La casa familiar de San Juan 340, en Rufino, en cuya habitación del primer piso fue hallado el cadáver de Natalia Fraticelli el 20 de mayo de 2000, sirvió de garantía para que los padres de la joven, condenados en primera instancia a la pena de cadena perpetua por homicidio agravado por el vínculo, recuperaran ayer su libertad, en forma provisional, luego de estar seis años en la cárcel. La Cámara de Apelaciones de Venado Tuerto, en fallo dividido, autorizó la excarcelación del ex juez de Rufino Carlos Fraticelli y de su esposa, Graciela Diesser, luego de fijar una fianza de 150 mil pesos para cada uno. El presidente del tribunal, Eduardo Pascual, aclaró que el fallo “no tiene nada que ver con la cuestión de fondo”, es decir con el homicidio, por el que siguen condenados los padres en primera instancia, sino con el hecho de que “llevan seis años presos sin condena firme” y esto viola garantías establecidas en convenios internacionales de derechos humanos. Una vez libre, el ex juez Fraticelli le dijo a la prensa que es “totalmente inocente” y aseguró ser víctima de “una maniobra política” de la que hizo responsable al ex gobernador Carlos Reutemann.

“Reutemann dio la orden de que el caso se cerrara antes del 25 de mayo (de 2000) porque no quería que en Santa Fe se produjera un nuevo caso María Soledad Morales; por eso nos acusaron a nosotros y tuvieron como aliados a una Justicia cómplice”, declaró Fraticelli. Aludió al crimen de la joven catamarqueña, ocurrido en 1990, que desencadenó una crisis institucional que hizo caer en su momento al gobierno del peronista Ramón Saadi. El ex juez reflotó la versión de que su hija Natalia “se suicidó” y mencionó como argumento la pericia que hizo en su momento Ulises Cardozo, jefe de Criminalística de la Policía de Rosario, quien concluyó que la muerte de la chica, de 15 años, no había sido un crimen.

Esa hipótesis fue dejada de lado porque la primera autopsia, a cargo del Instituto Médico Legal de Rosario, determinó que la menor fue estrangulada. Ese dictamen fue ratificado luego por el Cuerpo Médico de la Corte Suprema de Justicia. Los Fraticelli fueron condenados a perpetua por el juez de sentencia de Melincué Fernando Vidal. El fallo fue ratificado luego por la Cámara de Apelaciones de Venado Tuerto, pero la confirmación fue dejada sin efecto por la Corte Suprema, argumentando cuestiones técnicas. Dos de los camaristas incurrieron en “prejuzgamiento”, dado que habían intervenido antes en otras etapas del proceso judicial, algo que está fuera de las normas que marca el Código Procesal. En suma, después de seis años de estar presos, los Fraticelli siguen sin sentencia firme.

El abogado Héctor Superti, que representa a Graciela Diesser, recordó que tanto él como Carlos Edwards –defensor de Fraticelli– solicitaron la excarcelación de sus representados porque “llevan seis años presos sin condena firme, algo que va contra las normas establecidas en el Pacto de San José de Costa Rica, del cual nuestro país es firmante”.

Superti, ante la existencia de algunas versiones erróneas que indican que el fallo de la Corte Suprema “sobreseyó” a los padres de Natalia, aclaró que “la libertad que obtuvimos es provisional, en tanto sigue el desarrollo del proceso; ahora, como el fallo de segunda instancia fue anulado por la Corte, tiene que haber un nuevo fallo y nosotros confiamos en que se puede modificar la condena inicial. Si eso no ocurre, volverían los dos a prisión para cumplir la prisión perpetua”.

Eso mismo fue ratificado por el presidente de la Cámara de Apelaciones de Venado Tuerto, Eduardo Pascual. “La excarcelación no tiene nada que ver con la cuestión de fondo, con el crimen por el que fueron condenados (en primera instancia). Esa condena sigue vigente y por ese motivo, mientras estén libres, los dos (Fraticelli y su esposa) deberán presentarse día por medio ante la autoridad policial del departamento de General López, donde constituirán su domicilio legal.” Se sabe (ver aparte) que el matrimonio se ha separado y que el ex juez tiene una nueva pareja. Cerca del cuerpo de la joven, el día del crimen, aparecieron dos bolsas de plástico verde con la que le habría cubierto el rostro a la joven. También hallaron una bufanda que habría sido usada para estrangularla.