SOCIEDAD › OFERTAS Y DESCUENTOS EN UNA COMPETENCIA FEROZ

La guerra de los radiotaxis

Igualados por los letreros que identifican sus autos como radiotaxis, propietarios y conductores apelan a nuevas estrategias para pelear en un mercado cada vez más restringido. Descuentos, viajes, cenas o entradas para espectáculos son parte de las promociones con los que las empresas se lanzan a captar clientes grandes (y no tanto).
La competencia alimenta internas en el sector de los radiotaxistas: la más antigua es la que enfrenta a los pioneros del negocio, en su mayoría dueños de las pocas frecuencias de radio existentes en el mercado, con los más nuevos, en su mayoría, arrendatarios de las frecuencias que utilizan, quienes trabajan con permisos precarios otorgados por el Gobierno de la Ciudad.
En esa pelea, los primeros se vieron obligados a abolir el recargo de 1,40 peso por pedido telefónico del servicio, algo que no cobraban los nuevos. Una empresa de primera línea, incluso, tuvo que anunciar la novedad con un letrero pintado en las puertas traseras, junto al nombre y el teléfono de la firma.
Cuando todo parecía nivelado, aparecieron algunas compañías de radiotaxis con ofertas para captar clientes, apuntando especialmente a empresas pero también a usuarios particulares. “Cuando todo empezó a caerse, les consultamos a los choferes si estaban dispuestos a hacer un descuento del 20 por ciento para probar. Nos dio un resultado mayor al esperado y decidimos seguir”, relata José Ibarra, socio de una de las empresas de última generación y directivo de la Asociación de Radiotaxis de la Argentina (Adra), que nuclea a 42 empresas.
Muchas son las empresas que hacen descuentos del 10 por ciento para quien paga en efectivo o para los grandes clientes con cuenta corriente. Otras instrumentan tarjetas que habilitan descuentos de un peso para los viajes de entre 4 y 7 pesos; de 2 pesos para los de 7 a 14, y de 3 pesos para los que superan esa suma. Y otras tantas implementan premios para los clientes que llegan a los diez viajes, como cenas para dos personas o viajes a lugares turísticos.
Las empresas nucleadas en la Cámara –las más viejas en la actividad– protestaron contra esta situación y reclamaron en la Legislatura la sanción de una ley para prohibir los descuentos. La norma, finalmente, fue descartada por los legisladores. “No se resignan a haber perdido el monopolio”, dice un tachero, de los que hace descuento, como reproche a sus competidoras.

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