SOCIEDAD

El caso Blumberg y la Bonaerense

 Por Horacio Cecchi

Desde diciembre, cuando fue designado Raúl Rivara como ministro de Seguridad provincial, la idea de una purga en la Bonaerense era un hecho. La lista comenzó a confeccionarse a principios de febrero, apenas fue designado Eduardo Colaci como máxima jerarquía policial. La intención era incluir nombres con mala fama entre los pases a retiro por superar los 30 años de servicio. Lo que se conoce como una limpieza de imagen. El dato se filtró a los medios el 6 de marzo. El volcán entró en erupción. Doce días después lo secuestraban a Axel Blumberg. En cualquier lugar del mundo, un hecho no tendría relación vinculante con el otro, pero si se trata de la Bonaerense resulta difícil eludir la suspicacia. “El jueves pasado –reveló a Página/12 un alto funcionario policial–, Colaci estuvo reunido para hacer el último chequeo de la lista que se iba a publicar al día siguiente.” Pero el viernes la lista no apareció: el escándalo tras la muerte de Axel postergó la decisión unos días. Curioso: entre los 269 pases a retiro obligados figuran tres pilares del ex poderoso Claudio Smith.
Quien ingresa a la Bonaerense sabe que el final de la carrera llega con los 30 años de servicio. En ese momento se produce el retiro activo. De todos modos, está contemplada una alternativa: la decisión final del retiro es una facultad discrecional de la jerarquía, quien podrá resolver la continuidad o el pase a retiro. Históricamente, todos aquellos que con más de 30 años tienen algún soporte político, son pedidos por tal o cual, o son necesarios para Fulano o Mengano entran dentro de la facultad discrecional de la continuidad por unos años más.
Cuando Raúl Rivara llegó al cargo de ministro de Seguridad lo hizo con la orden de iniciar la limpieza de imagen. Desprenderse de todo aquel que tuviera mala fama, al menos fama pública. La idea comenzó a tomar cuerpo después de la designación de Colaci al frente de la Bonaerense.
Según reveló un alto comisario a Página/12, el listado de los próximos retiros ya está firmado y quedó compuesto por 269 oficiales: 26 comisarios mayores, 114 comisarios inspectores, 92 comisarios, 36 subcomisarios y 1 oficial principal. Todos con 30 años o más de servicio. La enorme mayoría corresponde a aquellos que no tienen de dónde quedar colgados. Pero entre ellos fueron incluidos nombres con 30 años cumplidos pero con galones para defenderse del retiro. Como ejemplo podrá mencionarse a Rodolfo Díaz (ex jefe de la Departamental de Quilmes), Soto (actual jefe de la Departamental de Lomas de Zamora) e Introna (segundo de Díaz). Los tres llegaron a sus puestos de la mano de Claudio Smith. Y todo indica que Smith perdió en la interna. Había llegado a la estratégica Dirección General de Operaciones Estratégicas y aspiraba al puesto que finalmente ocupó Colaci. El caso de Smith no es el único, pero es el más visible.
“A Axel lo secuestraron poco después de que saltó a los medios lo de la purga –deslizó en tren de hipótesis la misma fuente–. Y es muy raro que lo hayan matado. Esto parece más que fuera para embarrarle la cancha a alguien.”
¿Quién es el más golpeado como resultado del fracaso?: por un lado Rivara, quien les puso la firma a los 269 retiros. Por el otro, el fiscal federal Jorge Sica, responsable del caso Blumberg. “Sica empezó a tener demasiado protagonismo después del rescate del padre del Corcho –continuó el comisario–. En ese caso a Sica lo usaron. El operativo fue diseñado para matarlos a todos porque empezaban a interferir demasiado en el negocio narco, pero se lo vendieron como la solución del caso Rodríguez: el rescate del padre y la muerte de los secuestradores. Y necesitaban una orden judicial. Después del rescate, Sica se montó en el éxito y creyó que había que hacer todo igual como si fuera un manual.”
Todo indica que en el caso Blumberg hubo una intervención desmedida de la policía o un error en las comunicaciones. Pero algunas preguntas convergen sobre una sospecha: ¿fue un error por desidia o fue un fallo provocado para abortar el rescate?
Los patrulleros que estaban en el lugar del pago del rescate, tal como denunció Juan Blumberg, no tenían nada que ver con el operativo. “Lo que se hace es sacar a los patrulleros de comisaría del lugar –dijo el comisario–. No se puede dar una orden directa porque se corre el riesgo de que se filtre el dato y se ponga en alerta a los secuestradores. Lo que se hace es inventar un hecho, se prende fuego a un auto a cincuenta cuadras para concentrar a los patrulleros lejos del lugar.” Esta vez, no hubo autos incendiados, ni denuncias anónimas, ni nada. Simplemente, los patrulleros estaban donde no debían estar. Una hipótesis es la de golpear a Rivara y/o Sica. La otra, que no excluye la primera, es que los secuestradores se hayan quedado sin soporte. “Cuando uno está en los secuestros los de la DDI te empiezan a caminar –describió la fuente–. Un día te chupan, te dicen queremos el 20. Los tipos hacen el hecho y después viene la postura. Si no viene, empiezan los problemas.”

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