SOCIEDAD › UNA FALSA ENFERMERA ROBO UNA BEBA DE UN HOSPITAL DE RIVADAVIA

El pueblo que se lanzó al rescate

Una joven de 18 años que acababa de perder un embarazo robó a una recién nacida del hospital. Cuando se conoció la noticia, el pueblo entero se organizó para la búsqueda. Y encontraron a la mujer en la casa de un familiar. Creen que sufre un desequilibrio emocional.

Ni los guionistas de las más populares telenovelas latinas podrían haber imaginado lo que sucedió ayer en América, un pueblo de 9 mil habitantes en la provincia de Buenos Aires: una joven de 18 años entró por la mañana a un hospital, se disfrazó de enfermera y robó de la maternidad una beba de tres días que estaba junto a su madre. La mujer, desesperada, le avisó al médico de guardia, el médico de guardia le avisó a la policía, la policía le avisó al intendente y el intendente le avisó a los vecinos del pueblo, quienes dejaron sus trabajos y comenzaron con la búsqueda de la beba. A las cuatro horas, la policía encontró a la joven en la casa de su tío, abrazada a la beba y mostrando una libreta con la firma del ginecólogo del pueblo que supuestamente acreditaba que se trataba de su hija. El médico vio que su firma había sido falsificada y reconoció a la chica: la había atendido en abril, cuando iniciaba un embarazo que perdió a los tres meses. Después, la verdad: la joven ya había perdido otros dos embarazos y dijo que por eso había robado a la beba. Luego, la sorpresa: la falsa enfermera se enteró a la tarde que estaba embarazada de nueve semanas.
María José Gómez, de 18 años, entró poco antes de las 8 al Hospital Municipal de América, un pueblo ubicado a 600 kilómetros al oeste de la capital, en el partido de Rivadavia. Había llegado desde Gonzalo Moreno, otro pueblo a 45 kilómetros de América. Vestida con una campera de jean y con una mochila, caminó por el pasillo que divide la sala de internación de la sala de maternidad. Un enfermero la vio desorientada entre la gente y le preguntó a quién buscaba. “A mi hermana”, contestó, y continuó caminando hasta que se detuvo y se puso el guardapolvo blanco que había traído en su mochila. Parecía una enfermera y se asomó a la habitación 8 de la maternidad: allí estaba Santiago Samudio, un bebe de dos días, junto a su madre y una enfermera. Demasiada gente. María José caminó hasta la habitación de al lado y entró.
En la habitación 9 dormía Susana Torres (“Tuti”), de 20 años, y en la cuna pegada a la cama estaba Delfina, que nació el domingo a la mañana por cesárea con 3,550 kilos. María José se presentó como enfermera y le dijo a Susana que tenía que llevarse a su beba para un control, pero la madre le respondió que ya le habían hecho los exámenes. María José agarró entonces la cuna y se fue de la habitación con Delfina. “Yo llegué al hospital a las 8 e iba a revisar a la beba cuando salió la madre desesperada y me dijo que una enfermera que nunca había visto se había llevado a su nena. Eran las 8.05 y llamé a la jefa de enfermería que me dice que no sabía nada. A las 8.10 le avisé a la policía porque la chica ya se había ido”, contó a Página/12 Horacio Benítez, obstetra del hospital América a cargo del parto de Susana.
Una vez fuera, María José subió a un remís Peugeot 504 blanco que estaba detenido en la puerta del hospital. La policía avisó al intendente de Rivadavia que la beba de Susana y Luis Calvete –un comerciante muy conocido en el pueblo que tiene un negocio de artículos de limpieza– había sido robada; a su vez, el intendente llamó a las radios locales para que difundieran la noticia. “Era un mundo de gente por todos lados, los comercios cerraron y excepto las escuelas, todo se paralizó. La policía hizo un operativo cerrojo y los vecinos se unieron a la búsqueda. Los únicos datos que teníamos era que se había hecho pasar por enfermera, que era muy joven y que se había ido en un auto blanco”, dijo el intendente Sergio Buil. En la confusión, la policía detuvo a un Senda blanco en el que viajaba una pareja con su bebé recién nacido.
Un vecino despegó su avión de fumigación para ver si identificaba el auto; otros se organizaron en grupos y fueron al vivero y al zoológico (que ocupan 350 hectáreas) para un rastrillaje, mientras que cientos se acercaron a la comisaría y ofrecieron dinero: en un momento se difundió que había una supuesta recompensa de 100 mil pesos para quien encontrara a la beba.
El remís había dejado a María José en la casa de su tío, a 30 cuadras del hospital. Una vecina la vio entrar y llamó a una radio; su dueño leavisó a la policía. A las 12, llegó un agente con un empleado de la municipalidad y los recibió María José, quien les dijo que la beba había nacido el martes. Después, llegaron más policías con Calvete, que reconoció a su beba. “El tío no entendía nada, la chica estaba en un departamento detrás de la casa. Es muy linda, morocha y de pelo corto. La beba tenía ropa nueva sobre el trajecito con el que había dormido en el hospital”, explicó una fuente del caso.
María José mostró en la comisaría una libreta donde figuraba la fecha de nacimiento de la beba: martes 10.05. La libreta tenía la firma de Benítez: “Fraguó mi firma. Yo le había dado la libreta en abril, cuando fui a Gonzalo Moreno e inicié el control de embarazo. A los tres meses perdió el bebé y se quedó con la libreta. Antes había perdido otros dos embarazos. Es una abortadora habitual, ya que perdió tres embarazos espontáneos y eso la afectó emocionalmente”, explicó Benítez.
Para corroborar si María José había tenido el bebé, el médico policial la llevó al hospital de América, donde todo había comenzado, para que le hicieran exámenes ginecológicos. “No tenía el útero agrandado y vimos en la ecografía que tenía un nuevo embarazo de nueve semanas”, afirmó el médico.
La jueza de Trenque Lauquen Diana Grassi y el fiscal Omar Flores, a cargo del caso, ordenaron pericias psíquicas para que se determine el grado de desequilibrio emocional de la joven, a quien hoy se le tomará declaración. América estaba feliz y los padres de la beba, agradecidos. Al final, decidieron llamar a su hija Delfina Milagros.

Producción: Gabriel Entin.

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Susana Torres estaba en la habitación junto a su hija, cuando la chica entró y se la llevó.
 
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