SOCIEDAD

Los ladrones que filmaron su propio reality show

Tres asaltantes robaron la filmadora de un camarógrafo que cubría una protesta y sin darse cuenta grabaron su propio escape. Los atraparon.

 Por Mariano Blejman

Robaron, huyeron, se filmaron y los pescaron. Un periodista y su camarógrafo que recorrían una zona marginal del barrio 20 de Julio, de la ciudad de Córdoba, fueron asaltados y los ladrones se filmaron sin saberlo. Los vecinos se estaban quejando ante el canal 8 local, cuya señal repite a nivel nacional Telefé. La cámara no sabía que estaba a punto de ser noticia. Todavía anónima, filmaba las quejas vecinales cuando tres ladrones se acercaron de espaldas al camarógrafo. Apuntaron a la cabeza, le sacaron la cámara de las manos en el momento mismo en que se hacía la nota y huyeron por calles de tierra. Todo quedó grabado. “Sentí que alguien tiraba el cable”, contó José Orlando, periodista que acompañaba a Diego Menite, camarógrafo robado (y recuperado).
La cámara fue un testigo silencioso del robo cometido. Simplemente quedó “en rec” por 17 minutos. Hizo voyeurismo de sí, filmó su propio reality para delicia del televidente. Ya que en el apuro quien corría primero la llevaba con la lente hacia atrás. El peso de las baterías inclinó hacia arriba el encuadre y sucedió lo que pocos camarógrafos logran, aun con dedicación: filmar en foco a los ladrones durante una corrida. Tal vez la cámara hubiera querido gritar, pero su micrófono estaba ocupado grabando lo que ellos decían. Un perro callejero corrió al encuentro de los fugitivos. Incluso les ladró. “Dale, corré..”, se escucha decir a los ladrones, mientras se los veía corriendo frente a cámara, con una pistola en la mano. La toma quedó como en el mejor travelling hollywoodense.
Los vecinos reaccionaron rápido. Corrieron en busca de los ladrones y el que iba armado se dio vuelta y jaló del gatillo. Podría haber sido una tragedia. Disparó en tres oportunidades, pero las balas no salieron. Por suerte. Atrás venía la gente. Pasaron 17 minutos, se dijo, desde el robo hasta que detuvieron a la cámara prófuga. Porque si de cámaras se trata, la policía no espera: montó un “operativo saturación” en cinco minutos.
En la corrida, la noticia ya no eran los problemas de los vecinos sino la cámara misma. Ausente, pero cumpliendo su trabajo. Porque ella muestra cómo los ladrones ingresaron a una casa con la puerta abierta, dejaron la cámara en el piso y, a oscuras, ella quedó registrando en vivo el sonido del partido entre España y Argentina por el Sub-17. Minutos después llegó la policía que –alertada por los vecinos– ya sabía dónde estaba la cámara escondida. El rehén (una betacam) fue abandonado por los maleantes ante el apuro, aunque tal vez ahora busquen trabajo de camarógrafos. “¡Alto policía!”, se oyó en la oscuridad del relato de fútbol, antes de que Argentina perdiera su lugar en la final. Una mano policial tomó la cámara y la sacó a la calle.
Entonces volvió la luz. El móvil policial estaba estacionado en la puerta. ¿Cómo recuperaron la cinta? “Vimos que estaba grabando y sacamos el cassette antes de que la policía se diera cuenta”, contó Orlando, el periodista cordobés, a Página/12. Esta vez, el héroe no fue el periodismo sino apenas su artefacto de trabajo. La cámara hizo lo que sabe: filmó, calladita, sin mostrar su luz roja. Después, Telefé cumplió con su parte: hizo famosas esas heroicas imágenes al emitirlas ayer en su noticiero. Media hora después de lo sucedido, los ladrones fueron detenidos. Alguien los había delatado. Por ahora, la cámara no quiso dar declaraciones.

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La filmación de la corrida fue perfecta: el peso de las baterías inclinó hacia arriba el encuadre.
 
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