SOCIEDAD

Los frentes de La Boca recuperan los colores de Quinquela Martín

Un programa apunta a pintar los edificios del barrio utilizando la paleta cromática del maestro. Y mediante la participación vecinal.

El barrio de La Boca aparece en el imaginario popular junto a las imágenes del río y con su puente viejo como emblema, pero por sobre todo con sus casas y conventillos vestidos con una gran variedad de colores. Sin embargo, en algunas zonas del barrio ese colorido ya no está, porque se deterioró con el paso del tiempo o porque los matices originales fueron reemplazados por otros que no responden a los que alguna vez ideó el pintor Benito Quinquela Martín, autor de esa obra de arte urbano. Recuperar las tonalidades originales es el objeto del programa Boquita Pintada, de la Fundación x La Boca, que apunta a que las calles del barrio vuelvan a ser como las que alguna vez pintó Quinquela.
“Cuando comenzamos el proyecto nos propusimos recuperar la imagen de La Boca. Y nos encontramos con que las fachadas estaban sumamente degradadas, ya sea por pintadas, porque se pegaron afiches o porque las sucesivas capas de pintura se fueron alejando de los colores originales”, explicó el arquitecto Carlos Santa Cruz, uno de los encargados de la tarea que se lleva a cabo con la colaboración de una empresa fabricante de pintura y con trabajadores beneficiarios del Plan Jefas y Jefes de Hogar del barrio. La intención no es sólo pintar los frentes de los edificios, sino hacerlo respetando la paleta cromática utilizada originalmente.
En una primera etapa, la vuelta en el tiempo abarcará los edificios de la avenida Pedro de Mendoza, desde Caminito hasta la avenida Almirante Brown. Algunos de esos inmuebles habían sido donados por Quinquela Martín, como el del Lactario (actual jardín de infantes) y el Hospital Odontológico, y fueron pintados de acuerdo con sus indicaciones.
Por eso, en cada caso se comienza por la realización de un cateo de colores, en función de conocer cuáles son las tonalidades que deben utilizarse. Además de esos estudios, los arquitectos recurren a los datos que pueden recuperar de la investigación histórica revisando pinturas y fotografías.
En un hallazgo inesperado, dieron con una foto en blanco y negro del Lactario durante su construcción, en 1947, sobre la que Quinquela aplicó, con pasteles, los colores que luego deseaba desplegar en la fachada. Así, el jardín de infantes ahora está siendo restaurado con celeste, rojo, verde y amarillo. Incluso se pintó el bastón de foque de la zona superior del edificio: se trata de la parte de la proa de los barcos encargada de sostener la vela delantera, que ornamenta el Lactario.
Lito Disciocia forma parte de la Comisión de Fomento de La Boca y es partícipe de Boquita Pintada. Fue testigo de las actividades de Quinquela Martín y de la relación que mantenía con los vecinos. “Muchos se le acercaban diciéndole que tenían que pintar la casa y él les daba la pintura y les elegía los colores, siempre eran vivos, porque odiaba el negro y los grises. Algunos le hacían hacer un dibujito de cómo iba a quedar y, pícaros, le decían: Ya que está, ¿no me lo firma?”, cuenta Lito. Lo cierto es que el maestro nunca se negó, pero muchos de esos cuadritos se fueron perdiendo en sucesivas ventas hechas por los herederos.
También está siendo recuperada la Escuela de Artes Gráficas, donde las siete columnas de su frente van a regresar a sus colores, que pasan por una gama entre el verde y el celeste. Además, en las veredas que se encuentran elevadas para evitar las inundaciones van a colocarse barandas.
Pero antes de que una sola gota de pintura toque alguna pared, los encargados del proyecto consultan a los dueños de los frentes. Aunque hasta el momento todos aceptan la restauración, las reacciones son dispares. Mientras que los alumnos y docentes de la Escuela de Artes Gráficas salen de las aulas para charlar con los pintores, los propietarios de un edificio de Pedro de Mendoza al 1700 prefieren que sus paredes se pinten de verde, en lugar del rojo elegido por el artista. “Esos son detalles –señalan los responsables del programa–, lo importante es poder hacer el trabajo y lograr consenso.”

Informe: Lucas Livchits.

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El Lactario, hoy jardín de infantes, fue pintado a imagen y semejanza de la foto que ilustró el propio Quinquela en 1947.
 
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