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El cuerpo doctrinal impuesto desde 1939 en Estados Unidos para restringir interpretaciones como la que hizo el lunes el Departamento de Justicia sobre la segunda enmienda de la Constitución intentó ser actualizado y potenciado por la Administración Clinton con leyes que no vieron la luz. Luego de la masacre de Littleton (Colorado) en 1999, Bill Clinton presentó al Congreso un paquete de proyectos para endurecer las leyes sobre posesión de armas, que el Senado aprobó, pero que la Cámara de Representantes vetó por la supuesta presión de la Asociación Nacional del Rifle (ANR), presidida por el actor Charlton Heston.
Un nuevo sistema de control de compra de armas entró en vigencia a fines de 1998, como una ampliación de la ley Brady –vigente desde 1994, aplicada a la compra de revólveres y pistolas– ahora extendida a escopetas y rifles, obligando al comprador a llenar una ficha personal de registro del FBI. En abril de 1999, la recordada tragedia de la escuela del Colorado, con la matanza de 13 chicos por parte de dos jóvenes de 18 y 17 años armados hasta los dientes, que luego se suicidaron, tuvo su efecto contagio una semana después cuando un jovencito de 15 años hirió a seis compañeros en el colegio Conyers, de Georgia, tras lo cual se entregó a la Justicia. La seguidilla envalentonó a Clinton a convertir en ley nuevas medidas sobre control de armas.
Cuando por fin el Senado aprobó en mayo de 1999 el proyecto de ley –con el voto del vicepresidente Al Gore, que rompió el empate 50-50– que obligaba a verificar los antecedentes de los compradores de armas, así como vender las nuevas armas con un cerrojo o en una caja de seguridad, recibió el veto de la Cámara de Representantes; según trascendió, por las presiones de la influyente ANR. Dato curioso: el Congreso norteamericano vio más de 50 proyectos de ley sobre desarme durante 1999.