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Ultimo viaje de Karol Wojtyla en medio del dolor de sus feligreses

“El amor convierte el corazón y da la paz” en un mundo donde “a veces parece olvidado y dominado por el poder del mal, el egoísmo y el miedo”, escribió en su mensaje póstumo Juan Pablo II, cuyos funerales comenzaron antenoche.

El mundo entero rindió ayer homenaje a Juan Pablo II. Sus restos mortales, con el báculo de pastor, quedaron expuestos en el Vaticano para recibir en los próximos días el honor de los fieles a los que dedicó sus 26 años de papado. La imagen del cuerpo sin vida del Papa polaco fue televisada: vestido con una casulla blanca y una capa roja, las manos sobre el cuerpo, el báculo bajo el brazo izquierdo y una mitra en la cabeza, yacía en un catafalco de tela color oro. Las autoridades vaticanas e italianas, con el presidente Carlo Azeglio Ciampi a la cabeza, le rindieron homenaje antes de que su cuerpo sea trasladado hoy a la Basílica de San Pedro para que los más de dos millones de peregrinos que esperan en Italia den el último adiós al Papa.
Juan Pablo II se apagó el sábado por la noche a los 84 años, pero su palabra volvió a resonar en la Plaza de San Pedro, por donde pasaron a lo largo de la jornada de ayer de Divina Misericordia más de 150.000 personas. “El amor convierte el corazón y da la paz” en un mundo donde “a veces parece olvidado y dominado por el poder del mal, el egoísmo y el miedo”, escribió el Pontífice en su mensaje póstumo leído por el arzobispo argentino Leonardo Sandri en la plegaria Regina Coeli, que sustituye al Angelus en la semana pascual. Antes, más de 100.000 personas asistieron a la misa al aire libre en memoria del difunto Papa, concelebrada por el cardenal Angelo Sodano, ex secretario de Estado del Vaticano, entre las que había también numerosas autoridades. “El Papa murió sereno”, aseguró el cardenal Sodano en la homilía de la primera ceremonia oficial del Vaticano después de su muerte por una septicemia y una insuficiencia cardíaca irreversible, según el certificado de defunción.
Fotos, flores, dibujos de niños y mensajes de amor ornaban las columnas y farolas de la imponente plaza, protegida para la ocasión por un nutrido grupo de agentes de los cuerpos de seguridad, en altares improvisados en homenaje al que los católicos apodaban cariñosamente el “Papa Peregrino”. Cuando la emoción sigue a flor de piel y se preparan sus funerales y el entierro, en la cripta de la basílica de San Pedro, que por calendario pueden ser el miércoles, jueves o viernes de esta semana, la carrera por su sucesión quedó abierta. Cardenales de todo el mundo con derecho a voto en el cónclave, que comenzará entre el próximo día 18 y el 23, han empezado a llegar a Roma.
Los funerales durarán nueve días en virtud de la constitución apostólica que promulgó en febrero de 1996. Estos funerales, que también pueden calificarse de período de duelo y cuya cita culminante será la inhumación de los restos mortales, comenzaron la noche del sábado con la oración fúnebre “De Profundis”, pronunciada por el cardenal Angelo Sodano inmediatamente después de la defunción. Continuaron ayer con la misa solemne en la Plaza San Pedro y luego la exposición del cuerpo del Papa. La organización de los funerales será debatida hoy durante la primera reunión de la congregación cardenalicia. Esta reunión es muy importante porque debe establecer el calendario preciso de todos los acontecimientos que se desarrollarán hasta el final de este período, incluida la fecha del entierro –que debe producirse entre el cuarto y el sexto día a partir de la muerte–. Según la tradición, durante esta reunión se presenta el eventual testamento del difunto Papa.
Numerosas personalidades extranjeras políticas y religiosas han anunciado su intención de asistir a los funerales previstos no antes del jueves. Entre ellos, el presidente estadounidense George W. Bush; el vicepresidente y canciller argentinos, Daniel Scioli y Rafael Bielsa respectivamente; el mandatario de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; el jefe del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el presidente sirio Bachar al Assad. Los principales líderes mundiales expresaron emoción y tristeza por el deceso papal. El presidente de Cuba, Fidel Castro, aseguró que “la humanidad guardará un emotivo recuerdo” de Juan Pablo II por su labor a favor de la paz y la justicia. Bush se refirió a que “la Iglesia Católica perdió a su pastor y el mundo a un defensor de la libertad humana”. Su par francés, Jacques Chirac, homenajeó a un “Sumo Pontífice excepcional” que mostró a todos los pueblos “el camino de la concordia, la solidaridad y la libertad”.

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Carlo Azeglio Ciampi, presidente de Italia, rinde homenaje a Juan Pablo II ayer.
 
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