SOCIEDAD

Una vacuna con muchas limitaciones

 Por Pedro Lipcovich

Una mujer coreana efectuó el largo viaje en avión a Estados Unidos y, allí, detectaron que padecía tuberculosis multirresistente. El Centro de Control de Enfermedades Infecciosas de ese país rastreó a los pasajeros que habían compartido aquel viaje y encontró que varios de ellos habían sido infectados por bacilos multirresistentes. “Hubo gente que se contagió viajando en primera: la opulencia no vacuna”, comenta el profesor de tisioneumonología Luis González Montaner.
Así las cosas, “para toda persona que padezca tos y catarro durante más de 15 días, uno de los diagnósticos a evaluar es el de tuberculosis; el médico y el paciente deben tomarlo en cuenta”, advierte el especialista Domingo Palmero.
Pero, ¿y la vacuna BCG? “Es muy incompleta –contesta Palmero–; es cierto que, especialmente en menores de cinco años, genera defensas contra la meningitis tuberculosa, pero no protege de la tuberculosis pulmonar: lo que consigue es que la enfermedad permanezca localizada, sin diseminarse en el organismo.”
La solución es curar a los enfermos, y rápido: “Con un buen tratamiento, el paciente deja de contagiar muy rápidamente, a lo sumo en dos o tres semanas”, explica González Montaner, y observa que “lamentablemente, se le ha perdido el respeto a la tuberculosis: hace 50 años, se sabía bien que el paciente debe ser adecuadamente aislado y atendido”.

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