SOCIEDAD › SON SEIS LOS DETENIDOS POR EL ASESINATO DE SANTIAGO

Odios en un crimen horrendo

El dueño de una finca vecina y dos jóvenes de Lanús se sumaron a los detenidos. Analizan si fue una vendeta: hacía un tiempo, el padre de Santiago había denunciado al casero y al vecino por robo.

A las ocho de la mañana de hoy el juez federal de Lomas de Zamora Alberto Santamarina comenzará con la ronda de indagatorias sobre los seis detenidos por el crimen de Santiago Miralles, el chico de seis años que después de varios días de búsqueda apareció muerto en un pozo ciego a apenas 30 metros de su casa en Canning. La policía detuvo a tres de ellos durante el día de ayer. Entre ellos, el propietario de la casa lindera a la quinta donde apareció el chiquito, un hombre de 51 años. Entre su basura se hallaron restos de una soga similar a la que usaron para atar al chico y partes de la misma cerámica usada para hundirlo. El móvil del crimen aún es incierto, pero se investiga una vieja rencilla del padre de Santiago con dos de sus vecinos.
La búsqueda de los autores del crimen se cierra cada vez más sobre el círculo del barrio de casas bajas de clase media, en Canning. Con un operativo de 400 hombres, la policía de la provincia localizó el sábado pasado el cuerpo del chico en el interior de la cámara séptica de una casaquinta cubierta por ramas, cemento y una tapa de 200 kilos de peso. Esa noche detuvo a tres personas, los caseros de la casaquinta y a su hijo de 22 años. Hasta el miércoles a la tarde, Santiago jugaba a pocos metros de allí con Nicolás, el hijo menor del matrimonio, de 7 años.
Durante el día de ayer se hicieron inspecciones y nuevos allanamientos. Uno de ellos en el interior de la vivienda lindera a la casaquinta. El comisario mayor Osvaldo Seisdedos, director general de Investigaciones de la Bonaerense, en diálogo con este diario relató el resultado de la pesquisa: “Al comienzo, en la casa del vecino parecía no haber nada –dijo Seisdedos–. Tuvimos que pedir una orden de allanamiento para requisar la basura y cuando la orden llegó encontramos en el interior restos de una soga como la que usaron para atarle las manitos a Santiago, y restos de la misma cerámica”. A Santiago lo hundieron en la cámara séptica ya muerto, atado con las manos atrás sujetas a una bolsita con restos de cerámica, para hundirlo.
Una pericia luminosa en el interior del baño de la casa de los caseros determinó, en cambio, el sitio donde Santiago habría muerto. Según la autopsia, el chico murió de uno o varios golpes brutales en la zona del cráneo antes de ser arrojado al pozo. La pericia en el interior del baño determinó la existencia de restos de masa encefálica en las paredes, motivo por el cual los investigadores lo consideran el lugar donde le propinaron los golpes antes de ocultar el cuerpo.
A la lista de los primeros detenidos entre los que estaban los caseros y su hijo mayor, ayer se incorporó el vecino de la casa lindera y dos adolescentes de Lanús de 16 y 19 años. Todos están detenidos como presuntos autores materiales del homicidio. Los jóvenes de Lanús habían pasado una semana de vacaciones en una quinta frente a la casa de los Miralles. Volvieron a Lanús el día de la desaparición de Santiago. Como el vecino de 51 años llamado Abel, uno de los jóvenes pasó una temporada en prisión por robo o escruches. Según varios testigos, estos jóvenes serían las últimas personas que estuvieron con Santiago antes de su muerte.
En tanto, las presunciones en torno de los motivos del crimen comienzan a cerrarse. La primera autopsia reveló que el cuerpo no tenía marcas de abuso sexual, un dato a partir del cual la Justicia descarta la hipótesis de una violación seguida de muerte, como se supuso al comienzo.
Otra hipótesis en principio descartada es la del presunto secuestro seguido de muerte. Entre el miércoles y el sábado entraron seis llamadas a la casa de los Miralles. La Red Solidaria y Missing Children, dedicadas a colaborar con la búsqueda de Santiago, habían difundido el número de teléfono de la familia. En ese período, según el comisario Seisdedos, llamó “gente que decía haberlo visto y también entraron llamados desde distintas unidades penitenciarias pidiendo rescate”. Uno de ellos con un pedido de 20 mil pesos. Aunque por este motivo la causa pasó de la Justicia ordinaria a la federal caratulada como “secuestro extorsivo”, los investigadores se inclinan por no dar crédito a los llamados a los que comparan con los conocidos como “secuestros virtuales”. Los padres de Santiago ayer hicieron una declaración en la misma línea. “No nos vamos a quedar callados. Hay muchas cosas que nosotros no entendemos, que no nos cierran”, dijo su madre, Silvia, después de la inhumación del cadáver en el cementerio de la Chacarita. Walter, su marido, avanzó para descartar la hipótesis del secuestro “porque los vecinos conocían perfectamente a Santiago”.
Finalmente, la línea de análisis más sólida es la que proporciona un antecedente ligado al barrio y a los detenidos. Se trata de una vieja disputa entre el padre de Santiago, el casero y el vecino de la casa lindera. En diálogo con este diario, uno de los investigadores mencionó que el padre de Walter los había denunciado tiempo atrás por un robo. “Yo no sé si esto fue o no el motivo –explicó el investigador–. Me extraña que por ese motivo se la hayan agarrado con el chico, y de esa manera. Pero habrá que ver.”
Los detenidos pasarán hoy ante el juez Santamarina para declarar. Serán indagados como presuntos autores del crimen. Aunque no están obligados a dar testimonio ni a decir la verdad, sus declaraciones se aguardan con cierta ansiedad. Los investigadores esperan que alguno de ellos comience a quebrarse y empiece a hablar. Anoche no descartaban una última detención.

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Dentro de la basura del vecino hallaron restos de una soga y cerámica igual a la usada en el crimen.
 
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