SOCIEDAD › UN MUERTO EN UN SUPUESTO INTENTO DE SECUESTRO

A los balazos en la camioneta

Una seguidilla de secuestros inquieta al gobierno bonaerense. En el marco de una causa caratulada hasta ahora como homicidio agravado, la fiscalía de Morón investiga el crimen de un empresario de Ituzaingó bajo la hipótesis de que podría haberse tratado de un intento de secuestro seguido de muerte. A este caso se sumó ayer la denuncia de los familiares de una mujer en San Antonio de Padua que apareció anoche después de cinco días de secuestro, mientras la Bonaerense y la Federal continuaban tras los rastros de la banda que tiene prisionero al padre del futbolista Cristian Traverso.
El crimen del empresario de Ituzaingó ocurrió el lunes por la noche en Loreto de Márquez y San Nicolás, uno de los cruces de Castelar. De acuerdo con los datos de la fiscalía general de Morón, el empresario Leonardo Valls llegó hasta allí después de atravesar buena parte de la ciudad con sus captores. “Los datos que tenemos –explicó una fuente de la fiscalía– indican que este hombre estuvo con su vehículo en una empresa de seguimiento satelital llamada Stop Car”. Una hora y media después del paso por Stop Car, Valls ya estaba con tres hombres en la camioneta y con un Volkswagen Golf metalizado que lo seguía desde atrás. En el cruce de Castelar, Valls “se tiró o lo tiraron de la Toyota y desde adentro le dispararon hasta matarlo”, continuó la fuente.
Leonardo Valls era dueño de una envasadora de agua del sur del Gran Buenos Aires. Su familia denunció la desaparición el martes por la mañana. Mientras estuvo o permaneció desaparecido, sus familiares no recibieron llamadas pidiendo su rescate. La fiscalía trabaja en este momento sobre dos hipótesis: una, el secuestro; la otra, en cambio, un robo seguido de muerte. “La camioneta de Valls es un auto caro, de aquellos buscados por quienes trabajan para el mercado de exportación de autos robados”, indicó la misma fuente. Ese tipo de robos que se mantiene constante y estable en la provincia a pesar de la caída de los robos de autos comunes por la campaña contra el negocio de los desarmaderos, podría ser la explicación del caso. Sin embargo, bajo esa lógica, nadie puede explicar la causa de la muerte: “Ahora –continúa la fuente–, por qué le dispararon no lo sabemos: desde que se haya querido escapar de un secuestro o hasta que haya sido un robo que terminó mal”.
El caso de Padua, en cambio, tiene puntos más claros. La mujer que permanecía secuestrada desde el jueves pasado era la dueña de una mercería de esa localidad y propietaria de una de las viviendas del country San Diego, de Moreno. El secuestro habría comenzado a bordo de un remís, cuyo conductor terminó baleado por los secuestradores en Merlo. Los captores exigían 300 mil pesos de rescate por la vida de la mujer. Anoche, una fuente del Ministerio de Seguridad indicó que la propietaria del local había sido finalmente liberada: después de un llamado anónimo, la habrían encontrado atada, en un rancho a la orilla del río Reconquista.
Aunque existen versiones de otros casos, como el del hijo de un empresario de Martínez y el del hijo de un supuesto narcotraficante, el Ministerio de Seguridad no tiene datos oficiales que los confirmen.

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