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Carlos y Camilla empezaron su luna de miel en Escocia bajo el fantasma de Lady Diana que aún no se extingue. La Llama de la Libertad, el monumento ubicado sobre el Puente del Alma en París donde murió la princesa Diana en 1997, apareció más cubierto de flores de lo habitual. Un día después de la boda real, el monumento se trasformó en un centro de reunión y homenajes espontáneos de sus seguidores. Los visitantes dejaron rosas blancas, rojas y hasta una caricatura anónima con la imagen de Lady Di llorando. Lejos de allí, Carlos con su flamante esposa hicieron su primera aparición pública durante un oficio religioso celebrado ayer. De momento, nadie sospecha los resultados de esas plegarias, pero sirvieron para aplacar las furibundas críticas de la prensa británica: todos los analistas coincidieron en que la boda fue bastante bien tratada hasta por los diarios tradicionalmente más monárquicos.
Desde el sábado Camilla se ha trasformado en Su Alteza Real, duquesa de Cornualles. Gracias a la boda, la reemplazante de Lady Diana ahora es la dueña de la imagen femenina de más alto rango en la familia real, después de la reina Isabel II. Una tema que no olvidaron ni siquiera los asistentes al Puente del Alma, el sitio del accidente de Diana: “Para Diana”, escribió uno de los visitantes. “Que siempre será princesa de Gales”.
Lejos de los fantasmas, el matrimonio se mostró radiante. Durante el primer día completo que pasaron en Escocia de luna de miel, se hicieron ver durante el oficio religioso de la iglesia Aberdeenshire. Un centenar de curiosos los rodearon para aplaudirlos, desafiando incluso las condiciones del mal tiempo. El vestido color fresa de Camilla, con sombrero y abrigo haciendo juego, al estilo de la realeza inglesa, fueron uno de los tópicos comentados. Sobre Carlos, en cambio, se hizo referencia a su kilt o falda escocesa, traje tradicional para los hombres en Escocia.
Los resultados de la boda y sus niveles de aprobación fueron parte de los comentarios de los medios presentes. En la residencia oficial del príncipe Carlos se esperaba que la boda aumentara el apoyo de los británicos hacia Camilla, responsable, para muchos, del fracaso del primer matrimonio del príncipe con la adorada Lady Di. “En los próximos meses y años, en cuanto la gente comience a conocer” a la duquesa de Cornualles como “una mujer con los pies en la tierra, cálida y amable”, crecerá el consenso hacia ella, había dicho antes del casamiento Paddy Harverson, secretario de Carlos.
Y el vaticinio no fue en vano. Ayer arrojó el primer resultado: la prensa del Reino Unido aplaudió la boda real casi por unanimidad. Los diarios sólo lamentaron la ausencia del clásico beso en público. En tanto, The Sunday Telegraph, el más monárquico de todos los periódicos, destacó la actitud de la reina que finalmente le dio la aprobación a su hijo con aquello de: “Está a salvo con la mujer que ama”, pronunciado durante la boda.