SOCIEDAD › GOLPE COMANDO A UN COUNTRY CUIDADO SOLO POR TRES GUARDIAS

Con esa vigilancia cualquiera asalta

El country & golf San Eliseo, próximo a San Vicente, de 173 hectáreas, fue asaltado el domingo por un grupo comando. Dominaron a la escasa guardia y vaciaron tres casas. Sospechan de una entrega.

 Por Horacio Cecchi

“San Eliseo cuenta con la más avanzada tecnología y el más sofisticado instrumental de seguridad, lo que permite mantener, a la vez, altos estándares de eficiencia en el cuidado de sus habitantes y máxima discreción”. El texto es parte del argumento de marketing del distinguido country & golf San Eliseo, ubicado en el kilómetro 18 de la ruta 58, en Guernica, muy cerca de San Vicente. Es posible que, como dice la empresa ICC, accionista propietaria del c&g, la tecnología sea de avanzada y el instrumental el más sofisticado. La madrugada del domingo pasado un golpe definido como comando echó por tierra el resto, aquello de los altos estándares de eficiencia. Asaltaron tres casas, se llevaron, según versiones, más de 150 mil dólares, aparatos y joyas, después de dominar la guardia y golpear a alguno de los propietarios. ¿Cómo hicieron para superar los estándares de eficiencia? Muy fácil: eran tres guardias para custodiar 173 hectáreas, a razón de 58 manzanas urbanas cada uno.

El country & golf San Eliseo está levantado alrededor de un campo de golf de 18 hoyos reconocido entre los especialistas. Tanto que allí tiene instalada su escuela de golf Roberto De Vicenzo. También canchas de tenis que en la página web de la empresa son promocionadas por Gastón Gaudio. También una piscina de 900 metros cuadrados con cascada natural, cancha de fútbol, club house, kid house, restaurante, y todas las comodidades que corresponden con lotes de entre 900 y 2500 metros cuadrados, y casas ya construidas de entre 190 mil y 500 mil dólares. El costo sólo de expensas ronda mínimo los 1200 dólares al año.

Es muy probable que del lugar los asaltantes apenas si se hayan interesado en el plano, pero de seguro que los valores multiplicaron la idea de que dentro de las viviendas algún respaldo encontrarían para lanzarse al operativo.

El domingo pasado, de madrugada, un auto oscuro se detuvo en el arco de entrada, en el kilómetro 18 de la ruta 58. La enorme estructura, con ventanales a ambos lados de la calle de entrada y en el medio, dividiendo las dos calzadas, a las 2 de la mañana sólo estaba ocupada por un guardia. Bajaron varios hombres con armas definidas como del tipo FAL, escopetas y pistolas, que se comunicaban con otros a través de teléfonos del tipo Nextel. Apuntaron al guardia y rápidamente lo dominaron.

“¿Cuántos son?”, declaró el guardia que le habían preguntado, y que él contestó que tres contándolo a él. “Llamalos, que vengan”, le ordenaron entonces. Y él obedeció. Cuando llegaron los otros dos vigilantes, los amordazaron, los ataron y los desnudaron para vestirse con sus ropas, y los dejaron encerrados en la misma guardia, mientras llegaban al lugar otros tres autos. Los guardias contaron unos cuatro asaltantes, pero dijeron que no vieron a todos y que podrían ser nueve o quizás más.

Durante un rato se quedaron esperando por si llegaba o salía alguno de los propietarios. Después, avanzaron con el plan B: “Llevame donde vive el arquitecto”, le dijeron al primero de los guardias y éste ya sabía a qué se referían. Ninguna fuente de la empresa lo aclaró, pero es muy probable que se trate de alguien relacionado con las obras que se realizan en el San Eliseo. La apertura del lugar es reciente, menos de dos años, y todavía hay casas en construcción, y ampliaciones en los servicios del country. De hecho, según el plano que provee la empresa en su página web, sólo los lotes del extremo opuesto a la entrada fueron adquiridos, y de ellos, no todos han construido y son escasos los que viven efectivamente.

Esas viviendas están a una distancia apreciable de la guardia principal, campo de golf mediante, para dar una idea.

Lo cierto es que una parte de los asaltantes se dirigió a la vivienda del mentado arquitecto, y a otras dos, que vaciaron. Dos estaban ocupadas en ese momento por sus dueños. En una de las viviendas, según una versión, uno de los ocupantes intentó resistirse y fue golpeado. La técnica, al parecer, fue simple: golpeaban vestidos con el uniforme, les abrían y empezaban su tarea de vaciamiento.

Según algunos, estuvieron saqueando durante cinco horas; según otros, menos de tres. Después, subieron a los autos con toda la recaudación –una versión señalaba que en una de las viviendas habían robado 150 mil dólares que los dueños guardaban para una operación inmobiliaria, pero la versión no fue confirmada– y desaparecieron. Los vehículos fueron hallados más tarde en la zona, obviamente vacíos.

El hecho fue denunciado en la comisaría 1ª del partido Presidente Perón y el caso quedó a cargo de la fiscalía 4 de La Plata, de Sergio Delucis, con intervención del Juzgado platense de Garantías 3.

Entre los servicios que ofrece figura “la más avanzada tecnología y el más sofisticado instrumental de seguridad, lo que permite mantener, a la vez, altos estándares de eficiencia en el cuidado de sus habitantes y máxima discreción”. Entre las hipótesis de los investigadores, una apunta al entregador. Fuentes policiales aseguran que la cantidad de guardias para semejante terreno era escasa, y los asaltantes debían contar con el dato. Por qué una guardia tan escasa es tarea de la fiscalía. También determinar si era una decisión de la administración para abaratar costos o un birlibirloque de la empresa de seguridad, que podría cobrar por un servicio que no daba.

En la página web, en el menú, figura el ítem “Servicios de Seguridad”. Al presionar con el mouse se abre un espacio que dice “San Eliseo cuenta con servicios de seguridad las 24 horas”. Y pasan tres slides. En dos se puede observar el arco de entrada, como un castillo, rodeado por lagos y que sólo permite el paso por el centro. La otra imagen es la de un guardia de seguridad. El único. Los otros dos no se dejaron fotografiar.

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El hombre que estaba a cargo de la guardia en la entrada dijo que sólo eran tres contándolo a él.
 
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