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Domingo, 14 de marzo de 2004

INDUSTRIAS > LA SITUACION DE LAS PYMES EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

Sobrevivientes del huracán de los ‘90

 Por Natalia Aruguete

El año pasado, las pymes de la ciudad de Buenos Aires aumentaron su producción en casi un 20 por ciento, incrementaron un 10 por ciento las horas trabajadas y contrataron un 5 por ciento más de personal. Ese crecimiento abarcó las ramas industriales que abastecen principalmente el mercado interno: alimentos, textil, productos químicos, metalmecánica, bebidas, papel, impresiones y laboratorios. Sin embargo, algunos empresarios consultados por Cash afirmaron que ahora venden más unidades pero disminuyó el margen de rentabilidad porque tuvieron que absorber aumentos de costos.
La Secretaría de Producción, Turismo y Desarrollo Sustentable porteña estima que la ciudad de Buenos Aires alberga a 100 mil empresas micro, pequeñas y medianas que emplean a casi un millón de trabajadores. Un estudio del Centro de Estudios para el Desarrollo Económico Metropolitano (Cedem) detalla los obstáculos que enfrentaron las pymes durante la convertibilidad: los encuestados apuntaron a la imposibilidad de competir en precios con los artículos importados, culparon al retraso cambiario y a la creación del Mercosur y atribuyeron la caída de sus ventas a la depresión del mercado interno.
La Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas coincide con ese diagnóstico. “La clave es mejorar la distribución del ingreso y con ello, la capacidad de consumo. Pero el Gobierno todavía no avanzó en esa dirección. La sustitución de importaciones tiene un techo”, señaló el titular de esa agrupación empresaria, Francisco Dos Reis.
A comienzos de 2002, las firmas redujeron la cantidad de productos, bajaron sus costos operativos, despidieron personal y extendieron la jornada laboral. Recién a mediados de ese año, los empresarios vieron crecer sus ventas y ganaron mercado a partir de la competitividad que alcanzó la producción local. Las dificultades para acceder al crédito fueron un obstáculo antes y después de la convertibilidad por las altas tasas de interés, los bajos montos ofrecidos y las exigencias de información sobre balance y análisis de riesgo.
Según Eduardo Hecker, flamante presidente del Banco Ciudad de Buenos Aires, “la entidad sufrió las consecuencias de la salida traumática de la convertibilidad pero igualmente reabrió sus líneas de crédito a tasas más bajas que el resto del mercado”. El Banco Ciudad tiene quince líneas de crédito diferentes para pymes. Esas compañías tuvieron una política conservadora en materia de financiamiento: “Se manejaron con fondos propios a fines de los ‘90. Esto, sumado a capacidad ociosa acumulada, permitió que la recuperación fuera más rápida”, evaluaron las autoras del informe del Cedem, Agustina Briner y Adriana Cusmano.
Héctor Campagna, dueño de Servex –una fábrica de 15 empleados que produce químicos para productos electrónicos– dijo a Cash que “el empresario pyme trata de evitar los servicios bancarios. A pesar de lo que declama el Gobierno, faltan políticas activas que apunten a las pequeñas y medianas empresas”. El caso de Tandanor, un astillero manejado por sus trabajadores, es similar. Para el director de esa firma, Miguel Angel Malvicini, “el fin de la convertibilidad fue un paso importante pero todavía hacen falta medidas concretas para el desarrollo sostenido de la industria”.
Martín Schorr, investigador de Flacso, enfatizó la necesidad de “enseñar a exportar a las pymes, otorgarles exenciones en el pago de impuestos, incentivar la conformación de conglomerados de pequeñas industrias que fabriquen productos similares para venderlos al exterior, modificar radicalmente la estructura arancelaria, reforzar los controles aduaneros y respetar la ley de “Compre Argentino”, vulnerada durante la década pasada.

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