estas sanciones, y recibiera un categórico “no” en más del 60 por ciento de las respuestas, aunque todas coincidieron en la necesidad de mejorar el sistema con mecanismos que favorezcan el diálogo y la prevención de los conflictos. Baches que justamente vienen a llenar estos acuerdos de convivencia. “Fueron dos años de trabajo, pero finalmente estamos en condiciones de derogar el antiguo régimen e implementar éste, que tiene como figura central la idea de que cada escuela decida su forma de convivencia.”

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