SOCIEDAD › CRISTIAN BOGADO ESTABA ESPOSADO Y EN EL PISO

Detenido por gatillo fácil

 Por Horacio Cecchi

El sargento José Luis Díaz cambió dos veces de destino en poco tiempo: del Comando de Patrullas de Hurlingham fue derivado, en julio, a una comisaría de San Martín. El sábado, mientras lo atendían en una clínica, se enteró de su nuevo destino: una orden judicial ordenó su detención. La Justicia lo acusa de haber dado muerte a Cristian Bogado en mayo pasado, en Villa Tesei, cuando lo mantenían esposado y tirado en el piso. Página/12 reveló el caso a principios de julio, cuando Díaz todavía militaba en su primer destino y pesaban las hipótesis usuales del tiroteo y/o el forcejeo con un uniformado (Díaz) que, lamentablemente, tenía una bala en la recámara y el dedo demasiado frágil.
Una testigo de identidad reservada fue la que decidió la suerte del sargento Díaz. La mujer sostuvo ante el fiscal de Morón, Alejandro Jons, que había visto cuando Cristian Bogado era detenido y reducido, esposado y arrojado al piso, y luego cómo el sargento Díaz lo golpeaba con su arma que se disparaba dándole muerte. De acuerdo con esa versión, Díaz tenía su arma con una bala en la recámara y sin seguro, y su dedo lo tenía en el gatillo. Según fuentes de la fiscalía, “el policía cometió el delito de homicidio con dolo eventual, es decir que actuando como lo hizo, pudo representarse el daño que podía causar, pero sin embargo, eso no le importó y fue indiferente ante el resultado”.
La noche del 26 de mayo, Cristian fue a un pool cercano a su casa, en Villa Tesei. Allí, su rastro se pierde hasta reaparecer, junto a cuatro jóvenes (uno de ellos una mujer), dentro de un Ford Escort que era perseguido por la policía. Según la familia y ahora la hipótesis de la fiscalía, los cinco ocupantes del Escort fueron detenidos en la esquina de Aristizábal y Vergara, a tres cuadras del Comando de Patrullas de Hurlingham, donde se produjo la muerte de Cristian. Pero la versión policial varió según el momento: la primera apareció en la página digital de un matutino a las 9.52 del 27 de mayo. La nota mencionaba un tiroteo con los tripulantes de un Escort, entre los cuales uno resultó muerto. Pero el tiroteo jamás pudo demostrarse, por el simple motivo de que no existió.
Entonces, la segunda versión policial subsanó el apresurado y lamentable error: no se había tratado de un feroz intercambio de disparos sino de un imprevisible forcejeo. Según esa versión, en el momento de la detención, Bogado en clara resistencia a la autoridad, se abalanzó sobre uno de los cinco policías, el sorprendido Díaz. Involuntariamente, durante el tira y afloje, el arma se disparó. La bala, lamentablemente, rebotó en el piso y vino a dar en la nuca de Cristian.
La versión familiar luego relatada a Página/12 coincide con el testimonio de la testigo de identidad protegida: “Los cinco ocupantes del auto estaban detenidos, esposados e indefensos en el piso. El policía golpeó la cabeza de Bogado con su arma, con la bala en la recámara y el dedo en el gatillo. Luego salió el disparo que mató a la víctima que estaba boca abajo”. En julio, Díaz fue mudado a una comisaría de San Martín. Se recuperaba en una clínica (quizás una dolencia digital) cuando recibió con sorpresa la orden de detención. Hoy deberá declarar ante el fiscal Jons.

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