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Domingo, 9 de octubre de 2011

OPINIóN › NUCLEOELéCTRICA ARGENTINA SA. LA INAUGURACIóN DE ATUCHA II

La “NASA” argentina

 Por Juan Jose Carbajales *

Nuestra sociedad suele identificar en el deporte a los símbolos del orgullo nacional, como la Generación Dorada recibiendo la medalla de oro olímpica o Los Pumas abrazados cantando el Himno. Pero no es exagerado pensar que los técnicos e ingenieros que, con un cartel de “cuidadores de cementerio”, resguardaron los equipos e instalaciones de ese “no lugar” que durante largos lustros fue Atucha II, también pueden ser parangonados con los héroes de una causa patriótica.

A partir de su paralización, a mediados de los ’90, innumerables insumos provistos por la alemana Siemens fueron mantenidos en sus estuches herméticos originales para protegerlos de la corrosión. Darles a esas piezas inermes un aprovechamiento funcional, luego de inacabables pruebas de desempeño y seguridad, fue la meta de aquellos trabajadores, algunos por entonces ya jubilados, que volvieron con pasión a ponerse la casaca de la energía pública.

Todo se realizó bajo la estructura societaria de Nucleoeléctrica Argentina, nuestra “NASA”, que fue creada en 1994 en el ámbito de la Secretaría de Energía, titular del 99 por ciento de sus acciones “hasta que se privatice” el sector (lo que no pudo lograrse), y se le asignó el de-sarrollo de la actividad de generación eléctrica vinculada con las centrales nucleares Atucha I y Embalse, y la de construcción, puesta en marcha y operación de Atucha II.

Luego, en 2006 y de la mano del plan de reactivación nuclear por parte del gobierno de Néstor Kirchner, se creó al interior de NA-SA la Unidad de Gestión Atucha II, que compatibilizó la agilidad del derecho privado con los estrictos controles del interés público comprometido (Sigen, AGN y la Autoridad Regulatoria Nuclear).

En tanto, Sociedad Anónima del Estado operó como un instrumento útil para llevar a cabo la política pública indelegable en un sector estratégico, que redundará en la incorporación de una potencia de 745 mw al sistema interconectado nacional y su consiguiente aporte a la diversificación de la matriz energética, pasando del 7 al 10 por ciento el recurso nuclear. Así, tanto Atucha II como la futura cuarta central y el desarrollo del prototipo Carem evidencian una sinergia positiva al interior del sector público, que involucra a NA-SA, Conea, el Invap y diversos ministerios. En este marco también debe inscribirse la celebración de convenios de cooperación nuclear con Brasil para usos pacíficos.

En un tiempo en que proliferan los detractores de las empresas públicas, incluso cuestionando los fondos presupuestarios que recibirán en 2012, es oportuno destacar la importancia de haber decidido retomar las riendas de un desarrollo productivo, tecnológico y científico a partir de la apuesta por las capacidades internas, reconvertido ahora en “custodios de la soberanía”, como les agradeció la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a los obreros de NA-SA

* Autor del libro Las sociedades anónimas bajo injerencia estatal (Sabie).

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