SOCIEDAD › UN MILLON DE PERSONAS EN LA PEREGRINACION A PIE

El largo camino hacia Luján

 Por Washington Uranga

La peregrinación católica a pie a Luján al Santuario de la Virgen volvió a convertirse durante el último fin de semana en una de las mayores manifestaciones de piedad popular masiva, ratificando la capacidad de convocatoria ante motivaciones religioso-culturales. Las estimaciones de la Policía Bonaerense señalan que en esta trigésima edición el número de peregrinantes “superó ampliamente el millón de personas”. En la primera edición, la participación se estimó en 50 mil personas.
La Iglesia, a través de la Comisión Arquidiocesana de Piedad Popular que tuvo a su cargo la organización, no dio cifras oficiales de participantes. Si se toma en cuenta el Congreso Eucarístico celebrado a comienzos de septiembre en Corrientes y la reciente concentración en San Nicolás (Buenos Aires), la peregrinación a Luján es la tercera movilización promovida por la Iglesia Católica en un mes. Ayer, al celebrar la misa frente a los peregrinantes, el cardenal de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, dijo que “hoy venimos a decirle a la Madre que queremos ser un solo pueblo, que no queremos pelearnos entre nosotros y que nos defienda de quienes quieren dividirnos”.
En Luján, Bergoglio aprovechó para decir que los argentinos quieren ser “un solo pueblo, una familia y para eso no necesitan de ninguna ideología revanchista que pretenda redimirlos”, si bien no dio ninguna precisión respecto de los destinatarios directos de sus palabras. En la ocasión el arzobispo porteño estuvo acompañado por sus colegas obispos José Mollaghan (San Miguel), Rubén Frassia (Avellaneda-Lanús), Jorge Casaretto (San Isidro), Guillermo Rodríguez Melgarejo (San Martín) y por el obispo local Rubén Di Monte.
“Hace treinta años la juventud peregrinaba hasta aquí pidiendo por la Patria. Hoy –siguió Bergoglio– nos une este mismo sentimiento: querer ser un solo pueblo.” La peregrinación a Luján nació como una manifestación juvenil de piedad religiosa, pero no alejada de la intención de poner de manifiesto el poder de convocatoria de la Iglesia Católica en momentos de gran turbulencia política. Pese a la actitud contradictoria de la institución eclesiástica frente a la dictadura, la peregrinación no se interrumpió durante todos los años del régimen militar, manteniendo la impronta fundamental de la solidaridad con los pobres y la defensa de la vida.
Hoy el acontecimiento sobrepasa largamente los ámbitos juveniles para congregar a una multitud heterogénea con consignas y pedidos también diferentes. De acuerdo con los estudios socio-religiosos que se han hecho sobre la peregrinación, muchos de los peregrinos acuden de manera espontánea y no son habituales participantes de la actividad institucional de la Iglesia Católica.
El lema bajo el cual se convocó a la peregrinación este año fue “Madre, ayúdanos: queremos ser un solo pueblo”. Al iniciar el recorrido, el obispo Jorge Lozano, obispo auxiliar de Buenos Aires, dijo que “notamos que muchos hermanos nuestros están excluidos, sin trabajo, sin justicia y queremos pedir por todos”. Lo hizo tras leerse un mensaje de Bergoglio en el cual el cardenal de Buenos Aires sostuvo que “nos duele que hermanos nuestros no sean tenidos en cuenta, y que sólo nos quejemos cuando algo nos afecta”.

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