SOCIEDAD › YA HAY CASI 250 MUERTOS Y MáS DE 2500 HERIDOS POR EL SISMO EN ECUADOR

Una tragedia entre escombros

El terremoto tuvo su epicentro en la turística ciudad de Pedernales, en la costa ecuatoriana. Unos treinta hoteles resultaron destruidos. Hasta el momento, no hay argentinos entre las víctimas fatales. El Ogro Fabbiani dijo que él y su familia están vivos “de milagro”.

El potente sismo que sacudió Ecuador ya se cobró 246 muertos, más de 2500 heridos y destrozos considerables en varias provincias costeras. El movimiento telúrico de 7,8 grados, el más fuerte desde 1979, se registró el sábado a las 18.30 hora local y duró más de un minuto. Aún conmocionados por el temblor, muchos vecinos pasaron la noche a la intemperie. En la turística ciudad de Pedernales, epicentro del sismo, una treintena de hoteles quedó derruida y con personas bajo los escombros. En Portoviejo, pocas casas quedaron en pie y en el ambiente ya empieza a percibirse la descomposición de los cadáveres atrapados. La Cancillería argentina informó que hasta el momento no hay ciudadanos argentinos entre las víctimas y confirmó el envío de suministros y de Cascos Blancos para colaborar en tareas de rescate.

De regreso al país tras una visita al Vaticano, el presidente Rafael Correa se trasladó al puerto de Manta, anunció créditos de contingencia y envió a la zona 240 médicos y 14 mil efectivos de las fuerzas de seguridad. Christian “el Ogro” Fabbiani, ex futbolista de Lanús y River, hoy en Liga de Portoviejo, aseguró haber vivido con su familia “la peor noche de su vida” y sostuvo que están vivos “de milagro”.

La tierra tembló con rabia y los sobrevivientes siguen aturdidos por el impacto, en tanto los equipos de socorro continuaban sacando a gente bajo las ruinas. El terremoto afectó sobre todo a seis provincias de la costa ecuatoriana. Por ahora dejó 246 muertos, 2527 heridos y más de 189 réplicas. “Estamos enfrentando una tragedia de magnitud”, señaló el presidente Correa, cuyo gobierno decretó “el estado de excepción para precautelar el orden público”, descartó un alerta de tsunami y anunció que llegará ayuda de Chile, Colombia, Venezuela y España. Desde el Vaticano, en su oración de Regina Coeli de ayer, el papa Francisco rogó por los ecuatorianos.

La remoción de escombros continuaba ayer en las provincias de Esmeraldas y Manabí, donde hay muchos desaparecidos. “Pedernales está devastado, los edificios se cayeron, en especial los hoteles, donde hay muchos turistas. Queremos auxilio”, pidió el alcalde Gabriel Alcívar desde esa ciudad con fuerte actividad turística. Bomberos trabajaban a destajo en el Hotel El Gato, un edificio de seis pisos que se desplomó por completo, sepultando a personas y vehículos.

Portoviejo, otra de las localidades más afectadas, parece literalmente una zona de guerra: algunos edificios quedaron reducidos a escombros, otros están medio derrumbados y hay postes de luz tendidos sobre el asfalto, mientras los vecinos contemplan estupefactos la magnitud de la tragedia. “Todo fue muy rápido, no nos dio tiempo a nada. Le dije a mi esposa ‘sal de la casa con los niños’, y no se pudo. Empezaron a caer las paredes y tuvimos que refugiarnos en una esquinita, bajo un mueble”, dijo Fernando Chávez, acompañado de dos perros que presintieron el “infortunio”. La ciudad de Guayaquil también registró daños materiales, los centros comerciales están cerrados y pocas personas circulan por las calles.

Primero sufrió inundaciones y luego un potente terremoto: la naturaleza parece haberse ensañado con Abdón Calderón, en las afueras de Portoviejo. “No ha pasado ni una semana y la naturaleza nos ha castigado muy duro”, dijo Nelly, quien afirmó que el mercado de abasto del pueblo se desplomó como un “castillo de naipes”.

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El terremoto afectó sobre todo a seis provincias de la costa ecuatoriana.
 
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