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Domingo, 5 de marzo de 2006

DOS OPINIONES DE ECONOMISTAS ARGENTINOS

Pablo Levin
economista y docente de la UBA

“No condenar la producción de papel”

¿Qué tipo de modelo productivo ve desplegarse en la numerosa radicación de pasteras en la región?

–Estas inversiones ponen de manifiesto que los criterios geográficos y técnicos de localización de las plantas se hacen como si se tratara de territorios deshabitados. Quiero decir: estas inversiones no forman parte de ninguna política de desarrollo industrial ni de protección ambiental por parte de los estados involucrados. Estamos en presencia no justamente de naciones sino de países que administran territorios y la poca soberanía que poseen no se concreta en políticas.

¿Diría que se trata de un nuevo desarrollismo sustentado en la producción de soja y pasta celulósica?

–Creo que no hay que condenar la idea de producción de papel en sí misma, así como tampoco la posibilidad de una industria sojera, siempre y cuando sean primeros pasos para configurar subsistemas industriales que multipliquen el impacto ocupacional y de ingresos a partir de una política planificada, con la obligación de una tecnología limpia. Sin embargo, ese dinamismo productivo y de diversificación no está organizado desde ninguno de los estados de la región. Y eso es lo grave y contraproducente para combinar desarrollo y progreso, lo que hoy vemos fuertemente disociado.

Abel Viglione
economista de FIEL

“Después se instalarán aserraderos”

¿Qué impacto tienen las pasteras en la contratación de mano de obra?

–Hay actividades que incrementarán la ocupación. No debido a la ocupación de planta, ya que como toda industria, ésta no es intensiva en mano de obra sino en capital. Pero ahora el raleo de bosques, es decir la limpieza del suelo de los bosques, al igual que los chips de madera pasan a tener un valor que antes no tenían. Es decir, hay un trabajo en el mantenimiento del bosque artificial y el transporte de esos residuos que sin las fábricas de celulosa es un material que se descarta.

¿Qué beneficios obtiene una economía como la uruguaya siendo que se instala en zonas francas?

–Las zonas francas son sistemas de atracción de inversiones que hacen los países y ciertas regiones. Uruguay tiene una política de forestación hace 18 años con subsidios más grandes que en la Argentina, lo que llevó a que inviertan en esa actividad capitales internacionales y también uruguayos y argentinos. Yo creo que el próximo paso será –luego de la exportación de rollizos y de la actual instalación de las fábricas de celulosa– la instalación de aserraderos.

¿Cree que no se trata de un proceso sólo extractivo?

–En el mundo entero las fábricas de papel están integradas hacia abajo. Producen el cloro que blanquea el papel y producen la pasta celulósica. Las no integradas son las que se quedan con el stock cuando baja el precio de la pasta, que tiene un promedio histórico de 500 dólares la tonelada.

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