SOCIEDAD › LOS POSIBLES EFECTOS DEL CAMPO ELECTROMAGNETICO

El debate llegó hasta la OMS

 Por Pedro Lipcovich

Un panel de expertos convocados por la Organización Mundial de la Salud definió los campos electromagnéticos propios de los cables de alta tensión como “posible carcinógeno para los humanos”, vinculándolos con “una duplicación del riesgo de leucemia infantil”. En cambio, no hay indicios consistentes de que provoque otros tipos de cáncer en niños ni en adultos. El tema está en plena investigación por agencias internacionales, y una publicación científica del mes pasado abre la perspectiva de una nueva serie de pruebas.
En junio de 2001, la Agencia Internacional para la Investigación sobre Cáncer (IARC), dependiente de la OMS, convocó un panel científico formado por 21 expertos de diez países para examinar la evidencia que pudiera relacionar los campos magnéticos producidos por líneas eléctricas de alta tensión con el desarrollo de cáncer en humanos. El resultado fue la clasificación de esos campos como “posiblemente carcinogénicos para los humanos”, a partir de una “asociación estadística consistente entre un riesgo duplicado de leucemia infantil y la exposición a un campo magnético por encima de los 4 miligauss”.
En la Argentina, “los requisitos de seguridad para las líneas de 132 kilovolts cubren una distancia de 12,50 metros, en la cual no puede haber construcciones de ningún tipo –explicó a este diario Miguel Maduri, especialista de la Universidad del Comahue–; en el borde de esa franja, los valores magnéticos están en 250 miligauss”; es decir que los valores señalados por la comisión de la OMS quedan por fuera del área protegida.
El panel convocado por la OMS (entidad que sostiene un sector específico, el EMF Project, dedicado al tema) no encontró, en cambio, evidencia consistente de asociación entre campos magnéticos y otros tipos de cáncer en niños, ni tampoco de asociación entre estos campos y ningún tipo de cáncer en adultos. Un estudio –publicado el mes pasado por la Facultad de Medicina de la Stony Brook University– sobre más de dos mil mujeres de Long Island, Estados Unidos, “no pudo encontrar evidencia de relación entre cáncer de mama y exposición a campos electromagnéticos”.
El Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental de Estados Unidos (NIEHS) se adhirió a la categorización de esos campos electromagnéticos como “posible carcinógeno humano”, a partir de “la mayor frecuencia de leucemias infantiles y –agregó– de leucemia linfocítica crónica en lugares de trabajo” expuestos a estos campos.
Pero el NIEHS señaló que “ni los estudios sobre animales ni los de laboratorio confirman el riesgo de enfermedad sugerido por los estudios epidemiológicos”. Esto define el punto en que se halla la investigación: los estudios de campo encuentran un aumento de la frecuencia de leucemia en chicos; pero, cuando los investigadores les aplican campos magnéticos a animales de laboratorio, éstos no contraen leucemia, de modo que los datos de los epidemiólogos no pueden corroborarse ni se puede encontrar el mecanismo biológico al que pudieran obedecer.
En el número de junio de la revista del NIEHS Environmental Health Perspectives, Joseph Brain, de la Universidad de Harvard, y un equipo de investigadores, proponen una solución: la acción del campo magnético se ejercería sólo cuando la persona se pone en contacto con dos superficies con diferente voltaje: esto abre la perspectiva de nuevos experimentos donde, por fin, los datos de la epidemia se reflejen en los laboratorios.

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