SOCIEDAD › LOS HáBITOS DE LA ATENCIóN A MUJERES

“Menos y más tarde”

 Por Pedro Lipcovich

“Si un hombre llega a una guardia con dolor de pecho, lo primero que le hacen es un electrocardiograma; si es una mujer, lo más probable es que no se lo hagan y diagnostiquen que es cervicalgia o es histérica o tiene gases”, comentó Melina Huerín, secretaria de Epidemiología y Prevención de la Sociedad Argentina de Cardiología. La “Guía para la prevención del ACV en mujeres”, recientemente publicada en Estados Unidos, advierte que “las mujeres reciben menos tratamiento o tratamientos desacertados”. Y la demora en recibir atención (por eso de que “es histérica” o “tiene gases”) lleva a que se pierda la “hora de oro”, la primera a partir del evento cardiovascular, cuando la intervención tiene mucho más chances de ser efectiva.

La “Guía...”, elaborada por las asociaciones médicas norteamericanas del Corazón y del ACV, observa que “aunque las mujeres obtienen tanto beneficio como los hombres de los medicamentos contra la hipertensión, son menos las mujeres que llegan a controlar su presión arterial”, lo cual podría deberse, entre otras causas, a que “las mujeres reciben un tratamiento menos intenso o no se les administran los medicamentos adecuados”. Hay más. Pese a la alta incidencia de enfermedad cardiovascular y ACV en las mujeres, “las mujeres vienen estando sub-representadas en las investigaciones clínicas”: según un estudio, sólo el 25 por ciento de los casos investigados corresponde a mujeres, pese a que constituyen más de la mitad de la población afectada.

En la Argentina, “las mujeres reciben menos angioplastia que los varones, menos by pass, menos cinecoronariografía, menos rehabilitación cardiovascular, reciben menos de todas las intervenciones”, señaló Huerín, y graficó: “En casos de infarto, bajo las mismas condiciones, la mortalidad en las mujeres supera entre el 50 y el ciento por ciento a la del varón –agregó la cardióloga–: puede ser que incidan cuestiones como el menor tamaño de sus arterias coronarias pero lo cierto es que con las mujeres todo se hace menos y más tarde: llegó más tarde al sanatorio, nadie la diagnosticó, la postergaron...”.

–Esto indicaría un prejuicio por parte del personal de salud –observó Página/12.

–El tema es complejo y arranca en la mujer misma –contestó Huerín–: la primera demora suele producírsela ella misma, que tiene un dolor de pecho pero no cree que sea algo cardiovascular, no avisa, no se preocupa, no conecta con eso. En la Fundación Cardiológica hicimos una encuesta a 600 mujeres de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano: a la pregunta por cuál creían que es la primera causa de muerte de mujeres en la Argentina y en el mundo, menos del diez por ciento contestó que son las enfermedades cardiovasculares: la enorme mayoría contestó que es el cáncer y en particular el cáncer de mama. En realidad sólo una de cada 26 mujeres muere de cáncer de mama, que es muy frecuente pero mata poco; y una de cada dos a tres mujeres muere por causas cardiovasculares, sobre todo ACV.

“La siguiente demora viene del entorno familiar –continuó la cardióloga–: nadie cree que ella pueda tener un evento cardiovascular, seguro es que ‘está nerviosa’ o algo así; la siguiente demora es cuando llega la ambulancia o va a la guardia y no hacen más que darle un ansiolítico. La mayoría de mis pacientes mujeres tiene ese tipo de historia: ‘Me dieron Lexotanil y me mandaron a casa...’ Y en los eventos cardiovasculares el tiempo vale oro: se dice que la primera hora es ‘la hora de oro’ para recibir atención, y la mujer casi nunca llega en la primera hora.”

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