SOCIEDAD › OPINION

Resabios de la Inquisición

Por Walter Barbato *

Indicadores de salud reproductiva en la Argentina nos indican que mueren por día de una a dos mujeres por complicaciones de aborto; que la mitad de las camas de los servicios de ginecología está ocupada con pacientes con complicaciones de abortos; que se realizan aproximadamente entre 600.000 a 700.000 abortos provocados por año; lo que lleva a que haya en nuestro país un aborto por cada nacimiento; que se producen 100.000 partos anuales de adolescentes entre 10 y 19 años, solamente 3000 en menores de 14 años, etc., etc.
Estos datos, si bien son actuales no aparecen súbitamente hoy, ni aun este año, ni aun en los más recientes. Antes bien, son el resultado de una situación que se arrastra desde muchas décadas atrás, pero que evidentemente empeora con el transcurso del tiempo. Por ello urge buscar soluciones al problema, en el afán de salvar vidas y evitar el grave deterioro de la salud física, psíquica y social de grandes grupos de población, en especial mujeres de condiciones socioeconómicas menos favorecidas. ¿Pero es que en nuestro país la sociedad no ha traído ninguna solución al problema? Sí, lo trajo en el siglo XIX y es la penalización del aborto, incluyendo la penalización de la mujer que padece esta situación. ¿Y cuál ha sido el resultado de esta política penalista y represiva? ¿Mejoró la situación? ¡No! ¿Disminuyó el número de abortos? ¡No! ¿Mejoró la situación de salud de las mujeres? ¡No! ¿Entonces cuál es el sentido de una política que criminaliza el aborto, que los expertos acuerdan en considerar una enfermedad médico social? Vemos en quienes se aferran dogmáticamente en mantener esta política resabios de la política criminalística desarrollada por la Inquisición que incluía la denuncia anónima, la cárcel de las mujeres acusadas de brujerías, la tortura para la confesión y finalmente la pena de la hoguera. Creemos que no es racional seguir negando la posibilidad de modificar una legislación que es absolutamente inoperante y que más aún, ha contribuido a empeorar la situación. Por todo ello nuestra propuesta a esta problemática es: información para “saber”, educación sexual para (tener) una educación integral, anticoncepción para prevenir el embarazo no deseado y aborto seguro (es decir despenalizado) para no morir.

* Médico. Profesor titular de la Facultad de Ciencias Médicas. U.N. de Rosario.

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