SOCIEDAD › LA INVESTIGACIóN POR EL SECUESTRO DE FLORENCIA PENNACCHI

Nada, después de una década

Hoy se realiza una marcha a diez años de la desaparición de la estudiante de Economía Florencia Pennacchi. El fiscal Marcelo Retes sigue investigando bajo “búsqueda de paradero”, La investigación estuvo a cargo de federales denunciados por nexos con prostíbulos.

Pasaron 10 años de la desaparición de Florencia Pennacchi, pero la falta de certezas sobre su paradero se mantiene como el primer día. El martes 15 de marzo de 2005, Florencia, una joven neuquina de 25 años que llegó a la ciudad de Buenos Aires para estudiar Economía en la UBA, cenó en su casa del barrio de Palermo con compañeros de trabajo. Pasadas las 2, luego de acompañar a sus invitados a la parada del colectivo, llamó a un delivery para pedir una cerveza, recibió el pedido y después no volvió a su departamento, según el testimonio del propio joven que hizo la entrega. El 16 por la mañana realizó cuatro llamadas telefónicas, entre ellas una a su jefe para avisar que se sentía mal y no iría al trabajo. Esa fue la última vez que se volvió a saber de ella. En un nuevo aniversario, sus familiares y amigos realizarán hoy a las 19 un acto frente al Palacio de Tribunales, convencidos de que Florencia sigue con vida y es víctima de un caso de trata. Todos denuncian el curso de la investigación por el caso, que hasta hoy desestima la hipótesis de secuestro con fines de explotación sexual y fue encabezada por comisarios acusados de cobrar coimas por tratantes y regentes de prostíbulos en Capital Federal y provincia de Buenos Aires.

“La sensación es de mucha impotencia, odio y angustia. Después de todo este tiempo y con pruebas contundentes, el fiscal Marcelo Retes sigue sosteniendo que la desaparición de Florencia fue voluntaria. Hay un entramado de complicidades de las redes de trata con la policía, el poder judicial y el político”, aseguró a Página/12 Silvina Bergmann, amiga de Florencia.

El llamado de un hombre que dijo tenerla secuestrada y pedía cinco mil pesos para liberarla en abril de 2005, hizo que la investigación quedara a cargo de la División Antisecuestros Extorsivos de la Policía Federal y en primer lugar de la fiscalía Nº23, a cargo de Retes. Los familiares de la víctima sostienen que, desde ese momento, la investigación presenta numerosas irregularidades.

“Durante cinco meses se realizó un trabajo de inteligencia sobre el dueño de un teléfono al que Florencia llamó varias veces durante la noche de su desaparición. Según la policía, hubo un error técnico para recuperar los datos del teléfono. Se tardó casi un año en lograr la declaración de esta persona, que es la más corta de la causa y tiene contradicciones”, indicó Bergmann.

La única certeza que existe es que Florencia realizó estos llamados desde el boliche Confusión, ubicado en avenida Scalabrini Ortiz y Costa Rica. El dueño del teléfono al que llamó la joven dijo no saber nada sobre el lugar o sus dueños. La investigación develó luego que la propiedad del local aparece a nombre de familiares suyos. No obstante, nunca se lo volvió a citar.

Gracias a la Fundación María de los Angeles, presidida por Susana Trimarco, se logró dar con dos víctimas de redes de trata que atestiguaron haber visto a Florencia en tres prostíbulos de Buenos Aires y Córdoba. Luego de sus declaraciones, una de ellas fue nuevamente secuestrada, aún cuando contaba con custodia policial, y la otra sufrió varias amenazas. Estos hechos hicieron que la testigo decida cambiar su declaración ante la Justicia.

En julio de 2010, Nancy Miño Velázquez, auxiliar de la Federal en la División de Trata de Personas, quien se desempeñaba desde 2008 como agente encubierta infiltrándose en redes de explotación sexual de mujeres, denunció al comisario inspector Jorge Cipolla, máxima autoridad de la División, como responsable del cobro de coimas que darían libertad de acción a prostíbulos porteños y bonaerenses. El comisario Jorge Omar Fernández, integrante del mismo organismo y miembro de la investigación en el caso Pennacchi, también fue denunciado.

Bergmann resaltó que “el fiscal no inició acciones porque las denuncias datan del 2008 y Florencia desapareció tres años antes. Según él, no habría vínculo. Además, eligió tomar la segunda declaración de la testigo y no investigar la primera. Tampoco tuvo en cuenta que Florencia desapareció con lo puesto: su ropa, billetera y documentos estaban en la casa”. “Hoy la causa se concentra en llamados que la ven por todas partes, sin ninguna evidencia. Nosotros sabemos que no se fue por su voluntad y tenemos la esperanza de recuperarla”, agregó.

Informe: Gonzalo Olaberría.

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Un número de teléfono al que llamó Florencia nunca fue investigado por el fiscal del caso.
 
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