SOCIEDAD

Tres suicidios y torturas dejaron sin jefes a la cárcel de Junín

El último suicidio deja demasiadas sospechas de un asesinato. Los presos denunciaron ante funcionarios judiciales y de derechos humanos que eran torturados. El gobierno bonaerense pasó a disponibilidad a toda la plana mayor del penal y a un turno de guardias.

 Por Horacio Cecchi

El Servicio Penitenciario Bonaerense logró después de un breve pero involuntario llamado a silencio reaparecer en los medios de prensa. Esta vez, haciendo base en la Unidad Penal 13, de Junín. Hace poco más de una semana, la visita de inspección rutinaria del presidente de la Cámara de Casación bonaerense, Federico Domínguez, y del secretario de Derechos Humanos de la provincia, Remo Carlotto, derivó en una visita menos rutinaria y más puntillosa cuando los funcionarios se enteraron del suicidio de un interno. El penal de Junín llevaba un llamativo record de suicidios: uno a principios de diciembre; otro para las fiestas, y el último, el de Mario Sperani Clavel, la semana pasada y que motivó la atención de los funcionarios. La sospecha es que los suicidios no fueron por mano propia sino por colaboración ajena, como suele ocurrir entre las samaritanas costumbres del SPB. El miércoles por la noche, el Ministerio de Justicia removió a la plana mayor y a un turno de la guardia del penal. Aseguran que fueron pasados a disponibilidad.
Mario Sperani Clavel estaba detenido en la Unidad 13, acusado de robo con tenencia de arma de guerra. Hace unos días, el presidente de Casación, Federico Domínguez, y el secretario de DD.HH., Remo Carlotto, habían realizado una inspección rutinaria en la unidad de Campana. Y siguiendo el itinerario, días después, aparecieron por la cárcel de Junín. No está demasiado claro si Sperani Clavel tomó su drástica decisión simultáneamente a la recorrida de los funcionarios; no está claro si lo hizo antes para autoevitarse hablar con ellos.
Lo cierto es que su muerte fue informada como un lamentable suicidio. Cuando Domínguez y Carlotto comenzaron a averiguar descubrieron que mientras un parte informativo del SPB mencionaba que Sperani Clavel estaba en el servicio de sanidad en el momento en que supuestamente se suicidó, en otro figuraba que lo habían dado de alta en el servicio y se encontraba en el pabellón. Sin embargo, ni una cosa ni la otra, Sperani había sido alojado en la parte de alta seguridad, o sea, en las celdas conocidas como buzones, celdas individuales de dos por dos, donde el preso con ánimos suicidas lo único que tiene a mano para suicidarse es arrojarse de cabeza contra las paredes. Sperani, de todos modos, logró anudar una sábana en una reja alta, a la que nadie podría llegar sin la ayuda de un banco que, obviamente, no había en su celda.
Los familiares del interno fallecido presentaron un pedido de exhumación del cadáver al fiscal de Junín a cargo del caso, Sergio Terrón, porque están convencidos de que Sperani Clavel no tenía ninguna intención de quitarse la vida. El cuerpo fue exhumado ayer. “El preso murió por una asfixia mecánica. Con la autopsia determinaremos si fue asesinado”, señaló una fuente judicial.
Pero, además de la muerte de Speroni Clavel, surgió un buen número de declaraciones de internos, todas coincidentes. Todos señalaban al mismo turno de guardia como golpeador y torturador. Entre todos, apuntaban en forma unívoca contra “un gordito pelado, suboficial, encargado de los buzones”, señaló a Página/12 uno de los investigadores.
Durante la investigación, además de denuncias de golpes y torturas, los investigadores detectaron ausencia de medicamentos en el sector sanidad y condiciones de hacinamiento dentro del penal. Según reveló una fuente de la Secretaría de DD.HH., el penal tiene capacidad para 650 internos, había alojados 817, de los cuales 693 están procesados sin condena. Entre ellos, uno que está detenido desde hace 10 meses por amenazar a un remisero que casi pisa a su hija, enfrentando una condena de 1 año. El resorte, obviamente es judicial. Finalmente, la presencia de Domínguez y Carlotto derivó en el pase a disponibilidad del jefe de toda la unidad, Miguel Moyano; del segundo, José Labanca; del jefe del penal, Ramón Martínez; de su segundo, José Dutto; los subalcaides Omar Aguirre y Víctor Oviedo, los adjutores Juan Cruz Direne y José Martínez García, y seis guardias del turno infernal. El gobierno anunció el pase a disponibilidad. Aunque nada dijo si era preventiva (mitad del sueldo) o común. Tampoco se dijo nada sobre la fecha en que se cumplirá la medida.

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El penal de Junín, con todos sus jefes puestos en disponibilidad tras las denuncias.
 
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