SOCIEDAD › EL CASO DE UNA NIÑA DESAPARECIDA EN LA RIOJA

Otra nena atrapada en la red

Por C. A.

Florencia no es la única. Hay una niña riojana desaparecida desde la noche del 26 de abril que hoy sigue en manos de la red de tratantes de blancas. Vivía en el Barrio Sembrador, de la capital de La Rioja, junto a sus hermanos y sus padres. Eran alrededor de las 20.30 cuando pasó por la casa de un vecino. Su mamá estaba allí de visita. Le pidió permiso para ir a unas cuadras, a la casa de su abuela. La madre le dijo que sí, pero que fuera con su hermano de ocho años para que la acompañara. Nunca volvió a la casa. Se la tragó la noche riojana.
El juez del caso, Alejandro Arce, pasó por encima de la voluntad de la policía riojana, cuyos sagaces investigadores insistieron hasta hace un mes y medio con que la chica se había escapado con “un noviecito”. Arce encabeza una pesquisa que detectó ramificaciones de una red de trata de blancas en la provincia de Córdoba y también en Santiago del Estero, donde las sospechas apuntan a la ciudad de La Banda, a minutos del centro santiagueño.
Allí el operador de la mafia sería Juan Carlos Ovejero, sospechado de ser un proxeneta, que también tuvo problemas con la Justicia por el secuestro de otra chica, de 14 años, a quien según la Justicia reclutó como prostituta cuando trabajaba como empleada doméstica en la capital tucumana. El hombre tiene además contactos con el famoso Mario “El Malevo” Ferreyra, tal como figura en el expediente judicial. El grupo al que pertenece Ovejero había creado una “especie de obra social que les daba cobertura médica a las mujeres a las que tenían trabajando”, les dijo a Página/12 una fuente judicial.
Por la desaparición de la niña riojana en el cabaret de Jesús María La Cicciolina, el juez Arce detuvo a tres sospechosos: una mujer brasileña y dos argentinos que manejaban el lugar. En La Rioja fue detenido un hombre de apellido Romero, quien fue empleado de Liliana Medina, la dueña del cabaret El Desafío, donde fue vista con vida Marita Verón, una chica tucumana que también está desaparecida. Todos están imputados del delito de privación ilegítima de la libertad agravada por la edad de la víctima: 13 años.
En la Justicia tucumana conocen otro caso, esta vez el de una nena de 14 años con una “edad mental de 11”. La niña fue secuestrada en el Hospital Padilla de San Miguel. Su madre había ido a la capilla del lugar a rezar cuando un hombre la sacó de la cama y se la llevó. Los investigadores interrogaron a una enfermera que aparecía como sospechosa de ser cómplice en el secuestro. Las pistas llevaron a un hombre que la mantenía encerrada en el cuarto de una casa, donde junto a sus primos la obligaban a prestar servicios sexuales. La policía la encontró en medio de una crisis de nervios. Su captor se encuentra en libertad.

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