SOCIEDAD › EL PT CONFIA EN LOS INDUSTRIALES

El dólar existe y no se nota

 Por Martín Granovsky

La cotización del dólar es un dato importante en Brasil pero no una obsesión al nivel argentino. Por ejemplo, los noticieros de televisión dicen que la divisa norteamericana subió o bajó, mucho o poco, pero evitan dar el valor exacto. Comprar dólares es difícil, y en el centro de San Pablo son pocas las cuevas, por supuesto siempre disfrazadas de empresa de turismo con carteles anclados en los años ‘40.
La suba del dólar, que de todos modos en los últimos días bajó en relación con el real, fue responsable del aumento en el gasto financiero de las empresas y produjo un incremento de alrededor del uno por ciento en la canasta familiar.
Sin embargo, la preocupación desmedida por la paridad cambiaria funciona como un símbolo. A mayor obsesión, mayor identificación con Wall Street y sus consultores, que parecen una isla de duda ante el probable triunfo de Luiz Inácio Lula da Silva. En el comité del PT circuló con preocupación la noticia de que las firmas de análisis de riesgo montaron guardias en Nueva York y sus filiales brasileñas para el domingo, a la espera de un triunfo del Partido de los Trabajadores en primera vuelta.
Al mismo tiempo, observaron con interés que sólo doce representantes de los Estados Unidos firmaron una carta a George W. Bush en términos de guerra fría. Los doce recuerdan que Lula lideró los encuentros de Porto Alegre, que definen como “una reunión de organizaciones y alianzas comunistas radicales”. También cuestionan “su relación estrecha con el dictador comunista Fidel Castro en Cuba y su crítica al Tratado de No Proliferación Nuclear”. Lula había dicho que el TNP era discriminatorio. José Serra, el candidato oficialista, lo acusó de querer fabricar la bomba atómica y el postulante del PT debió aclarar que su partido siempre fue pacifista.
La confianza de los lulistas en economía está puesta no tanto en los sectores financieros sino en el apoyo cada vez más creciente de los industriales paulistas. Ricardo Carvalho, presidente de la poderosa Asociación Nacional de Fabricantes de Automotores, dijo que no descarta un pacto con el PT “para superar la crisis”.
Con Lula ya está, como candidato a vice, José Alencar, que factura 300 millones de dólares al año en toallas y camisetas y, sin que pueda ser considerado un izquierdista, se define como “nacionalista, y no xenófobo” cuando critica la aceleración del Area de Libre Comercio de las Américas. Con Lula está, también, Enrique Staub, el dueño de la electrónica Gradiente, un viejo amigo de Serra que este año sorpresivamente anunció que votaría a Lula.

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